Una media sonrisa se formó en mis labios al ver las fotos de Gwen y mías recordando el momento en el que fueron tomadas, estuve mucho tiempo mirando aquel álbum de fotos hasta dejarlo de lado y abrir aquel paquete, lo primero que saque fue un dibujo de lo que parecía ser un paisaje comprobando que las habilidades de Gwen dibujando nunca fueron las mejores, luego saque un par de fotografías donde aparecía ella sonriéndole a la cámara, no tenía que ser una genio para saber quién había tomado aquellas fotos, termine de revisar el interior de la caja sacando un par de libros de fantasía que hacía mucho deseaba leer probablemente Gwen había estado buscándolos para mi, mordí una galleta de Chispas de chocolate rancia mientras habría uno de los libros sin impórtame nada después de todo ella las había comprado para mí sabiendo lo mucho que me gustan casi podía imaginarla entrando a la tienda a comprarlas tal vez usando uno de sus conjuntos de niña buena como solía decirle para burlarme de ella, con su cabello rubio en una cola de caballo alta y su flequillo cubriendo parte de sus bonitos ojos azules los cuales tanto le envidiaba de niña (MJ tus ojos son muy bonitos y tú cabello rizado es como el de una muñeca, tu eres muy bonita siendo tu) me decía ella cuándo la alababa.
Estaba por terminar de comer la última galleta cuando de la nada sentí un pinchazo en mi cabeza acompañado de una fuerte sensación de calor en todo mi cuerpo la cual se concentró en mi espalda y mis brazos, el aire en mis pulmones se había agotado y por más que jadeara desesperada por poder respirar no podía era como si no hubiera oxígeno en la habitación y mis ojos comenzaban a nublarse no se si por qué estaba por desmayarme o por qué la luz se volvió más intensa que era cegadora y así como llegó el dolor y todo lo demás desaparecido salvo por unas marcas rojas en mis brazos entonces recordé lo que Warren me hizo antes de que París me rescatará, lo primero que hice fue tomar el teléfono y llamar a París.
- Hola – lo escuché contestar.
- París – mi voz temblorosa me delató de inmediato.
- ¿Qué ocurre Junn?
- Yo, yo, yo…
- Junn cálmate y dime ¿Qué ocurre?
- Warren él, él me hizo algo y tengo miedo.
- ¿Dónde estás?
- En casa.
- No te muevas iré enseguida – colgó y yo solo pude abrazarme a mi misma deseando que llegará pronto y que aquello no se repitiera de nuevo.
Escuché los pasos de alguien acercándose la voz de París a mi lado me saco de mi mundo y me lancé a sus brazos temblando como una gelatina.
- Tranquila ya estoy aquí ¿dime qué te ocurrió?
- Yo no lo sé de la nada me sentí mal, no podía respirar y no sé porque tengo estás marcas – le mostré mis brazos a lo que París abrió grandes sus ojos.
- Ok no te preocupes vas a estar bien muñeca pero tengo que llevarte a casa para poder averiguar qué sucede – París fue a mi armario y saco una chaqueta para que me la colocará y así cubrir las marcas, luego me abrazó de la cintura para llevarme a la salida para mí mala suerte lo que menos quería ahora era encontrarme con Peter en la puerta – oh ¿tu debes ser Parker?
- ¿Nos conocemos?
- No exactamente pero de momento no tengo tiempo para eso así que si fueras tan amable de hacerte a un lado te lo agradecería – los ojos de Peter me miraron y luego miraron el brazo de Paris alrededor de mi cintura.
- ¿Qué está sucediendo y quien es él?
- Te explico después ahora debo ir con París a un sitio.
- Ya escuchaste a la dama amigo fuera del camino – París empujó levemente a Peter quien aún estaba descolocado y para colmo al idiota de París se le ocurrió meterse con él – vamos muñeca en mi casa estarás muy cómoda – lo último que vi de Peter fue su expresión molesta mientras se apresuraba a alcanzarnos justo cuando París pisaba el acelerador de su auto.
- Eres un idiota – le reproche molesta y angustiada por Peter.
- No dirás eso después pero por ahora hay que averiguar qué ocurre contigo.(…)
Después de un par de exámenes de sangre y una revisión a conciencia París suspiró agotado y claramente preocupado mientras yo no sabía si subirme a las paredes por lo ansiosa que estaba.
- Maldita sea di algo ¿Qué rayos me pasa?
- No lo sé, las muestras de sangre solo revelan una leve alteración en tu esquema de ADN.
- ¿Ósea que me convertiré en un fenómeno con dientes afilados y garras y posiblemente una cola?
- No podemos estar seguros pero no puedo hacer mucho por el momento más que vigilar cualquier cambio que pueda surgir de aquí en adelante – la mirada afligida de París delataba lo mucho que se lamentaba incluso sus labios titubearon queriendo decir algo más pero yo misma lo detuve.
- No se te ocurra pedir perdón, ninguno de los dos sabíamos que sucederían estás cosas y Nadie tomo la decisión por mi de involucrarme en esto así que no hay de otra – con aquello termine la conversación y me aleje para encerrarme en la habitación ya no para llorar o lamentarme como una nena si no para pensar en que hacer o al menos meditar un poco, al paso de unas horas salí de nuevo directo hacia la puerta – volveré no quiero estar encerrada aquí comiéndome la cabeza con todo esto.
- No puedes ¿Qué pasa si tienes un episodio?
- Te llamaré cualquier cosa lo prometo pero no puedo estar aquí cuando tengo cosas que hacer.
- Solo ten cuidado yo veré la forma de solucionar esto - París camino hacia a mi sosteniéndome de los hombros a la vez que sus ojos azules me miraban preocupados.
- Tu mismo lo dijiste no hay mucho que hacer por el momento así que no le des muchas vueltas así seas un genio hay cosas que ni tú puedes resolver.
- Pero puedo llamar a esa persona.
- No lo hagas por favor, tengo que irme – le sonreí levemente y dejé un beso en su mejilla para finalmente salir de ahí, una vez baje del taxi fui directo a casa de Peter para explicarle las cosas ya que aunque no ocurrió nada podía imaginar el tipo de pensamientos o ideas que podrían estar pasando por su cabeza – Hola tía May – salude a la mujer quien abrió la puerta.
- Hola linda pasa.
- Gracias ¿Esta Peter en casa?
- Esta en su habitación – la tía May me hizo una seña invitándome a ir en su búsqueda y con una sonrisa tímida le agradecí, llame a la puerta dos veces antes de que está se abriera.
- ¿Qué haces aquí? – dijo Peter algo sorprendido pero solo por un segundo.
- Si quieres me voy – fingí dar la vuelta pero Peter sujeto mi brazo y me arrastro dentro de su habilitación cerando la puerta detrás de mí, uno de sus brazos se encontraban apoyado en la puerta mientras mi espalda lo hacía también, ninguno dijo nada solo permanecimos ahí en silencio hasta que lo llame – Peter.
- Ese chico de antes no era tu hermano verdad.
- Él es París y no, no era mi hermano él es mi amigo ya te lo había mencionado antes.
- Creo que a tu amigo le hace falta aprender a respetar el espacio personal.
- Peter Parker ¿Acaso estás celoso? – Rei suave, Peter negó con su cabeza pero sus mejillas lo delataban y por alguna razón podía escuchar el latido de su corazón levemente acelerado y claro que aquello me hizo feliz por lo que estire una de mis manos para acariciar su mejilla y para poder mirarlo fijamente a los ojos no fue necesario decir más por qué fue él quien juntó sus labios con los míos en un beso casi desesperado, su cuerpo acorraló al mío aún más contra la puerta, el latido de su corazón se volvió más irregular como una melodía hipnótica pero como un balde de agua fría fui yo quien rompió el beso al sentir la sensación de quemazón en mi espalda y brazos no fue tan intensa y dolorosa como la primera vez de hecho era tolerable, mi visión se aclaró considerablemente casi podía ver las partículas de polvo invisible flotando en el aire, las lentillas en mis ojos eran molestas ahora.
- ¿Qué ocurre? – la voz de Peter llamo mi atención.
- Creo que mi lente de contacto se movió – respondí frotándome los ojos.
- No sabia que usarás contactos.
- Tengo visión astigmática pero no me gusta ser una cuatro ojos por eso uso contactos.
- Creo que te verías igualmente bonita siendo una cuatro ojos además yo también solía usar gafas.
- Eres un amor ¿Lo sabías? Creo que ya está – volví a abrir los ojos y mi visión ya era como antes y ni rastro de los otros síntomas, está vez me tomé mi tiempo para echarle una rápida mirada a su habitación ya que era la primera vez estando en ella, no pude evitar clavar mis ojos en una fotografía donde aparecían Peter y Gwen abrazados y felices creo que de todas las sonrisas de Peter que había podido admirar aquella sonrisa no era parte de ellas, esa sonrisa era diferente y única un pequeño dolor en mi pecho se instalo pero preferí ignorarlo al igual que desviaba mi atención de aquella fotografía.
- Está un poco desordenada perdón por eso.
- No te preocupes la mayoría del tiempo mi habitación está en las mismas condiciones y las veces que has estado en ella ha sido porque aún tengo la mayoría de mis cosas en cajas y respecto a París no tienes que pensarlo mucho solo es un amigo tal vez un poco idiota pero es buena persona.
- Entiendo pero ¿Qué clase de nombre es París?
- En realidad su nombre es Richard pero a él no le agrada mucho así que lo llamo París es un sobrenombre que le pusimos una amiga y yo cuando éramos niños – sonreí nostálgica.
- Cuéntame más – me animo Peter tomando asiento a mi lado en la cama.
- No quiero aburrirte.
- Claro que no, además me gusta saber cosas de ti.
- Bueno cuando era niña solía vivir aquí en Nueva York con mi familia, tenía un par de amigos de la infancia uno de ellos es París y la otra era una chica, ella y yo éramos inseparables como un par de hermanas además nuestros padres eran amigos también por lo que era casi inevitable que nosotras nos volviéramos las mejores amigas pero con el tiempo cada una fue centrándose es su propio mundo, ella con la escuela y todo lo relacionado a su futuro y yo pues a diferencia de ella soy más del tipo que improvisa nunca se sabe que pueda ocurrir y pueda cambiar tus planes a futuro, ella solía decirme que era una niña por preferir la fantasía que la realidad era obvio suponiendo que era del tipo de persona lógica y pensadora aunque a veces también era temeraria y terca cuando algo se le metía a la cabeza no había nada ni nadie que la convenciera de lo contrario, ella hacia siempre lo que su corazón le dictará todavía sabiendo que la metería en problemas nunca titubeaba en su decisión, yo siempre la admire por eso o mejor dicho yo siempre quise ser como ella, fue mi modelo a seguir, era la hija perfecta, la mejor amiga que uno pudiese tener, una persona maravillosa tan hermosa y única.
- Ella me recuerda a alguien que yo conocí – en los ojos de Peter pude ver un brillo especial al recordarla acompañado de una débil sonrisa - ¿Pero por qué hablas de esa persona como si ya no estuviera?
- Porque eso exactamente es lo que sucedió, ella murió no hace mucho y no sabes lo mucho que me duele que ya no esté pero tampoco quiero lamentarme porque estoy segura que ella odiaría eso y se pondría triste por eso me gusta pensar que aún está conmigo de una forma diferente.
- Entiendo tu punto – Peter no dijo más sobre el tema y yo tampoco me sentía con ánimos de tocar la herida y solo dedicamos aquel tiempo en pasarlo hablando de cosas triviales dónde de vez en cuando Peter jugaba con su cámara de fotos tomando una que otra fotografía de mi desprevenida en ocasiones.(…)
- Es fascinante y terrorífico a la vez – dijo París, todavía recuerdo cuando desperté está mañana y casi me desmayo al verme frente al espejo al ver que mis ojos estaban completamente negros no solo las pupilas si no todo mi ojo en concreto sumándole que las marcas en mis brazos se habían extendido a lo largo de toda mi espalda lo curioso era que tenían un patrón como de plumas como si se tratase de un tatuaje.
- Mis ojos parecen los de un demonio, solo me falta que me salgan un par de cuernos en la cabeza.
- Lo dudo pero puede que tus orejas puntiagudas se noten demasiado.
- ¿Cómo? – cuestione en vez de responder París me acerco un espejo para mirarlo yo misma, eran como las orejas de un elfo o duende, si no me salían cuernos puede que mi piel se torne de color verde o me salgan colmillos ya no podía estar segura – oh genial ahora tendré que llevar el cabello suelto todo en tiempo lo único bueno es que ya no hay dolor ni sensación de quemadura.
- Podríamos atrapar a Miles para que nos diga cómo revertir todo esto.
- Dudo que sirva de algo si ese fuera el caso no crees que se habría curado a si mismo lo único que se es que según él aquel suero era el prototipo final y perfeccionado de su trabajo solo espero que esto no me mate – tarde me di cuenta de que no debí decir aquello – sabes que olvídalo solo estoy diciendo tonterías mejor concentremos en esta noche, todavía hay que aclarar ciertas cosas con la arañita.
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Black Fairy The Amazing Spiderman (Andrew Garfield)
FanficEl primer amor es hermoso, el primer amor es puro y sobre todo inolvidable. angustia, celos, lágrimas, culpa, felicidad, sonrisas, dolor y más felicidad es lo que acompaña al amor, pero el dolor y la felicidad más grandes son las que solo el amor ve...