Seis.

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¿Quería cazar? ¿Estaría mal si dijera que sí? Es mi naturaleza, pero tengo empatía por los humanos, algunos.

Clara me había dejado sin palabras en la cocina. Luego de eso, el resto del día pasamos hablando con Harry sobre como funcionaba la realeza aquí. Había preguntado sobre porqué habían incendiado nuestro pueblo, porqué buscarnos de esa manera tan brusca y porqué llevarme a un calabozo. Cuando pregunté sobre el calabozo, Clara me miró extrañada: como si no supiera de qué hablaba y la pregunta parecía incomodar al rey Harry. Sin embargo, respondió:

"Desde ya mis princesas les ofrezco una disculpa por incendiar su pueblo. Pero nuestra política era así. Charles se dió a conocer frente a todos y los mortales no pueden saber sobre nosotros. Quien les borró la memoria ya no estaba con vida, fue asesinado por Gaia años atrás y la única opción era matarlos. Puedes diferir con el método que utilizó Charles pero era su decisión. Por otro lado, ¿Como tomarlas si unos vampiros aparecen y dicen que son princesas? Teníamos que traerlas a la fuerza. Si rechazaban la realeza, tendrían que morir ya que estarían traicionando al reino. Y con tu última pregunta, has estado en el calabozo porque sospechábamos de que no eras Isabelle. Pero lo eres. El calabozo es para los traidores, vampiros o algunos humanos que nos han descubierto. Y si me preguntas esto, también has visto que Charles tomó niños y bebés de aquellas familias. No tenemos permitido asesinarlos, pero sí convertirlos."

Clara lloraba al escuchar aquello, seguía siendo la misma sentimental de siempre y todavía nos quedaba debatir sobre quién reinará, pero lo dejamos para otro día.

Luego de aquella conversación cada una fue a su habitación. Clara y yo no éramos tan cercanas, siempre fuimos independientes a pesar de ser hermanas. Éramos muy diferentes, no compartíamos ideales, pero al fin y al cabo éramos hermanas.

Me senté en la ventana de mi habitación mirando la luna caer sobre la ciudad. La casa tenía un patio enorme lleno de árboles, parecía un bosque.

Recordé a James. Y a Charles. Pero a James primero. Recordé el estar juntos en el tejado, me intrigaba saber qué hacía allí, o si simplemente fue casualidad.

Seguí mirando a la luna, pensando en todo lo que había pasado en estos días. Miré la ciudad, mí ciudad. Sus luces, su belleza. Pero de todas formas seguía aburrida. ¿Qué sería de mi vida ahora? Toda mi vida fue así, nunca tuve algún amigo, tampoco podía. Al menos en el pueblo podía divertirme cazando. Ahora apenas y puedo dejar esta enorme cada. ¿Toda mi vida sería así?

Volví a mirar el patio, ahora estaba él mirándome con sus ojos verdes y su cabello despeinado. Me sonreía, como si quisiera decirme algo. Hice una mueca, todavía me incomodaba su presencia. Con su mano me saludó, lo cual repetí y segundos después ya no estaba parado al lado de aquel arbusto, si no que se encontraba en el balcón de mi ventana. Me moví del susto, admirando la velocidad que tenía para moverse de un lado a otro.

Caminó hasta mi ventana y se sentó. Abrí la misma para poder hablar con él.

- ¿Aburrida? - Preguntó con una sonrisa.

Asentí con mi cabeza, saliendo por la ventana para poder sentarme junto a él.

- Digamos que no hay mucho que hacer aquí - Rodee los ojos - Lo único que he hecho fue leer, leer y hablar con el rey Harry. - Tomé mis rodillas hacia mí, rodeando las mismas con mis brazos.

James hizo una mueca.

- ¿Quieres divertirte? - Preguntó mirándome con aquellos ojos verdes.

Era divertido, me había costado un viaje en caballo destruyendo lo poco de columna que tenía pero aún así, podría decirse que es lo mas cercano a un amigo ahora.

Hands Tied.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora