María alexandra era una chica del año 2021 que había terminado enfermería con tanto esfuerzo, sus "amigas" decidieron irse a un acompañamiento para festejar su maximo logró, aunque para María no quisiera ir, sin embargo algo cambia cuando una de ell...
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Cuando la marea comience a subir, puedes notar como los peces tratarán de salvarse de los tiburones.
Seres feroces que solo ansían devorar a los peces pequeños.
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María sabía de ante mano que el invierno era tan duro, que tenía que mantener calientitas a sus hijas quienes por fortuna no se habían enfermado.
-este frío es tan duro que a veces tengo miedo de que nunca llegue la primavera.- susurró tice quien daba unas mantas calientes a las pequeñas bebes.
~no temas mas, muy pronto vera la primavera y es nuestra oportunidad llegará.~ susurró María sin dejar de taparse.
El fuerte frío llego en los pasillos, hace unos días se había enterado que su tía había iniciado una búsqueda para la esposa de iskender.
A lo que María comenzó a trabajar bajo secreto de tal modo que nadie supiera de esa mujer.
Nadie.
-mi sultana, la gente del pueblo esta siendo resguardados en la casa de hogar que ha pedido, al parecer todos están en mejores condiciones.-
Ante el frío invierno, María logro construir una vivienda donde se refugiaron muchas personas,quiénes fueron recibidos con comida, mantas y doctores.
Esto fue por ayuda del emperador romano quien no dudaba en mandarle cosas para ayudar a su pueblo.
~me alegró....tambien a mis soldados han recibido a la atención que se merecen.~
Mientras tice abrazaba a hurrem, María solo se detuvo a darle cariño a bala, sin embargo esa noche era el doble de frío que María tuvo que llamar a sus hermanos para poder dormir juntos y así mantenerse a salvo.
Sin embargo mientras dormían, María escuchó unos sollozos a lo que se incorporó en la cama para ver quien lloraba.
~Murad?......mi león que tienes?~ pregunto María al ver a murad llorar en el filo de la cama.
-pesadillas....horribles pesadillas.-
~ven aquí mi pequeño, tu hermana mayor te protegerá.~
Murad entre lágrimas corrió a abrazar a María mientras esta le sobaba la espalda para calmarlo sus lágrimas.
Sabía que era duro de analizar, un niño de seis años había perdido a su hermano enfrente de el.
