Yibo, corría lo más rápido posible por los pasillos, requiriendo llegar pronto al despacho del pelinegro. Una esquina más, y ya lo tendría enfrente, haciendo su deseo de ver a Zhan realidad.
Dos agentes guardaban la puerta de madera pero, ni siquiera ellos, pudieron detener al veloz castaño. En un abrir y cerrar de ojos, éste ya estaba dentro, buscando con la mirada a su ex-novio. Tras dos segundos de entrar revoleado, lo situó sentado en el sofá bajo la ventana, mirándole con extrañeza.
— ¿Yibo? — se levantó del asiento.
— Joven, no puede estar aquí — le reclamó un policía, colocando su palma en el hombro del menor.
Sin embargo, el toque no fue de utilidad ya que no le impidió acercarse a Zhan y abrazarlo. Sus brazos rodearon su cintura y apoyó el mentón en su hombro, experimentando esa calidez que solo el azabache le proporcionaba.
— ¿Por qué lo hiciste?
— ... El director... me pidió una razón... y no podía mentir.
— Pues no hubieras mentido pero..., al menos explica que no me violaste. Si no hubiera declarado a tu favor estarías en la cárcel, Zhan — se separó, notando los ojos del pelinegro acuosos.
— Lo siento.
— Sigh — suspiró. — Por lo menos ya pasó. No pidas perdón — lo abrazó por segunda vez.
— No. Te herí, actué sin tu consentimiento, tomé decisiones que no me correspondían... y, aún así..., tú me acabas de salvar — sus pupilas, se vieron fijamente por primera vez en mucho tiempo.
Sus corazones se aceleraron, mostrando que querían volver a latir al compás de su amado. Se amaban con locura y, ese deseo constante de besarse, se presentó en la escena.
Yibo estaba a punto a caer, un segundo más y mandaría a la mierda todo lo que dijo el día del examen para darle una segunda oportunidad a su relación. Después de ese bache y de gritar que amaba a Xiao Zhan, fue consciente de que su vida sin él había sido un completo desastre, llena de tristeza y dolor.
Ahora, era cuando estaba realmente feliz, con su conejito entre sus brazos, con sus iris miel frente a los suyos chocolate.
No obstante, el mayor, aún queriendo lo mismo, al ver como el ambiente se tensaba, se retiró. No deseaba incomodar a Wang, él dijo que lo suyo terminó... y debía aceptarlo.
¿Qué ganaría besando en este momento al menor? Nada, solamente molestarlo.
— Muchas gracias por sacarme de este lío — le agradeció casi formalmente.
— Mm. No... no es nada, Señor Xiao — sus planes de besar al azabache habían sido truncados. Ya entendió que, las palabras que le dedicó semanas antes, habían calado profundamente en Zhan.
Nada sería lo mismo.
— Espero que todo vaya bien — comentó el comisario ingresando a la estancia.
— Sí. Todo está muy bien.
— Me alegro. Al final los Señores Wang no le pondrán ninguna demanda, por lo que el asunto se quedará aquí. No tema, no irá a la cárcel — el cuerpo del pelinegro se relajó. — Aunque..., trate de no armar otro revuelo como éste y, si sucede, que no sea con menores de edad.
— Sí, señor agente.
— Pues eso es todo. Debe ir al despacho del director del centro. Él tiene que hablar con usted, Señor Xiao. Y, Joven Wang, sus padres le esperan en la salida.
— De acuerdo — asintieron al unísono.
El policía desapareció de la habitación casi de inmediato, satisfecho de haber terminado un caso y que éste terminara bien. Por otro lado, los protagonistas del escándalo volvieron a abrazarse... antes de despedirse.
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¡APRUÉBEME, SEÑOR XIAO! | Yizhan (FINALIZADA)
FanficDesesperación. Desesperación y rabia. Esos fueron exactamente los sentimientos de Yibo al ver ese "3" escrito con tinta roja y rodeado con un círculo en la parte superior del examen. ¡Era imposible! ¡Literalmente imposible! Estudió durante días y no...