tercera carta; isaza

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para Isaza:

Si me quedo un poco en silencio, ambos sabemos que no es un gran esfuerzo para mi, mi mente reproduce tu risa, o tu voz al cantar a la par del piano, o incluso indicando algo en tu rol de productor, tratando de que todo esté perfecto

Que todo valga la pena ¿Verdad? Siempre lo dices

Sabía lo desconfiado que eras con la gente, me lo había advertido Martin. Que te costaba conocer gente nueva, en el fondo tenías miedo que alguien te fallara. Y aunque los meses siguientes al día de conocernos, no nos tratamos de la mejor forma, teníamos más en común de lo que nosotros pensábamos

Es que nunca pensé que el que me ponía apodos fastidiosos era, también, fan de Sabina

Que el que me hacía poner incomoda con cualquier tema relacionado a Villamil, era tan tranquilo como yo

Y que el que me miraba con cara extraña absolutamente en todos los ensayos, le gustaba la magia como a mi

Te aprendí a querer, créeme que me costo, pero que suerte que pude hacerlo

Creo que nunca te lo había dicho, quizás en alguna borrachera, pero admiro la energía que creas alrededor tuyo sin ni siquiera darte cuenta. Es extraño, lo sé, pero hay algo en ti que hace que toda persona que de verdad te conozca, quiera estar cerca tuyo siempre. Gracias por dejarme descubrirla, aunque eso nos haya costado varias peleas e insultos de ambos lados

Vivimos muchos momentos juntos, pero siempre voy a recordar la noche que empezamos a ser amigos. Es que para no recordarlo, si casi termino sin algunos mechones de pelo. Hablando de eso, debo agradecértelo también, gracias por cuidarme de Daniela

Esa noche siempre va a ser recordada como la noche del drama más grande de La Tea. Cuando Daniela apareció en el bar con otro chico, a la semana de romper con Villa, sabiendo muy bien que ese día Malta tocaba allí.  Cuando me explicaron, la eché del bar con gritos de por medio, sin ninguna timidez. Claro que me ayudaste, pues la ex de tu tocayo no era del agrado de nadie, pero menos del tuyo

Tengo aún en la retina tu cara de sorpresa como si fuese ayer, y como entre tantas risas, me confesaste que no podías imaginar un cuerpo tan pequeño gritando tantas groserías. Me diste un abrazo fuerte, de esos que das siempre, y cantamos Malparida de Matari el resto de la nocturna jornada

También me acuerdo de como descubriste mi pequeño no tan pequeño problema. El dia que papá me dio su ultimátum, si no estudiaba abogacía, me iba de casa. Lejos de alejarte, me defendiste siempre, incluso si eso significaba discutir con él. Debo agradecer hasta el fin de mis días el hecho de que tú y tu familia me aceptaron como una más, cuando finalmente me echó de casa. Ahí descubrí que tu generosidad venía de genética

Podría estar años agradeciendote todo lo que hiciste por mi, pero un viaje me espera y planeo seguir el consejo que me diste el sábado, en aquella llamada que duró casi una hora. Ya era tiempo de hacer valer todas las decepciones, todos los llantos, todas las frustraciones

"Que todo valga la pena, amiga"

Trataré de hacerlo, te lo prometo

Gracias, Isa. Por nunca dejarme caer, por nunca soltarme la mano

Sinceramente, Alessia

Sinceramente, Juan Pablo - MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora