No me siento bien

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Narra Mihawk Había pasado una semana desde lo que ocurrió con Shanks. Desde que lo marqué, puedo sentir todas sus emociones intensamente. Es como si nuestros lazos se hubieran fortalecido aún más. Puedo sentir cada golpe que él recibe, cada enojo que experimenta. En este momento, Shanks está relajado viendo una película mientras acaricia suavemente mi pierna.


—Si quieres mimos, solo tienes que pedirlos —dije con mi típico tono de voz.


Quiero mimos, Mihawk —dijo sentándose en mi regazo, buscando consuelo.

—Te quiero —susurré mientras acariciaba su cadera, brindándole ese cariño que tanto necesita en este momento.

—Te amo —me dijo el omega, mirándome con ternura—. Oye, me siento mal —agregó, preocupado.

—¿Qué tienes? —pregunté, mirándolo con atención, buscando cualquier señal de malestar.

—Tal vez esto te lo diga —me entregó un termómetro. Lo tomé rápidamente y lo observé con detenimiento, tratando de descifrar lo que su temperatura podría revelar.

—Oh, estás... —una sonrisa se formó en mi rostro mientras acariciaba suavemente su vientre redondeado—. Mi cachorro —dije emocionado, besando tiernamente su frente. Luego, lo cargué en mis brazos y lo llevé hasta nuestra habitación, asegurándome de que esté cómodo y seguro.

—¿Te gustó la noticia? —preguntó mientras lo acostaba con cuidado en la cama.

—Me encanta la idea de ser papá. Tal vez sea por mi edad —dije mientras me acomodaba a su lado, sintiendo una oleada de felicidad y emoción recorrerme.

—Para mí, no eres viejo —me aseguró, quitándome suavemente la camisa, revelando mi torso desnudo.

—Gracias, aunque ya tengo mis años —dije con una leve sonrisa, apreciando su gesto de cariño—. ¿Por qué me quitaste la camisa? —pregunté curioso, mientras acariciaba suavemente su mejilla.

—Algún día viviremos juntos y quiero asegurarme de que estés cómodo en nuestro hogar —explicó con ternura, deslizando su mano por mi pecho con suavidad.

—Bueno, no es muy cómodo tener los pantalones puestos —respondí con una pizca de picardía, riendo levemente ante nuestra complicidad.

—Sí, entiendo la indirecta —dijo sonriendo traviesamente mientras desabrochaba mi pantalón, revelando más de mi desnudez.

—Me alegra saberlo —respondí con una mirada llena de deseo y complicidad, dejando que nuestros cuerpos se acerquen aún más.

Sentí cómo mi piel se encontraba totalmente desnuda, Shanks había logrado desvestirme por completo. Sin embargo, antes de que las cosas fueran demasiado lejos, decidí ponerme el bóxer para mantener cierta decencia.

—¡Shanks! —exclamé sonrojado cuando me di cuenta de su pequeño "accidente".

—No está erecto y aun así es tan grande y grueso —murmuró con una sonrisa traviesa, dejándome sin palabras ante su atrevida observación.

—Tu entrada lo recibió bien —dije, tratando de mantener un tono juguetón mientras me ponía el bóxer, disfrutando de la complicidad entre nosotros.

Ambos estábamos acostados en la cama, mis caricias se dirigían a su vientre, mientras mi mente se llenaba de imágenes de nuestros futuros hijos. Me fascinaba la idea de ser papá y ver cómo nuestros lazos se fortalecerían aún más con la llegada de nuestra familia. Poco a poco, el cansancio se apoderó de mí y me quedé dormido, abrazando a Shanks y sintiendo una paz y felicidad indescriptibles.

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