Capitulo 16: Aceptar

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Media noche, y aún mis ojos permanecían abiertos de par en par, mirando hacia el techo, esperando a que la noche pasará, la suave tela que cubría mi cuerpo me hacía sentir escalofríos por todo mi ser, pero quizás lo que más me hacía sentir de ese modo era aquella propuesta, todavía puedo ver esos ojos ámbar sobre mí, puedo escuchar su voz en un suave susurro en mis oídos, diciéndome que sea la joya de la casa Kim, incitándome a aceptar, han pasado un par de días, y mis pensamientos no dejan de divagar en sus palabras, no lo entiendo, es incomprensible, ¿por qué pienso en eso? Estoy casado, soy un doncel completamente atado a su pareja por el resto de mis días o hasta que Hangil considere que es suficiente.

No he dejado de morder mi labio inferior con fiereza, sintiendo que poco a poco estaba a punto de sangrarlos en cualquier instante, no podía evitarlo, estaba abrumado por la propuesta, y lo peor era que la estaba considerando, gire mi rostro hacia mi lado izquierdo, vacío... Hangil y sus "negocios" eso es lo que mantenía mi cama libre de él, de algún modo lo agradecía un poco, porque no estaba dispuesto a que me tocará, aunque no lo había hecho desde hace días, no quería que lo hiciera, no quería que él borrase las marcas de cada toque que aquellos otros me dieron en la casa Kim.

Solté un resoplido y me acomodé mejor en la cama recostándome en mi costado derecho y escondiendo mis manos juntas debajo de la mullida almohada, sintiéndome totalmente irritado por todo aquello, Hangil no estaba y el solo hecho de saber que él me engaña me hace sentir mal, despreciado, un mal doncel.

—No considero que seas malo —mis pequeños cabellos en la nuca se erizaron al escuchar esa voz, mi corazón dio un vuelco comenzando a acelerar sus latidos y mi boca se sintió completamente seca, trague en seco antes de girar mi rostro levemente—, decir que tú solamente tienes la culpa de todo, es algo que no consideramos apto, ¿no es así, Jimin?

¿Qué?

—En efecto, Jungkook —una segunda voz hablo, deje de tratar de mirar hacia atrás y mire frente a mí, el gran ventanal que daba al balcón de la habitación estaba abierto, y allí, recargando su espalda en la pared al lado del ventanal, se encontraba aquel chico de ojos carmesí, los cuales parecían brillar en la total oscuridad.

—¿Cómo entraron? —pregunte, me acomode en mi cama, sentándome de inmediato y cubriéndome con las sábanas, no quería que me vieran, mire a mi lado izquierdo, y una penetrante mirada de ojos dorados me hizo sentir escalofríos por breves instantes, pero se esfumaron al ver esa sonrisa ladina suya, Jungkook estaba sentado en la orilla de la cama, mirándome fijamente, vestía completamente de negro, mientras que Jimin vestía unos pantalones negros y una camisa de color blanco.

—No deberíamos revelarlo —menciono Jimin en respuesta y Jungkook soltó una suave risa al escuchar a su compañero.

Imposible, no podían entrar, la seguridad en esta enorme mansión es inviolable, pero ¿cómo es que dos personas como ellos lograron entrar? Era algo que no podía explicarse fácilmente, pero, miré a Jimin, recordé que una vez él había entrado a la mansión sin problemas, así que, si él pudo lograrlo, ¿por qué no los dos?

—Es bueno que lo reconozcas —mi mirada fue a dar de nuevo hacia Jungkook, era como si pudiera leer mis pensamientos, debería de tener cuidado con lo que pienso—, la primera pregunta que hiciste —su voz volvió a llamar mi atención—, es la incorrecta.

—¿Qué? —escuche unos pasos aproximarse, gire mi rostro y el otro hombre se estaba acercando hacia la cama.

—Odio admitirlo —menciono Jimin—, pero Jungkook tiene toda la razón, minino —en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, no dudo en sentarse en la orilla de la cama, estaba de mi lado, cerca de mis rodillas—, la verdadera cuestión aquí es, el por qué estamos aquí —soltó una suave risa—, ¿no harás la pregunta?

Parpadee un par de veces.

—¿Por qué están a-aquí? —Jungkook sonrió al escucharme.

—Escuchamos que Seokjin te hizo una visita hace casi dos días —dijo Jungkook, lo mire de nuevo—, nuestra irrupción en tu morada es simple, queríamos saber en primera persona sobre tu respuesta a la propuesta que te hizo nuestro colega.

—¿Mi respuesta? —Jimin me regalo un asentimiento, trague grueso y aparte un poco la mirada, observando mi regazo, el cual era cubierto por las sábanas—. Aún no sé qué responder.

—Yo sé como puedes responder, minino —la voz de Jimin me llamo la atención, no sé en que momento, pero cuando menos lo esperé, él se encontraba sentado a mi lado derecho, en la orilla de la cama, pegando su hombro con el mío, contuve mi respiración ante su cercanía, sentí su aliento chocar contra mi mejilla, había acercado su rostro, pronto pude escuchar su voz, en un susurro y con una voz levemente más grave que me causo escalofríos—, es sencillo... sólo tienes que decir que lo deseas.

Me encogí en mi sitio y pude escuchar una suave risa provenir desde el fondo de su garganta.

—Es lo que quieres ¿no? —me paralice al escuchar la voz de Jungkook mucho más cerca, él se encontraba de mi lado izquierdo, y al igual que Jimin me susurraba con una voz grave y levemente ronca, pegue mi lengua en el paladar, sintiéndome totalmente extasiado por sus voces—. Puede que pienses que es un error, que tu esposo merece respeto de parte tuya.

—Pero sabemos que eso no es lo que en realidad piensas —hablo Jimin—, sabemos lo que en verdad deseas, minino —pego más su rostro a mi oreja, podía escuchar su suave respiración y sentir como chocaba contra mi piel, calentándola y dejándola fría en instantes—, deseas que te tomemos.

—Que te poseamos —junte mis muslos al sentir como Jungkook paseaba levemente la punta de su lengua en mi oreja, contorneándola—, deseas que seamos nosotros los que te complazcan en todo.

—Quieres que nuestras manos recorran cada centímetro de tu sedosa piel —solté un pequeño quejido al sentir como Jimin mordía levemente el lóbulo de mi oreja—, eres un minino sucio, y eso me encanta.

—¿A quién no le gustaría? —Jungkook suelto una risa—. Este precioso espécimen humano nos desea con fervor, pero no quiere admitirlo, su moral no se lo permite, pero sabe muy bien que quiere caer en el pecado.

—No esta mal pecar de vez en cuando, minino —trague saliva con pesadez, no sabía que hacer, como reaccionar ante ellos, ante sus palabras—, vamos, solamente tienes que decir que te hagamos nuestro, cumpliremos todas esas fantasías que escondes detrás de tu mirada.

—No te dejaremos insatisfecho como el bastardo de tu esposo lo hizo —podía escuchar el palpitar de mi corazón en mis oídos, las palmas de mis manos comenzaron a sudar—, sólo dinos que quieres ser nuestro para siempre.

—Hazlo, te prometo que no te arrepentirás, minino.

—Sólo di que sí.

—Dilo...

—Acepta la propuesta.

—Sólo hazlo...

Cerré mis ojos con fuerza, no podía decirles que no a todo lo que estaban diciendo, porque era verdad, Hangil no me complacía, me dejaba solo, me abandonaba, él fue quien me engaño primero, y aunque no es justo pagar con la misma moneda, no podía concentrarme del todo, no cuando en verdad me sentía totalmente dispuesto a querer que esos otros hombres me tocarán, me hicieran delirar en placer, me hicieran sentir bien, sentía que no había más remedio.

—A-acepto —mi voz se quebró, pero pude dejar de sentir sus respiraciones a ambos lados de mi cabeza, y fue en ese momento en que abrí los ojos de golpe, mi respiración era agitada, mire en toda la habitación mientras trataba de recuperar el aliento, pero no había nadie, solamente me había quedado allí completamente solo como en un principio, trague saliva para tratar de dejar de sentir el pequeño nudo que se había formado y lleve mis manos al pecho, sintiendo el constante golpeteo de los latidos desenfrenados de mi corazón.

Definitivamente, esta noche no podría dormir.

Midnight Lovers  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora