Junio de 2027. Hace unos meses me mudé a un departamento chiquito con Fiorella, es bastante chico y apenas alcanza el lugar para la cama, una PC de escritorio, una mesa chiquita y poco más. La cocina es bastante compacta, y en el baño podés sentarte en el inodoro mientras te cepillas los dientes, debido a lo estrecho que es. Las paredes están algo húmedas, las ventanas hacen ruido cuando las muevo, incluso la otra vez me cayó un pedazo de techo en la cabeza mientras dormía.
Sí, lo sé, esta cosa es horrible y es un milagro que no se haya derrumbado todavía, pero es lo poco que puedo pagar por ahora. Lo importante es que tenemos un techo bajo el cual vivir, aunque se caiga a pedazos... literalmente.
Dejando eso de lado, hoy me toca ir a un local que está a media hora caminando de casa, así que agarré mi bajo, el amplificador y salí hacia allá. Es viernes a la noche, es muy probable que el lugar se llene y nos dejen buenas propinas, si es que la gente es buena onda.
Llegué al lugar y vi a Carlos, Laureano, Andrea y Pablo, amistades y músicos.
—¡Alexis! ¿Cómo andás? —me saludó Laureano chocándome los cinco.
—Bien, bien, sobreviviendo como se puede.
—¿Seguís con Fiorella? ¿Qué tal va todo? —preguntó Andrea.
—Todavía sí, aunque nuestra relación es algo... difícil últimamente —suspiré un poco desanimado—. Ella dice que no tengo en cuenta lo que siente, que ya no soy tan genial como era de joven. Lo admito, estoy más gordo y viejo que antes, pero sigo tratándola como el primer día...
—Tranca palanca Alexis —dijo Carlos—, todo va a mejorar tarde o temprano, ya sea con ella o con otra persona.
Charlamos un poco más y entramos. Carlos es un excelente saxofonista, Andrea es la mejor baterista que conozco, Laureano es un tecladista bastante experimentado, Pablo canta de maravilla. Y yo... le pongo buena onda y hago lo que puedo. A veces me cuesta mantenerme a ritmo, pero la mayoría de nuestras improvisaciones suelen salir bastante bien.
Hoy fue una buena noche, tocamos hasta las 5 AM, nos dejaron buenas propinas, el dueño del bar fue bastante amable y se ofreció a ayudarnos a llevar nuestros instrumentos en su camioneta. Mis compañeros declinaron, ya que tenían sus propios vehículos, pero yo acepté porque es un poco inseguro caminar por estas horas con un instrumento. Subí mis cosas, entré a la camioneta y nos fuimos.
—Y... ¿qué le pareció? —le pregunté al dueño, tratando de sacar un poco de conversación.
—Bastante geniales, especialmente la baterista.
—Sí, ella la tiene re clara con la batería...
Hubo un rato largo de silencio, ya no me siento nervioso al subir a un escenario, pero sigo teniendo problemas de sociabilización.
—Avisame para dónde tengo que ir —dijo el hombre, cortando el silencio.
—Ah, sí, dentro de dos cuadras doble a la derecha por favor.
El dueño del bar asentió con la cabeza y siguió manejando según mis intrucciones, al llegar me ayudó a bajar mis cosas, esperó a que entre mis cosas para estar más seguro y se despidió. Cerré la puerta del departamento, quise girar la llave se trabó, al hacer fuerza para destrabarla sentí un ¡TAC! en la cerradura. Logré sacar la llave, pero le faltaba un pedazo. Es la tercera vez en el año que pasa, siempre le digo al dueño que tiene que cambiar la cerradura porque anda mal y no quiero tener que comprar llaves nuevas cada vez que pasa esto, pero nunca me hace caso.
Trabé la puerta con una silla, me senté al lado dispuesto a hacer guardia, estaba a punto de dormirme cuando escucho a Fiorella llamarme.
—Cariño... ¿por qué no venís?
—Se rompió la llave otra vez, y no quiero dejar la puerta así nomas.
—Ahí le mando un mensaje al portero para que ande alerta cualquier cosa, quedate tranquilo y vení conmigo.
Me cambié y me acosté junto a Fiorella, ella me besó en la frente y le envió un mensaje al portero. Tal vez mañana vaya a tocar al subte para juntar para una nueva llave, si tengo suerte consigo lo que me falta para comprarle un regalo importante a Fiorella, no lo sé. Sólo espero que todo sea mejor.
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Un Cliché a la Inversa 2: Casi Súperestrella
Teen FictionPasaron varios años desde los hechos del libro anterior, Beatriz y Alexis perdieron el contacto por diversas circunstancias de la vida. Aún así, él todavía tiene la esperanza de volver a verla algún día. Por fuera, pareciera que la vida de Alexis es...