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Corazonada

Narración omnisciente

—— ¿Señorita? ——la voz del pelimorado sonó casi en un susurro, incluso creyó que solo fue un pensamiento.

Pero la pelinegra lo había oído

Kurisu se encontraba del otro lado del marco de la puerta en la entrada del hogar, con aquel viento soplando sus largos cabellos dándole una imagen fantasmal y sus ojos verdes se veían tan grandes que no podía dejar de mirarla, daba la sensación a qué el pelimorado la estaba soñando.

Hasta que la vio sonreír, sonreía un poco nerviosa, colocando ojitos de perrito sin darse cuenta y bajando la barbilla. Sus manos estaban detrás de ella a viva pose de niña buena comportándose de la mejor manera. Sin aquel porte autoritario que suele llevar y la identifica como líder.

La mente de Mitsuya se sentía inquieta al verla con aquel comportamiento raro, unas ganas de cuidarla rodeándola en sus brazos se instalaron en su cuerpo. Aunque sabía que primero debía saber porque se encontraba parada en el umbral de su casa.

—— hola, Takashi ——saludó también en voz baja, se recordó a si misma a cuando era más joven y temerosa —— ¿Puedo pasar?

Pregunto, hasta el momento solo habían intercambiado miradas. El mayor actuó de inmediato haciéndose a un lado para que ella pudiese entrar a su hogar, guíandola hasta el sofá de la sala para que esté más cómoda.

La dejo sola un momento para apagar el fuego de la cocina donde estaba cocinando algo para ver la televisión, tendría que esperar. En la sala la pelinegra se pregunto si llegar así había sido lo mejor, quizás tuvo que buscar una opción diferente, no lo pensó mucho en verdad.

Takashi la notaba distinta, sin dudas el ambiente no era el de siempre. Su señorita no le estaba sonriendo como de costumbre, no deslumbraba con su confianza ni tampoco oía su voz imposible de ignorar, le estaba preocupado.

Cuando volvió con ella se sentó a su lado con cuidado, dispuesto a conversar y saber que estaba pasando en este momento.

—— ¿Sucedió algo señorita? ¿A qué se debe su llegada? ——pregunto con cuidado, no quería hacerla sentir mal por una mala elección de palabras

—— yo. . Este bueno, pasaba por aquí y pensé que sería buena idea. . Am ——nunca la había oído balbucear, nunca en la vida.

Se discutía mentalmente si era necesario decirle la verdad, él porque había llegado así de la nada. Estaba acostumbrada a tener que ocultarle cosas para cuidarlo y hacer que no se preocupe, pero estando en su hogar no le parecía noble de su parte mentirle.

El mayor lo noto, veía como ella dudaba en decirle la verdad. A estas alturas creía que ella ya no iba a ocultarle nada después de esa conversación que tuvieron cuando el señor Yukita comenzó su trabajo como su guardaespaldas. Pero no sería tan fácil para ella confiar en él, así que le daría un pequeño empujón para empezar.

—— dígame la verdad señorita, no tiene porqué ocultarme nada ——le dijo con calma, usando sus dotes de hermano mayor para tranquilizarla y que lo vea como un lugar seguro.

Ella parecía ser una gatita temerosa, recordándole como lloraba en su regazo buscando de sus cuidados.

Kurisu vio en los ojos de Takashi todo lo que él trataba de transmitirle, sintiéndose más segura en poder contarle abiertamente lo que le había sucedido.

—— hoy tuve la cita con emma, estuve todo el día con ella y a lo último la reuní con Mazumi, Tara y Sofía para que la conocieran, como quedamos en el acuerdo. Estábamos paseando tranquilamente por un parque cuando unos chicos con el uniforme de la otra vez reconocieron a emma como la hermana de Mikey, las chicas y yo no queríamos problemas así que nuevamente nuestra primera opción fue irnos de ahí pero no dejaban de seguirnos hasta la salida, les ordene a las chicas qué acompañaran a emma a su casa y que yo resolvería todo ——relata la menor juntando sus manos cubiertas por sus guantes sobre el regazo sin verlo a los ojos, si no lo miraba sus palabras fluirán mejor.

Pandillas entre la élite [Mitsuya Takashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora