Barcelona y Nueva York

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Y así ella se sentó en mi mesa y conversamos una media hora hasta que comenzamos a caminar juntos pues yo tenía que tomar el tren de vuelta a Barcelona y ella un Avión de regreso a Nueva York. Caminando, querida, Luna me habló sobre sus estudios, sobre su primer libro –yo lo había visto en internet y nunca me atreví a leerlo– publicado hace un año. Me preguntó por mi libro. Aquel que escribí durante los primeros meses posteriores al termino y que alguna editorial quiso publicar no sé por qué.

Me preguntó si acaso la odiaba...

Cómo voy a poder odiarla, querida, si la veo radiante caminando por Paris, hablándome tan segura sobre sus logros. Cómo odiarla si de cierta manera fui yo el que se rindió porque estaba cansado de tanto esfuerzo. Cómo mierda voy a odiarla si aún la amo. 

París, ciudad de mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora