Capítulo 5

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Si hubieran estado en otro lugar que no hubiera sido una habitación de hospital, Taehyung lo habría tumbado sobre la cama y se habría colocado encima de él

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Si hubieran estado en otro lugar que no hubiera sido una habitación de hospital, Taehyung lo habría tumbado sobre la cama y se habría colocado encima de él.

Se movió ligeramente y sintió un agudo dolor en el hombro que le hizo soltar una maldición. SeokJin se apartó rápidamente. Entonces, le sirvió un vaso de agua y le llevó la pajita a la boca.

—Shh... Esto te ayudará.

Lo que le ayudaría sería tumbarse encima de él, pero Taehyung se guardó mucho de decirlo. Dio un buen trago con la esperanza de que el agua helada le ayudara a controlar su urgencia y a recuperar el control. Era una locura desear a alguien de aquella manera.

Después de dejar el vaso sobre la mesa, SeokJin volvió a colocarle la mano sobre el pecho.

—El corazón te late muy rápidamente.

—Te deseo...

—No hay sexo para ti, al menos hasta que se te haya curado la herida —dijo Jin, con una sonrisa de satisfacción.

Aquella última frase, que más o menos garantizaba que lo poseería estuvo a punto de parar el corazón de Taehyung. Entonces, sin decir nada más, SeokJin se inclinó sobre él y le tocó suavemente los labios con los suyos. Se apartó antes de que Taehyung pudiera responder.

—Otra vez —susurró él.

SeokJin le miró la boca y se inclinó sobre él para acariciarle el labio inferior con la lengua.

—¿Te gusta esto? —musitó. Taehyung gruñó de placer. Sin apartarse de sus labios, Jin siguió hablando— No estás casado ni nada de eso, ¿verdad?

—No.

—Al principio, temí que HyeJin o Sandara...

—No —insistió él. Comenzó a acariciarle el cabello—. Me encanta tu pelo —añadió, enredando los dedos entre los mechones y atrayéndolo de nuevo hacia él para volver a acercar la boca de Jin a la suya.

—Gracias —murmuró SeokJin, antes de darle el beso que él ansiaba.

—Abre la boca...

Jin hizo lo que él le había pedido y aceptó el lento movimiento de la lengua de él en la boca. Lo acarició profundamente, explorando todas las texturas y gozando con el sabor que era tan único de SeokJin. Los dos gruñeron de placer.

SeokJin se apartó de él. Le tocó suavemente la mandíbula y le preguntó: —¿Te he hecho daño?

—Claro que no.

—Yo tampoco estoy casado ni nada. Tan sólo creí que deberías saberlo dado que... bueno, dado que estamos haciendo esto.

—¿Esto?

—Bueno, esto del sexo... Supongo que es eso lo que terminaremos haciendo —dijo—. Te tendré para mí solo, en mi apartamento y te deseo. Supongo que tú también me deseas.

𝐃𝐞𝐦𝐚𝐬𝐢𝐚𝐝𝐨 𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 [TaeJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora