𝗥𝗲𝗯𝘂𝗶𝗹𝗱 | 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻

🥛°.≀ O1 ᐝ•

Tres de la mañana. Y el chico ya no sabía qué hacer, su bebé no paraba de llorar y por más que el intentará encontrar una razón de su llanto no lograba que el pequeño se calmará.

─ Niki. Qué es lo que sucede mi amor. ─ lo abrazó con dolor, verlo sufrir y él sin poder ayudarlo le desesperaba. ─ Yo también extraño a tu papi, no sabes cuánto me hace falta ahora. Sentir sus cálidos brazos, e imaginar su hermoso rostro irradiando felicidad al saber que por fin estas aquí... ─ comentó con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta formándose al ya no poder continuar.

Jake perdió a su omega destinado cuando Niki nació. Sunoo no soportó la labor de parto, falleció segundos después de que su bebé naciera, era tanta la sangre perdida que su cuerpo ya no pudo soportarlo más.

Dando la vida a un nuevo ser y perdiendo la suya en el intento.

Jake quería morirse junto a él cuando los doctores le dieron la noticia. Su lobo estaba sufriendo la pérdida de su amor destinado tanto como él, que ya no quería seguir sin la brillante compañía de su amado.

Le desesperaba ya no sentirlo, no escuchar su melodiosa voz cada que intentaba llamarlo desesperadamente por medio de la marca; su lazo se había roto. Junto a su corazón y todo su sentir que se quedaron enterrados junto a el cuerpo inerte de la persona a la que amo con inercia.

Sunoo se llevó todo él.

Y cuando creyó que ya nada lo haría salir de ese abismo lleno de dolor que lo iba matando poco a poco, sus ojos conectaron con los pequeños ojitos azules que le miraban atentamente.

Ese día Jake lloro toda la noche, su hijo era como una pequeña versión de él y su esposo, los ojos tintineantes del cachorrito le hicieron recordar a él, tenía la misma sonrisita y el mismo color azulado como eran los ojos de Sunoo.

Jake decidió ese día, con su bebé en brazos, que no se dejaría consumir por la pérdida de su esposo, no hasta que su lindo fruto de amor creciera sano y feliz, porque lo que jamás se perdonaría era dejar a su lindo hijo solo en el mundo.

Él lo necesitaba.

─ Yo te cuidaré y protegeré de todo cachorrito. ─ dijo en un susurro, depositando un suave besito en su cabecita mientras las lágrimas no dejaban de fluir por su rostro. ─ Desde ahora en adelante solo seremos tú y yo. Mi pequeño, Niki. ─ el adulto sonrió leve cuando el pequeño bebé posó su manita en su mejilla, él reaccionaba ante ese sobrenombre, pues fue con el que Sunoo lo llamaba siempre cuando aún estaba en su pancita.

─ ¿Te gusta que te digan Niki? ─ le preguntó al bebé y las comisuras de sus ojitos se arrugaron, le estaba sonriendo. Eso a Jake también lo hizo sonreír por nos momentos. ─ Hola, Niki. ─ volvió a llamarle y el bebé se acurrucó en su pecho.

Era claro que el cachorrito se sentía seguro en los brazos de su padre alfa, pero él también sentía ese lazo roto, pues la conexión estaba entre los tres. Y con la falta de la otra persona que complementaba su vínculo, el pequeño también podía llegar a sentirse triste.

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─ ¿Jake? ¿Te encuentras aquí? ─ preguntó el mayor desde la puerta. ─ Voy a pasar. ¿Bien? ─ le informó y con lentitud abrió la puerta de la habitación.

Encontrándose con una linda escena de su amigo dormido con todo su cuerpo extendido en la cama y su bebé dormido en su pecho. Sonrió enternecido y se quedó observándolos por un largo tiempo.