Capitulo 11: Celos

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¿Qué había hecho? Eso era lo que pasaba por mi cabeza una y otra vez, esa constante y abrumadora pregunta no me dejaba tranquilo ni por más que se lo pidiera, Jung Hoseok me había hecho suyo un par de veces más, y no pude evitar verlo y sentir que él era totalmente mío, pensar que él pudo haber sido Hangil... ¿por qué me gusto lo que paso entre nosotros? ¿Por qué mi cabeza no dejaba de atormentarme con eso? Siempre había escuchado que el sabor del sexo, es mucho más deleitante que el de una comida francesa, y mi primera experiencia había sido tan repugnante como una manzana podrida, pero ¿por qué estar con Hoseok había sido tan magnifico? ¿Qué tenía él que no tuviera Hangil? No lo comprendía, y me preguntaba mil veces más si había sido correcto haber aceptado la propuesta de aquel individuo.

Hoseok no me pidió que me fuera, al contrario, me había dicho que podía quedarme en la habitación el tiempo que quisiese, que no importaba si decidía quedarme allí por el resto de la noche, él bajo con los invitados de nuevo, para no hacer aparecer rumores, aunque estaba muy seguro de que muchos allí abajo ya sabían perfectamente lo que había pasado, no me molesta que lo sepan, pero tampoco quiero que se lo hagan saber a Hangil, aunque... nadie me reconoció en el lugar, y lo más seguro es que ni siquiera conozcan a Hangil.

Me estaban comenzando a palpitar las sienes, debo dejar de pensar tanto en lo que pueda o no pueda pasar, y dejar de lado el hecho de lo que había pasado entre Hoseok y yo, aunque, no será fácil de olvidar, puedo sentir el deseo de su tacto sobre mi piel, sus labios delineados sobre mi cuello, puedo sentir cada una de sus caricias tan calientes en mi piel, habían sido como si una oleada de brasas ardientes me recorriera el cuerpo por completo, sin causar daño, pero dejando una marca totalmente permanente en mi piel, una que solamente yo sabía de su existencia, porque la sentía totalmente plasmada en mí.

En el pasillo no había siquiera un alma que estuviera presente allí para mirarme, al menos eso creí, no pude evitar mirar a mi alrededor, a lo largo del pasillo, lo único que podías ver eran retratos, muchos retratos, pinturas hechas a mano de diferentes personas, jamás me ha gustado ver retratos de otras personas en las pinturas, siempre sentí que se trataba de un egocentrismo puro de las clases altas tener un retrato suyo en las paredes, demasiado amor propio y un narcisismo muy profundo escondido en ellos cuando los presumían a sus amigos y ni siquiera decían el nombre del artista que lo pinto, siempre son ellos, nada más ellos, pero a pesar de eso, no pude evitar percatarme de algo en varios de los cuadros, sobre todo, en los ojos de las personas, rojos, ámbar, azules, verdes... ¿acaso ninguno tiene el color de ojos marrón?

Quizás dentro de esta casa, y estas familias, el color de ojos siempre ha sido sumamente distinto al del resto, pero ojos rojos, amarillos y verdes, eran colores que por supuesto no se veían en ninguna parte del mundo, o eso creí, hasta ahora he conocido personas con esos colores de ojos, y debo decir que son demasiado encantadoras, pero a la vez son algo atemorizantes, pero no daban la impresión de un miedo desagradable, era como un miedo totalmente atrayente, uno que te lograba inyectar adrenalina pura dentro de tu ser, y eso era sumamente excitante, me pregunto ¿qué es lo que esconden esos ojos suyos que causa tanto en mí?

—Veo que Hoseok por fin te ha dejado en paz —detuve mis pasos al escuchar esa grave voz, lleve mis manos justo en medio de mi pecho, sintiendo el latir de mi corazón apresurarse, me había sorprendido escucharlo, porque ni siquiera había escuchado sus pasos aproximarse, era extraño, el suelo es de madera, y esta alfombrado, sus pasos se hubieran escuchado, no mucho, pero se hubieran escuchado, lo mire, de nuevo esos ojos escarlata profundos lograron captar mi atención por completo, sus cabellos oscuros complementaban perfectamente su mirada tan penetrante, trague saliva—, ¿disfrutas de la velada, Yoongi?

—¿Cómo sabe que Hoseok...? —me interrumpió abruptamente.

—Sólo digamos que él no puede mantener la boca cerrada algunas veces —mantenía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, y no tardo en comenzar a caminar hacia mí—, Jung es un poco indiscreto —sonrió ladino—, pero no debe preocuparse, no es como si a él le gustase que todo el mundo supiera lo que paso entre ustedes.

Midnight Lovers  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora