Castigo...
•
Paseando por el mercado de fin de semana, Luis Rodríguez busca con la mirada en cada esquina, a Camilo. No cree encontrarlo, pero tiene la esperanza de que si. Debe regresarle su ruana, aunque no quiere. También tenía curiosidad de si las cosas habían salido bien con su familia a la final, se sentía mal ante la idea de que se hubiera metido en problemas con ellos. Se la habían pasado tan bien que el tiempo se les había ido.
Sonriendo con discreción, el chico desea que algo así se repita. Además, ahora tenía una misión: descubrir si tenía, aunque sea, la más mínima posibilidad con el chico Madrigal. ¡A él realmente le gustaba Camilo! Y por supuesto que no quería arruinar las cosas entre ellos, pero no podría vivir tranquilo si seguía sintiendo esa ansiedad por quizás estar perdiendo una oportunidad. Posiblemente estaba loco y perdería demasiado si se equivocaba, pero debía arriesgarse un poco.
Deteniéndose en un puesto de joyería artesanal, a Luis le llama la atención algo que podría gustarle a Camilo. —Di-disculpe. —acercándose, llama la atención de la encargada.
[...]
Un poco decepcionado de no haber encontrado a Camilo en toda la mañana, Luis se emociona al sentir que alguien toma su hombro para llamar su atención, más la expresión de felicidad se tuerce cuando ve que es sólo su mamá.
—Iré a tomar café con la señora Miranda. —ella dice con señas. —Dejé las cosas con tu padre, las iremos a buscar cuando regresemos a casa. ¿Está bien, cariño? —pregunta obteniendo un pequeño asentimiento de su hijo.
Recibiendo un beso en la frente, su madre se despide de él y le dice que luego se verán en la biblioteca de su padre. Con tiempo, planea darle una vuelta más al mercado, con suerte encontrará al cambia formas.
Lo cual hace a los minutos de continuar su búsqueda.
Ve a Luisa primero, quien parece estar discutiendo con alguien, y cuando se enfoca en la otra persona ¡Es Camilo! Aunque era extraño verlo sin su ruana, esa mañana se ve tan bien como siempre.
Acercándose, jala suavemente uno de los rizos del castaño para llamar su atención. Dejando de discutir, el chico Madrigal se voltea a ver quién está detrás de él, alegrandose de inmediato.
—¡Luis! —suelta emocionado, acercándose para estrecharlo en un fuerte abrazo sorpresa.
¡Había estado buscándolo toda la mañana mientras estaba con sus tíos y Luisa! A quien estaba rogándole para que le dejara solo por al menos unos minutos. Por estar castigado, tenía prohibido estar en el pueblo a menos que fuera para cumplir con sus tareas diarias. Ese día su madre le mando a ayudar a su tía con las cosas que llevará del mercado, pero más que un castigo había sido una oportunidad de oro. Así podría, con suerte, encontrarse a Luis y poder explicarle que no podrían pasar el rato por un tiempo.
El azabache, asombrado, tarda en corresponder; pero lo hace cuando parece ser que Camilo no tiene planeado soltarlo, hasta que lo haga. Luisa, mirando desde su posición, observa a ambos chicos con curiosidad. No es que supiera mucho de su primo, pero era nuevo verlo junto a un amigo. Estaba demasiado acostumbrada a verle trabajando o en casa.
—¡Que suerte que estés aquí! —Camilo no para de gritar extasiado, haciendo que Luisa se pregunte cómo el chico de lentes que había aparecido, no se veía afectado por eso, pidiéndole a Camilo que se calmara y dejara de alzar tanto la voz. —Tengo poco tiempo, así que haré un resumen. —toma al niño por sus hombros, acercándose demasiado para comenzar a explicar que está castigado, que no tendrán tiempo para verse y que espera no lo olvide en ese tiempo. Lo último hace reír muy bajito al chico de cabello negro, siendo su primo bastante dramático. —Y quería saber si... —viéndose un poco nervioso, el cambia formas muerde su labio. —¿Podrías enseñarme a hacer eso que haces con tus manos para comunicarte? —pregunta algo inseguro.
ESTÁS LEYENDO
"Sólo se tú" | Camilo Madrigal. [BL]
FanficDemasiado ocupado ayudando a todos en el pueblo, Camilo no tiene tiempo para el amor... Hasta que choca con él, literalmente.