¡No me jodas, Miya! || Baji Keisuke x OC

Capítulo 5: La chica de finanzas.

⚠️ TW: PROSTITUCIÓN / DROGAS:
No son escenas explícitas, pero sí se
presentarán personajes que trabajan
como escorts.

[ BAJI ]

Kakucho estaba besando a Miya. A decir verdad, ya me imaginaba que vería algo como esto si me aparecía por aquí, pero aunque estaba mentalmente preparado para ello, no dejé de sentir esa estúpida sensación de mierda.

—¡No me jodas! —dije entre dientes.

—¿Qué pasó? —oí preguntar a Emma en mi auricular.

—Ellos se están besando frente a mí —susurré de mala gana.

—Awww —le oí decir a Chifuyu—. ¡Nahoya, ven a escuchar esto!

La mano de Kakucho estaba en la cintura de Miya, la verdad es que parecía una escena romántica de telenovela, ella tenía las manos sobre su pecho. Luego de algunos segundos de compartir saliva efusivamente, se separaron. Me di cuenta de algo en ese momento y es que Kakucho tenía la vista ahora puesta sobre mí, Miya no podía verme puesto que estaba de espaldas. Una sonrisa burlona apareció en la cara del tipo, me quedé helado cuando lo vi.

¡No me jodas! ¿Acaso él sabe lo que en realidad está pasando?

No, es imposible que lo sepa, se supone que Miya jamás le mencionó mi nombre ni le comentó cosas sobre mi apariencia cuando vivían juntos. Entonces... ¿por qué parecía que se estaba burlando de mí?

—¿Qué demonios? —cuchicheé.

—¿Qué pasó, Baji? —preguntó Emma.

Kakucho estaba ahora charlando con Miya, pude escuchar gracias al auricular.

—¿Cuándo te veo otra vez? —preguntó él.

—No lo sé, ya veremos qué día es más adecuado —le respondió Miya—. ¿Estarás ocupado este sábado?

—Algo así, iré al Casino Majestic —le contó él.

No me digas que esa fue la razón por la que Miya y yo estábamos en el Casino Majestic cuando viajamos al futuro... Ahora hacía sentido, las piezas estaban encajando.

—No sabía que te gustaban las apuestas —comentó Miya.

—Bueno, tal vez no por el dinero en sí —respondió—, pero sí por la adrenalina.

—¿Adrenalina?

—Me gusta sentirla, yo disfruto cuando le gano algo importante a alguien más —le explicó él—. Ya sabes... Cuando alguien cree que el premio será suyo, entonces llego yo y les cambio la jugada por completo.

Me di cuenta de que el idiota me estaba mirando. No me jodas, estoy seguro de que este imbécil sabe algo, él sabe algo que nosotros no... Y el hijo de puta me está provocando, eso que dijo fue definitivamente una indirecta para mí.

—¿Quieres acompañarme al casino, Miya? —preguntó él— Habrá un evento de un amigo cercano y será algo formal.

—¿Qué tan formal?

—De etiqueta —sonrió él—. Y por cierto, es a las ocho de la noche. ¿Crees estar libre?

—Dile que sí, Miya —habló Inui—. Recuerda que no puede recogerte, así que miéntele.

—De acuerdo, aunque creo que tendré algunas vueltas por hacer ese día, así que probablemente llegue un poco más tarde, ¿te parece bien? —contestó Miya.

—Está bien. Entonces nos vemos ahí, ya tengo que irme, te escribo cuando llegue a casa —él besó su mejilla—. Y ya lo verás, será una noche bastante divertida.