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Las últimas gotas de vino fueron vaciadas en el vaso de Haechan, quien decidió mojar los labios del omega con ellas. Por alguna razón le gustaba ver como aquellos belfos hermosos se volvían más elegantes, tintados de un suave rojo profundo.

―Tu alfa debe ser idiota. ―habló de repente, cortando el cómodo silencio entre ambos.

―Lo creo, pero ¿Por que lo dices? ―preguntó apoyando el codo sobre la mesa, mientras apoyaba la mejilla en su mano.

―Eres hermoso, cocinas demasiado bien, eres independiente, parece que nada te puede asustar. ―sonrió cautivado.

―Parece, por que en realidad si me asusta, todo esto me asusta. ―lo miró, aceptando que el alfa acercará más su rostro.

―¿Yo te asusto? ―indagó demasiado cerca.

―Me asusta lo que pueda salir de esto, Haechan. ―el silencio sucedió a sus palabras.

Se dedicaron a compartir la misma copa un rato más.

―Aún nos duele, ¿Verdad? Mientras duela no sabremos si actuamos bien o mal, solo lo haremos... ―comentó Haechan, algunas lágrimas rodaron por sus mejillas.

Tal parece que era un alfa de corazón blando, Renjun estiró la mano despacio, quitando las lágrimas con su dedo, muy suave. Lee apoyo el rostro en su mano, algo en él estaba disfrutando aquel contacto.

―No quiero hacer algo de lo que me arrepienta después. ―dijo Renjun sin quitarle la mirada de encima.

―Tampoco yo, aún así... ―el rubio acaricio la mejilla del omega, ―Se que nos arrepentiremos el doble si les damos otra oportunidad.

En eso tenía razón, Renjun lo sabía, podían hacer miles de cosas, pero volver sería la peor de todas.

―¿Entonces? No sé que hacer.

El omega se sentía perdido en un mar de dudas.

―¿Y si nos conocemos? Tenemos una semana para conocernos mejor... ―beso la frente del omega con ternura y junto ambas frentes.

―Suena bien, tengo una idea. ―le miro divertido. Sus ojos gatunos brillaron.

―Dime, te escucho. ―Haechan espero sin cambiar su posición.

―Mañana, veamonos en cualquier lugar, e imaginemos que nos vemos por primera vez. ―suspiró.

―De acuerdo, podemos tener un picnic cerca de muelle de Busan. ―sugirió, complacido con la idea.

―Bueno, que así sea... ―miro los labios del alfa, tan cerca. ―No me hagas esto...

―¿Hacerte qué? ―preguntó rozando sus labios.

―Esto. ―Renjun lo besó, moviéndose lento, degustando los labios carnosos. ―A eso me refiero.

Haechan sonrió leve al escucharlo, esta vez fue el alfa castaño quien tomó la iniciativa y beso al omega. Despacio, danzando sobre sus labios rosáceos. Mientras su mano acariciaba con delicadeza la del contrario.

Unos quince minutos se fueron entre besos, sus lobos querían más, pero los humanos en los que habitaban no estaban seguros.

―Tienes que irte. ―Renjun respiro, separándose de esos labios.

Haechan bufó, insistiendo con otro beso.

―No quiero irme, no hagas que me vaya. ―ahora Lee acariciaba con cuidado la cintura del omega.

―Quédate, estamos en esta locura juntos. ―le robo otro beso.

Se levantó de la silla y tomó su mano, guiando al alfa hacia la habitación. Hizo que se recostara en la cama, cuando Renjun estaba listo para salir del cuarto, una mano lo detuvo.

―No te vayas. ―pidió el alfa.

―¿No te incomoda? ―el omega se sintió confundido.

Haechan negó, atrayendo el pequeño cuerpo para atraparlo entre sus brazos. Su cintura estaba ahora entre las extremidades del alfa, y Renjun no tenía ganas de escapar. Cerró sus ojos, rendido al sueño, envuelto en la calidez del aroma a café que el cuerpo contrario emanaba.

                              ☾︎...........☽︎

Renjun observo al alfa dormido, le daba pena despertarlo, suponía que, al igual que él no había dormido, sino más bien, tuvo un sueño ligero y despertaba de tanto en tanto. Ambos pudieron dormir bien, uno al lado del otro.

El omega suspiró, aún le parecía algo increíble. Gracias a los celos de Jisung, Taeyong y Jaehyun eran sus únicos amigos alfas, pero no porque haya recibido una especie de permiso, resulta que ambos hombres tenían gusto por los de su mismo rango, y mantenían una relación con un dulce alfa menor que ellos.

Quitando el lado de los celos, Renjun estaba contento con eso, le parecía mejor que tener amigos omegas, todos sentimentales y delicados, además debía reconocer que en su momento sentía celos de que vieran a su alfa.

Sung siempre fue un chico hermoso, se conocieron por el mismo autobús, en Daegu. El alfa bajaba en la escuela y el omega se dirigía a su trabajo de medio tiempo después de estudiar. Un día Park fue quien rompió el silencio del viaje, y desde entonces no volvieron a separarse.

Renjun amaba con locura cada uno de sus lunares, su piel blanca, sus ojos grandes y expresivos, sus lisos cabellos negros que caían de forma delicada en su rostro, le gustaba todo de él. Razón por la que nuevamente lloraba, en silencio. Se movió despacio para no despertar a Haechan, abandono su agarre y se encaminó a la cocina, allí busco algunos ingredientes, algo con lo que pudiera preparar un buen desayuno y dos tazas de café.

Más tarde, con los platos acomodados, el pan tostado y el café servido, volteo la mirada tras sentir un peso en su cuerpo. El alfa le abrazaba por la cintura, y dejaba la cabeza reposar en el cálido hueco entre su hombro y su cuello.

―Huele delicioso... ―murmuró.

―¿Nunca te despertaron con el desayuno listo? ―Alzo una ceja curioso.

―La verdad no, siempre era yo quien hacía el desayuno... mi matrimonio no era un lecho de rosas. ―Aquellas palabras hicieron que Renjun volteara a verlo. —Mark iba a dejarme de todos modos, lo escuché decirlo por teléfono.

Haechan suspiro, la verdad le dolía, no exactamente por que su vínculo con ese omega fuera intenso, lo hacía por qué perdió muchos años queriendo dar vida a una relación inexistente. Por ello es que comenzó a ver en Renjun al omega que siempre deseó, pero había un problema. Ese omega aun amaba a su alfa.

Renjun lo abrazo, lento, deslizando sus manos hacia arriba y abajo sobre su espalda. En ese momento la puerta sonó, algunos toquidos los hicieron romper esa burbuja de consuelo que habían creado en tan solo dos días y medio.

INFIDELIDAD  °Renhyuck°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora