Un Cliché a la Inversa 2: Casi Súperestrella

04.

Al día siguiente estaba charlando un rato con Pablo, Andrea y Laureano antes de entrar a trabajar, y saltó el tema de Fiorella.

—¿Y, Alexis? ¿Qué onda con Fiorella? ¿Cómo está? —preguntó Andrea.

—Bastante para el culo, sinceramente. Está con un atraso bastante importante, no nos animamos a hacer el test de embarazo pero la duda nos está matando...

—Si llega a dar positivo, estamos para lo que necesiten —Andrea agitó un puño cerrado—. Y más te vale que cuides a mi mejor amiga y a su posible futuro pimpollo, o te cago bien a trompadas.

—Eh, tranquila, siempre la cuido...

—Lo sé, lo sé, sólo me gusta joderte.

—Y si llega a dar negativo, yo pongo la casa para la joda —agregó Pablo

—Bueno gente, mucha charla, vamos a laburar porque tengo ganas de estar al lado de la estufa en vez de cagándome de frío —dijo Laureano agarrando sus cosas.

—Cierto, laburo. Bueno, mañana podemos ir a tomar un par de tragos si quieren, yo invito —respondió Andrea.

La noche fue un poco mala sinceramente, no vino mucha gente y el bar cerró temprano, pero al menos puedo volver a casa temprano, o más o menos... volver a las 2 AM un viernes a la noche es temprano.

Antes de que emprenda mi camino a casa, Pablo me detuvo.

—Alex, a vos te gusta mucho esa onda del rock y todo eso, ¿verdad?

—En realidad no tengo fijación por un género en específico, me gusta todo lo que se escuche agradable al oído, pero sí me gusta bastante. ¿Por qué?

—Tengo unos amigos que quieren formar una banda de rock, iban a abrir convocatoria para un bajista y un cantante, pero me acordé de vos y les comenté, así que si te interesa les puedo pasar tu número para que te contacten.

Mi corazón empezó a saltar de alegría, mi sueño de tener una banda por fin podía hacerse realidad, y no tendría que cargar con la responsabilidad de ser el líder. No soy muy sociable, así que eso es una gran ventaja para mí.

—Por supuesto, me encantaría intentarlo.

—Mañana les paso tu número, cuando te juntes con ellos contame cómo te fue. Buenas noches.

Fui a casa emocionado, quería comentarle a Fiorella la posibilidad. Llegué al departamento y puse la llave en la cerradura, al girarla se volvió a trabar. No podía dejarla ahí y quedarme durmiendo afuera, así que después de un par de golpes logré destrabarla, pasé y cerré con llave. Fiorella se despertó al escuchar todo el ruido que hice, me miró algo confundida, pero en menos de dos segundos su expresión pasó a ser seria.

—¿Cómo te fue mi amor?

—Para el ojete, pero tengo algo muy importante que contarte.

—¿Qué cosa? ¿Que me vas a proponer matrimonio por ejemplo?

—Además de eso, es... eh, bancá un toque.

Empecé a buscar la caja donde guardé el anillo, no estaba donde la dejé, no estaba entre mi ropa, no estaba en el escritorio, pero Fiorella la sacó de abajo de la cama.

—¡¿Dónde encontraste eso?!

—La verdadera pregunta es... ¿Por qué lo compraste si al principio de la relación te dije que no quería casarme?

—Creía que habías cambiado de opinión, que tal vez el matrimonio arregle un poco nuestra relación, pero recién ahora me doy cuenta que tendría que haberte preguntado...

—¿Y por qué no lo hiciste? Sabés que podés hablar de lo que sea conmigo.

—Porque quería que sea sorpresa, pero parece que ya no lo es.

Me senté en la cama, traté de calmarme controlando mi respiración, pero Fiorella seguía enojada.

—¿Y entonces qué vas a hacer con esto?

—No lo sé, ya no lo puedo reembolsar, y veo que vos no vas a cambiar de opinión, así que fue tanto esfuerzo para nada.

—Por eso tendrías que haberme preguntado antes.

—¡Lo sé! ¡No me di cuenta! ¡Perdón!, ya veré que hago con eso, no me lo repitas.

—No duermas conmigo, no quiero verte por un rato —dijo mientras se tapaba.

No me quedó otra que calmarme, guardar mi noticia para otro momento y dormir en la silla del escritorio.