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El Plan

Narra Takashi

—— ¿Rintaro te molesto? Perdón, él se divierte de esa manera ——oigo la voz de la señorita sacándome de mis pensamientos, me había quedado observando la puerta cuando su hermano se fue

¿De que plan habla?

—— fue. . . Raro, no diría molesto pero si peculiar ——digo llevando mi mano izquierda a mi oído en dónde el pelinegro me había susurrando, me quedo una sensación rara en el cuerpo. Como una especie de hormigueo

—— hjum, él es así. ——la escucho reír un poco, volteo a verla por primera vez desde que volvió a la habitación.

Su rostro estaba menos hinchado y brillaba un poco. Seguía con las mejillas y nariz rojas y sus pestañas húmedas. Se había desmaquillado por completo ya que su delineado se había corrido, sus labios estaban un poco hinchados por llorar.

—— ¿Está en sus días señorita? ——le pregunté recordando lo que había dicho el azabache antes de irse

Ella alzó un poco las cejas ante mi pregunta, seguramente no se esperaba algo parecido. Bajo la mirada y asintió

—— Si. Perdón, es por eso que estoy sensible ——se disculpó jugando con sus dedos enfrente de su falta

—— no tiene porque disculparse ——digo tomando una de sus manos para atraerla a mí otra vez —— venga.

Pedí palmeando mi regazo para que tome asiento arriba mío nuevamente, ella de manera un poco tímida hizo caso acomodándose de la misma manera.

—— no tiene ningún malestar, ¿Verdad? ——pregunte acariciando su espalda, ella estaba erguida con sus manos sobre mi pecho.

Asintió ante mi pregunta viéndome atentamente. Sus ojos verdes brillaban de una forma muy bonita, no pude evitar sonreír por lo tierna que se veía.

Lleve mi mano hasta su mejilla para acariciarla, sus ojos se cerraron por inercia ante mi muestra de afecto.

Parecía una gatita.

—— seguiré trabajando, ¿De acuerdo? ——le aviso en voz baja acercando mi silla al escritorio para comenzar a trabajar

—— está bien ——susurro tomando lugar en mi pecho, haciéndose chiquita para impedir lo menos posible mi actividad.

Aunque no era para nada molesta nuestra posición y no afectaba a mi trabajo. No podía evitar ponerme nervioso ante está, mis manos temblaban un poco por nuestra cercanía y no podía meter el hilo en la aguja con facilidad.

Solo esperaba que mis latidos no estén tan fuertes como para que la señorita los oiga.

Agarre otra galleta para calmar mis nervios, ya no estaban tan calientes como en el principio pero seguían deliciosas.

Mire de reojo un momento a la señorita kurisu, respiraba con tranquilidad y parecía que en unos momentos caería dormida.

Debo cuidar más mis palabras con ella, no quiero hacerla sentir mal otra vez incluso si es por accidente. Desconocía de lo sensible que podría llegar a ser y eso me preocupaba un poco

Pandillas entre la élite [Mitsuya Takashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora