7. Final

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— Llegas tarde Deku — saludó Katsuki al recién llegado peliverde. Éste venía junto a Charlie y Silver, quien no se le había despegado desde que llegó. 

Cada que el pecoso se iba, el rubio no era el único que sufría su ausencia, pues su lobos se había acostumbrado también a la presencia del pecoso y no les gustaba que se fuera, por eso cada vez que llegaba se le pegaban como lapas. 

Se le hacía injusto porque ellos tenían la ventaja de que si lo extrañaban demasiado, podían irse y buscarlo en cualquier momento. Por que sí, después de la primera visita que le hizo al pecoso en su aldea, los lobos memorizaron el camino e iban cada que podían.  En cambio él tenía que esperar hasta que el pecoso fuera el que viniera, porque no podía dejar sus deberes tantos días.

— Lo siento Kacchan, es que tus amigos no me dejaron ir antes — respondió el pecoso bajándose de Silver y acercándose al rubio para saludarlo con un beso. 

Katsuki lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia su cuerpo apenas estuvo a su alcance para profundizar más el beso. Mierda, cómo extrañé esto pensaba al saborear los carnosos y suaves labios de su pareja. 

Izuku sonrió en el beso al notar la posesividad con la que el rubio lo besaba, pero se dejó hacer. Sabía que su novio estaba molesto y algo celoso también de que compartiera su tiempo con los demás en lugar de él.

Hace un año ya que se habían presentado oficialmente como novios. Izuku recuerda que la primera vez que conoció a todos estaba muy nervioso de que no lo aceptaran, pero para su sorpresa fue muy bien recibido. En especial por la madre de su rubio, quién le había agradecido por hacer milagros con su hijo, no entendió exactamente a lo que se refería pues Kacchan no dejó que su madre le dijera más nada, pero le agradaba saber que por lo menos le caía bien.

Lo que todos tuvieron en común con sus reacciones fue que mientras el rubio estaba presente, los molestaban y le preguntaban qué le vio para estar con él, pero en cuanto se iba, le pedían que lo cuidara bien. Todo eso le llenó el corazón de un sentimiento cálido, le alegraba saber que Kacchan estaba rodeado de tantas personas que lo querían.

Para Katsuki por otro lado, la presentación de su novio a su círculo había sido la peor decisión que pudo hacer. De por sí ya era bastante malo que le robaran la atención del pecoso sus propios lobos para que se le sumaran más extras a la ecuación, pero su peliverde estaba tan feliz de que los demás lo aceptaran, que se tragó las ganas de mandarlos al demonio.

— ¿A dónde iremos esta vez? — preguntó Izuku en un susurro una vez se hubieron separado del beso.

— Al refugio principal, Star tuvo sus crías hace poco, y sé lo mucho que querías ver a sus cachorros así que... — explicó Katsuki mientras le hacía una seña para que lo siguiera, recordándose mentalmente que todo era en pro de la felicidad de su pecoso amor, porque sabía que una vez que llegaran, tendría que compartir la atención del nerd con toda la manada. 

 

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Bajo la aurora borealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora