Black Fairy The Amazing Spiderman (Andrew Garfield)

Capítulo 5 Dudas y un te Quiero

Mis párpados temblaron al sentir como algo húmedo recorría mi rostro y la punzada en mi cabeza me hizo volver a la realidad y recordar lo sucedido, finalmente mis ojos se abrieron de golpe encontrándose con el rostro del profesor Warren frente a mi.
¿Dónde estoy? – no obtuve respuesta a mi pregunta y Warren continuó limpiando mi rostro con aquel trapo húmedo - ¿porque me trajiste aquí?
- Para mantenerte a salvo – respondió está vez.
- No entiendo –  estaba confundida pues la criatura frente a mi me miraba de una forma extrañamente cariñosa casi paternal cuando al principio intento partirme en dos con sus garras.
- ¿Protegerme de quién exactamente?
- De él trepa muros al que llaman Spiderman no dejaré que te ocurra lo mismo Juno
- ¿Cómo…
- Te he estado vigilando, como cuando vas al cementerio a dejarle flores, lo se todo ella me habló de ti y de lo importante que eras pará ella por eso es que estás aquí.
- ¿Qué tiene que ver Gwen en esto? ¿Por qué hablas como si le conocieras?
- la conocí,  una de mis mejores estudiantes de hecho creo que fue la mejor de todos yo en verdad la apreciaba mucho y cuando me enteré de su muerte me partió el alma, Gwen era como una hija para mí por eso es que tengo de acabar con esa maldita araña y vengar su muerte – ahora entendía todo pero me costaba asimilar la devoción de Warren hacia Gwen no era como París y yo quienes la conocimos de toda la vida pero tratándose de Gwen no era tan descabellado ella era perfecta en todo sentido por lo que era casi imposible no amarla por eso a Peter le cuesta tanto tener que vivir sin ella, podía entender ese sentimiento por qué yo también la amaba como a una hermana pero no podía evitar sentir una pizca de celos por ella y Peter y si a eso se le suma el sentimiento de culpa por haber traicionando su amistad al enamorarme de Peter sin duda estaba jodida ni siquiera merecía que alguien como Warren se tomará las molestias de ser considerado conmigo, tal vez debí haberle hecho caso a París y volver a casa cuando lo sugirió o siquiera haber venido aquí en primer lugar, ahora solo quería esconderme bajo mis cobijas a llorar y no saber nada de nada.
- Él no lo hizo – murmuré por lo bajo.
- ¿Qué dijiste?
- Dije que no fue Spiderman, él no la mato.
- ¿Cómo puedes estar tan segura? Acaso te convenció con su falsa actuación.
- Piensa lo que quieras pero te puedo asegurar que él no lo hizo yo me equivoqué y tú también lo estás asiendo al culparlo de la muerte de Gwen – y París por igual pensé.
- No tienes porqué ensuciarte las manos con la basura de eso me encargo yo – concluyó dejándome sola encadenada a una silla.

(…)

Habían pasado poco más de un dia desde que Warren me encerró en esta habitación, había estado trayéndome comida y agua cada tanto incluso me dio ropa nueva para vestirme y me cambio de aquella silla a una cama para que pudiera estar más cómoda, él sujeto no era tan malo pero no podía permitir que cumpliera con su amenaza de lastimar a la arañita, no ahora que había abierto los ojos, en cuanto a París solo tengo que ser paciente y esperar por él.
La puerta de la habitación se abrió por Warren que me traía el almuerzo pero a diferencia de otras veces esta vez traía consigo una jeringa con un extraño líquido azul brillante que para nada me daba confianza.
- ¿Qué es eso? – apunte a la jeringa.
- Una pequeña parte de mi reciente trabajo, he estado trabajando mucho en ello y finalmente lo he perfeccionado y tú sin duda eres la candidata perfecta para probarlo – de inmediato entre en pánico al imaginar las muchas cosas que podrían pasarme y de repente ya no perecía un sujeto menos malvado, intenté resistirme de verdad lo hice pero inútilmente no pude evitar que Warren me inyectará aquel suero que no hizo más que noquearme en el acto.

- Junn, Junn – escuche la voz de París llamándome – gracias al cielo estás bien, no te preocupes te sacaré de aquí – sentí como mi cuerpo era sosteniendo por él y luego la brisa del exterior despeinado mi cabello, no recuerdo bien que sucedió después de eso salvo que ahora estaba en su casa descansando sobre su cama con él a mi lado con rostro afligido – perdóname – murmuró.