Capitulo 06: Rosas Blancas

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Quizás algunas cosas debían quedarse sin resolver, algunas debían quedarse como un secreto, o como si solamente fueran una mentira, pero no pude evitar mandar a investigar a Hangil, no le había pedido al hombre que vino a entregarme la carta que lo hiciera, eso sería demasiado obvio, así que fue más fácil pedirle a un empleado que lo hiciera, había contratado a un hombre que se dedicaba siempre a los jardines, le di la tarea de investigar a mi esposo y cumplió, me entrego un montón de paginas de los encuentros que mi esposo y aquella hija del comandante Han, habían tenido, y a pesar de las fotografías que me mostro, también me dijo que no solamente estaba con ella... había más, prostitutas en su mayoría.

El sabor amargo en mi boca me invadió por completo, y simplemente no entendía la razón por la que él me estaba haciendo esto, parecía inclusive que se trataba de una mala jugada del destino sobre mí, y eso era lo que me mantenía sumamente mal, porque ahora sabía que no solamente había una mujer, sino que había otras, y que la mayoría de ellas eran simples mujeres de la calle, aprete los dientes con fuerza y me obligue a levantarme con brusquedad para después tirar con fuerza al piso todos aquellos papeles y fotografías, todas se dispersaron por el suelo de la habitación que compartía con aquel infiel.

Mis ojos picaron, mi respiración era errática, las ganas de llorar estaban puestas en mí, puede que haya aceptado casarme con él simplemente para largarme de mi casa, pero le quería, lo estimaba con todo mi corazón, y él ahora me estaba pagando de este modo, del peor modo que pudiera hacer, el maldito adulterio, trague saliva, destensando de aquella forma el nudo que se iba formando en mi garganta, pero las terribles ganas de llorar no se iban por completo, y eso era lo que me estaba atemorizando, el dolor en mi corazón era tan grande que podía ser comparado con el océano, y las ganas de llorar eran espantosas, volví a sentarme en la orilla de la cama, y solté unos leves hipidos, mis ojos estaban a punto de ir acumulando las lágrimas, pero me resistí a querer llorar.

No, no iba a derramar ni una sola lagrima por aquel que me fue infiel, ahora entendía el por qué quería ir de viaje seguido, el por qué a veces llegaba tarde a casa y solamente quería ir a dormir, el por qué me rechazaba cada que intentaba acercarme a él para que me tocará, ahora lo comprendía todo, y mi corazón dolía, porque ahora entendía sus razones, Hangil había logrado lo que menos pensé que sufriría, una ruptura de corazón.

Me levante, y lleve mis manos a mi rostro, restregando mis dedos en mis ojos para limpiar el acumulado de lagrimas que había allí, no lloraría, no podía permitir que ese desgraciado se llevará consigo mi tristeza, mire los papeles tirados, debía deshacerme de todo esto, no podía dejar que él lo encontrase, no ahora, ni nunca.

Me guardaría con pesar esta realidad, pero no la dejaría pasar por alto, Hangil seguramente se esta burlando de mí en este momento mientras se la pasa acostándose con sus rameras, pero no sería un problema, también sé cómo jugar sucio.

Quizás muchos me verían como el peor de los donceles, pero me importaba poco lo que los demás dijeran de mí, ahora mismo Hangil me había dado todo el derecho a engañarlo, y no me interesaba si él pensaba que lo deshonraba, porque él me deshonro a mí en primer lugar.

Mis planes no eran sencillos de llevar a cabo, pero estaba seguro de que podría lograrlo. Uno a uno, levante cada papel en el suelo, cada fotografía tomada, no dude en lanzarlos a la chimenea, uno por uno, mire como cada hoja se iba convirtiendo en cenizas frente a mí, vi como las llamas se avivaban con mis acciones, vi desaparecer frente a mí toda la evidencia del engaño de mi esposo, lo vi arder en las fotografías, destruyendo esa espantosa sonrisa suya, y por supuesto quemando de paso a aquellas mujeres que habían dado un paso para acostarse con él.

Dormir era lo único que necesitaba en ese preciso momento, aunque el sueño no lograba caer en mi cuerpo, me sentía desbastado, y a pesar de que la noche profunda estaba sobre mí, no podía dejar de pensar en lo que Hangil estaría haciendo en esos momentos, aunque sé muy bien que seguramente ahora mismo se encuentra entre las piernas de alguna cualquiera, solté un resoplido, y no encontrando consuelo entre las sábanas, me levante, mi ropa consistía nada más en una bata de dormir de color blanco, de seda fina, me incorpore, alejando las pesadas cobijas y camine descalzo hacia el gran ventanal que daba hacia el balcón de la habitación.

Midnight Lovers  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora