Estos últimos días logré juntar lo suficiente para una llave nueva, también conseguí lo que me faltaba para mi regalo para Fiorella. Compré un anillo bastante simple pero bonito, quiero proponerle matrimonio y que sea la persona que va a estar a mi lado por toda la eternidad, pero estoy un poco inseguro debido a varias discusiones que tuvimos últimamente. Nuestra relación es algo inestable, pero realmente quiero que lo nuestro funcione.
Fui a casa con el anillo en el bolsillo, emocionado por darle la noticia a Fiorella, pero al entrar escuché un llanto que venía del baño.
—Corazón, ¿estás bien? —pregunté bastante preocupado.
—Tengo un retraso de casi dos meses... —contestó.
—No me digas que...
—No lo sé todavía, debería hacerme un test...
Me agarró un fuerte dolor de estómago y un mareo, me senté en la cama para respirar e intentar calmarme. Pero no puedo, simplemente no puedo. No estoy listo para una responsabilidad así.
—¿Y qué vamos a hacer? —pregunté
—Esperar, supongo, capaz es falsa alarma.
—¿Y si no lo es?
—Tocará hacernos cargo de la cagada que nos mandamos...
—¿Te parece que podemos criar un pibe estas condiciones? Nuestra casa es un asco que se cae a pedazos, estoy sin comer desde ayer porque quería que vos puedas comer, vos no estás trabajando. Lo que menos necesitamos en este momento es un hijo.
Fiorella salió del baño con los ojos hinchados de tanto llorar, con un notable enojo en su cara.
—¡¿Y por qué no nos cuidamos entonces?!
—¡Nos cuidamos! ¡Eso es lo más triste!, en todo momento usé preservativo, si estaba pinchado o algo así y no nos dimos cuenta no es mi culpa.
—¡Para eso directamente ni hubieramos tenido relaciones!
—¡Entonces perdón por ser un hombre con capacidades reproductivas! ¡Yo sólo quería pasar un momento íntimo y feliz con mi pareja tratando de estar lo más seguros posibles! —exploté sin poder aguantar las lágrimas—. Ya te dije mil veces que no podemos tener hijos en esta situación, que primero tenemos que estar estables económicamente, porque no vamos a andar dejando que nuestro hijo pase hambre
—¿Y qué hacemos entonces?...
—No lo sé, sinceramente...
Fiorella me abrazó y sintió el bulto del anillo.
—¿Qué tenés en el bolsillo?
—Nada, no puedo decirte ahora... perdón, necesito estar solo un rato.
Me levanté de la cama y salí al pasillo del edificio, intenté secarme las lágrimas pero no podía parar de llorar. Tal vez deba ir a lo de mi hermano, puede que él me ayude a sentirme un poco mejor y me guíe para solucionar todo este asunto. Lo malo es que Lautaro vive bastante lejos, aproximadamente a dos horas de distancia, así que no me conviene mucho. No tengo otro lugar a dónde ir para sentirme mejor, así que decidí caminar por la calle intentando relajarme.
Pasé frente a un restaurante, había un hombre con delantal barriendo la vereda, como su cara me resultaba familiar me quedé viéndolo unos segundos.
—Disculpe, ¿necesita algo? —preguntó el hombre dejando la escoba a un lado.
—Ah, perdón, sólo es que tu cara me suena bastante.
—Ahora que lo decís... —el hombre se acercó y me miró detalladamente— ¿Alexis?
—¿Cómo sabés mi nombre?
—¡Alexis! ¡Soy Catriel!
—¡Catriel! ¡Tanto tiempo!
Nos abrazamos con fuerza y él me invitó a entrar. Charlamos y nos pusimos al día sobre nuestra vida, me comentó que ganó el Telequino y pudo formar su propio restaurante, tuvo bastante exito, consiguió un novio increíble y le está yendo muy bien en la vida. Todo lo contrario a mí, que mi vida se está cayendo a pedazos.
—¿Y qué tal va todo con Fiorella? —me preguntó
—Bastante mal, peleamos bastante a veces, y hoy quise proponerle matrimonio pero no pude porque volvimos a discutir.
—¿Qué pasó? Si se puede saber
—Creo que está embarazada, y manejé la situación para el orto, ya que no podemos criar un hijo en estos momentos...
—Hmm... en caso de que lo esté, Roberto y yo podemos ayudarlos en lo que necesiten. Podemos darles un lugar donde estar por un tiempo, darles apoyo económico, o lo que quieran
—Te agradezco, pero no quiero sentir que soy un aprovechado
—Al contrario, lo ofrezco porque te adoro y porque puedo, sé que vos harías lo mismo por mí —dijo dándome un abrazo fuerte.
—Gracias Catriel, en serio gracias...
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Un Cliché a la Inversa 2: Casi Súperestrella
Teen FictionPasaron varios años desde los hechos del libro anterior, Beatriz y Alexis perdieron el contacto por diversas circunstancias de la vida. Aún así, él todavía tiene la esperanza de volver a verla algún día. Por fuera, pareciera que la vida de Alexis es...