Congreso, café y Luna

2 0 0
                                    

Y es que fui al congreso y la verdad no entendí un carajo pues más de la mitad de los exponentes hablaban un francés que no logré descifrar. Por lo que, saliendo del segundo día, luego de exponer sobre mi tema y pasar inadvertido cómo uno más –supongo que debería contentarme con exponer en el maldito congreso en París, pero bueno, me gusta quejarme– salí a buscar un café en el que sentarme, fumarme un cigarro y pedir algo con alcohol para marear un poco mi angustia. Caminé entonces bordeando el Senna hacia la Catedral de Notre Dame para sentarme en uno de los cafés ubicados cerca del lugar. Era el único rincón de Paris que recuerdo con cariño pues allí con Luna nos reímos de nuestra mala suerte, escuchamos algo de música callejera y nos tomamos una foto en el pont des arts.

Llego al lugar. Pido un café y un whisky.

Fumo el primer cigarro esperando.

El segundo cigarro acompaña al café.

Cuando voy a prender el tercer cigarro y mojo mis labios en el whisky, querida, mi corazón se detiene pues creo ver un fantasma. Caminando entre la gente con una soltura tan propia y decidida, con el pelo rojo intenso cómo la primera vez que la vi, allí estaba ella. Luna estaba en Paris y yo también estaba en Paris. Mis manos se humedecen al instante, mi pie comienza a moverse y sé, o creo, que no me ha visto. Quizás sí. Quizás me vio en el congreso y por eso vino hasta aquí, eso debe ser.

Ella, entonces, giró su cabeza hacia donde estaba yo y pude ver nuevamente sus ojos terriblemente azules que, en contraste con su rojo cabello, cruzaron mi mirada una vez más luego de cuatro años.

No podía creerlo, querida, era imposible. Ella se acercó a mi mesa y riendo a carcajadas me dijo:

-No te creo! ¿realmente eres tú?

-No sé qué decir. Sí, soy yo.

-¿Cómo has estado? ¿Qué te trae por aquí? No puedo creer la coincidencia.

- Vine a la École de Estudios Superiores en Ciencias Sociales pues se cumplen 60 años del primer libro de Bourdieu, Los herederos.

- Te dedicaste a la sociología del arte

- y aprendí algo de francés. Y tu? Si hay un lugar en el mundo donde no esperaba que nos encontráramos era aquí.

- Yo también aprendí francés, más que algo. Vine porque hoy fue el lanzamiento de mi libro traducido al francés. De mi tercer libro en realidad, es una saga.

- Resultaron los talleres de escritura –dije algo triste

- no sé si diría eso. Pero sí, soy escritora. ¿Tienes algo que hacer? ¿Me puedo sentar?

París, ciudad de mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora