Todos sabían que Satoru Gojo es el hechicero más poderoso por el hecho de tener un poder destructivo y de tan sólo mover un dedo podría matar a cualquier demonio. Pero igual era conocido por ser un cabeza hueca, tomándose todo de broma a lo que a algunos no les agradaba.
Uno de ellos, Sukuna.
La maldición más fuerte odiaba a muerte al peliblanco por el hecho de que lo había humillado cuando por fin había salido, y no sólo eso, sino que también si recipiente era capaz de controlarlo.
- ¿Entonces va a venir alguien igual de poderoso que usted, Gojo-sensei?- preguntó el chico pelirosa
- así es mi querido estudiante- sonrió- no ha de tardar
Y como dijo el mayor, llegó una chica con un antifaz cubriendo nada más sus ojos. Aún así, podía ver y caminar como si nada.
Cuando estuvo frente a ellos, la chica sonrió y abrazó al maestro.
- mucho que no nos vemos, Gogo
- vamos, no me gusta que me llames así
- pero si ese es el apodo que te puse de pequeños
- TN...
- bien, ya no lo diré
- ¿Se conocen desde pequeños?- preguntó Itadori asombrado
- más bien desde que nacimos- respondiste
- entonces sus mamás eran amigas- sonrió el chico
- no idiota. Ellos son hermanos- le dió un golpe en la cabeza su compañero pelinegro
- ¿No se nota?
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- usted es muy bonita- halagó Itadori
- será mejor que se presenten
- NobaraKugisaki
- Megumi Fushiguro
- Itadori Yuji
- ¿Tú eres quien comió la maldición?- el chico asintió- eso es genial, ¿Puedes controlarlo?
- él es sólo un niñato- habló una de las bocas que salió en la mejilla de Itadori- hola bonita, ¿No quieres a un hombre dispuesto a todo?
- lo siento, pero no me puedes dar lo que pido
La maldición, al escuchar eso, tomó el control del chico y marcas negras aparecieron en todo el cuerpo.
- vamos cariño, sé que te mueres por tenerme. Todas están detrás de mí- presumió mostrando sus músculos
