Capítulo 3

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Me despierto y estoy en el suelo de mi cuarto. Miro al reloj, son ya las 8. Busco en mi memoria aunque lo que encuentro está borroso. ¿Cómo he llegado al suelo? Hago un esfuerzo, me levanto sintiendo una presión en mi hombro izquierdo. De repente imágenes llegan a mí como flashes y me acuerdo de todo. El señor, la caja... También recuerdo que fui a cenar y cuando llegué a mi habitación me desmayé. Genial.

Me las arreglo para llegar al instituto y vestirme antes de las 8.30. Esto me está matando, le tengo que contar a alguien que veo cosas. Aunque claro, siempre cabe la posibilidad de que me metan en un manicomio.

 Cuando entro en la clase de Lengua, nadie está allí excepto el Sr. Stewart. Le saludo vagamente con la mano y me siento en mi pupitre.

- Buenos días- dice una voz a mi lado que me sobresalta tanto que casi me caigo de la silla - parece que alguien se ha levantado con el pie izquierdo.

- No, al parecer no me ha hecho falta, he dormido en el suelo de mi cuarto- contesto, llevándome una mano a la cabeza.

-  Abby, ¿Estás bien?- el tono de voz de Thiago es ahora más amable, y su mano roza descuidadamente la mía. Cuando pasa esto, empiezo a marearme y todo se sume en una oscuridad terrorífica.

Esta vez, todo es diferente. La conexión es débil, como si algo me quisiera apartar de ver lo que estoy a punto de presenciar.

Me encuentro en un piso destartalado, la luz es tenue y tengo que hacer un esfuerzo para fijarme en una figura que se mueve hacia mí.

-   Tienes que encontrarla y matarla, es nuestra única salvación- un hombre de alta estatura y barba, de mediana edad dice mientras me mira con sus penetrantes ojos azules.

-  Ya sabes lo que opino de esto. No me gusta hacer el trabajo sucio de nadie- es la voz de Thiago, está saliendo de mí. Observo cómo mis brazos reaccionan sin que yo les dé la orden y se apoyan en mis rodillas-las de Thiago- y me levanto.- ¿Su nombre?

-   Sabes que no es trabajo de nadie. Es de todos. Se llama Abby.

De repente, vuelvo a estar en el aula de Lengua y mi compañero me mira como si no hubiera pasado nada. Ahora, un dolor se abre paso en mi cabeza y me siento mareada.

-   ¿Estas segura de que no te pasa nada? -me pregunta Thiago con una sonrisa pícara, aunque algo le molesta.- Parece como si acabaras de ver a un fantasma.

-  No, estoy bien-digo intentando fingir que no acabo de verle aceptar una misión que incluye mi muerte. Una campana suena y, como si todo el mundo hubiera estado esperando esa señal, entran en clase llenándola en apenas unos segundos.

El señor Stewart empieza a hablar y soy incapaz de concentrarme en lo que está diciendo. Mi mente está demasiado ocupada intentando razonar lo que acabo de ver. Esta vez parecía demasiado real, siento que algo ha cambiado dentro de mí, que cada vez las visiones son más poderosas. Recuerdo ese sueño que tuve durante meses después de mudarme a Woodburn, después ocurrió otro antes de ir con Kara y cuando me desmayé, esa misma noche. Por último ha pasado cuando he tocado a Thiago...

-    ¿No es así, señorita West? - reacciono levantando mi cabeza tan bruscamente que creo que todo el mundo ha notado que no estaba en el tema.- Le repito la pregunta, ya que no ha estado atenta: Un autor literario del siglo XIX en América.

-    Edgar Allan Poe- oigo la respuesta correcta a mi lado.- Sin mencionar a autores como Jack London-

- Está bien, Blair- le corta el señor Stewart-usted, West, preste más atención la próxima vez.

Thiago se gira y nuestros ojos se encuentran. Hay algo en él que me pone nerviosa, que me produce la sensación de que mi corazón pudiera saltar de mi pecho. Se empieza a reír en voz baja.

-  ¿Qué es tan gracioso?- susurro en voz tan baja que me cuesta oírme a mí misma.

-  Nada, sólo que te acabo de salvar el culo- dice él, sonriendo. Es la primera vez que le veo alegre. Era verdad que no me sabía la respuesta, pero no me hacía falta alguna. - además deberías haber visto tu cara de empanada.

-  Asique ahora te dedicas a mirarme mientras el profesor explica- contesto, no dispuesta a caer en su juego. No me va a conseguir cabrear.

Me dedica una mirada pícara que consigue en mí una sonrisa.

Centro mi mirada en la pizarra y me quedo así hasta que a una media hora de que la clase termine. Empiezo a reflexionar sobre Thiago; parece incómodo en el instituto, como si estuviera haciendo algo en contra de su voluntad al hablar conmigo.
Mi cerebro parece que va a explotar cuando veo a Kara hacer gestos que indican que salga. ¿Qué querrá?  En apenas un minuto me he inventado la primera- y última- excusa para salir de clase sin que el Sr. Stewart sospeche nada. Un poco más allá de las taquillas se encuentra mi amiga, parece impaciente ,se aferra a unas carpetas que sostiene en sus manos.

- ¿Estás loca? ¿Sabes que nos puede caer una gorda si nos pillan, verdad?- le digo casi en un susurro. Nunca me había saltado clase y menos había mentido a un profesor, me siento fuera de lugar aquí.

- Confía en mí, Abby- me mira divertida y luego carraspea- he encontrado información demasiado importante como para callármela. ¿Te acuerdas de que te dije que mi padre era policía?- espera a un signo de aprobación que realizo asintiendo y prosigue- Bien, pues le he conseguido quitar estos papeles de los casos anteriores de asesinato.

Kara me mira entusiasmada mientras que me pasa uno de los folios que mencionó antes. Lo abro y veo algunas fotografías de cuerpos deteriorados por los cortes y noto el ácido del vómito asomándose por mi garganta.

- ¿Qué me quieres demostrar con esto?- pregunto yo, intentando esconder mis náuseas.

- Fíjate en el apellido de todas las víctimas-Peters- eran

-  Todos de la misma familia- decimos simultáneamente

-  Ahora tengo que irme y devolver estos papeles a la oficina pero, ya he hecho fotocopias, asique tranquila, además te informaré de lo que encuentre- dice con un brillo en los ojos.

-¿Por qué quieres investigar esto? -pregunto, ya que ella ha tenido la idea antes de que yo lo mencionara.

- La respuesta es simple; este pueblo es pequeño y para lo poco que pasa, quiero tener respuestas. Además, tantas temporadas de Castle seguidas no son buenas para nadie y menos aún para la hija del comisario de policía.

Suelto una carcajada y miro a mi reloj: habían pasado 3 minutos. Vuelvo a clase después de despedirme de Kara y  me paso el resto de la clase pensando en los asesinatos. Sé que significan algo, pero todavía no se el qué.

Mi luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora