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Jake estaba nervioso, hoy era el día de entregar el análisis que hizo con bastante esmeró por semanas para por fin tomar las riendas de Ceasefire Company, pero no lo encontraba por ninguna parte, quedaban menos de cinco minutos y su padre no era con exactitud el hombre más paciente de todos.

─ ¿Estás buscando esto? ─ recargado en el umbral de la puerta SeonWoo le mostró un folder vino tinto.

Jake se acercó para tomarlo con rápides, llenando su rostro de besos. ─ ¡GRACIAS! ─ Le dio un beso en los labios.

─No tienes un orden Shim. Por eso no te das cuenta de dónde dejas las cosas. ¿Qué harás si no me tienes a mí? ¿ah? ─ Se cruzó de brazos.

─No sé qué haría sin ti bebé ─ Jake pellizcó uno de sus mofletes con ternura y el omega bufó, mirando hacia otro lado, como si su rostro no se hubiera pintado de carmín, Jake abrazó a su omega fuertemente llenándolo de besos con su lobo ronroneando de satisfacción.

─No pierdes la cabeza porque la tienes puesta ─expresó y dejó un beso en sus labios ─. Vete ya o se hará tarde.

Jake asintió, pero antes de salir, le robó un beso.

─ Te amo.

─ También te amo, alfa. ─abrazó a Jake por los hombros y poniéndose de puntitas le dio un beso más largo y dulce.

Al salir Jake avanzó en retroceso sin dejar de mirar a SeonWoo hasta llegar a su auto, SeonWoo reía mientras agitaba su mano con diversión hasta verlo subir al auto a tropezones para luego bajar la ventanilla y también agitar su mano con ímpetu hacia su omega.

─ ¡Suerte! ─gritó entre risas y cerró la puerta una vez que Jake arrancó el auto.



✮ ⋆ ˚。𖦹 ⋆。°✩



Sus padres y todos en la empresa estaban demasiado felices por la joven pareja que surgía de las dos familias más poderosas de Corea. Aunque al principio el compromiso fue realizado por simples negocios, lo tomaron bien una vez que notaron quién se convertiría en su esposo, fueron comprometidos incluso antes de nacer, y, a pesar de haber contraer nupcias siendo apenas adolescentes, su romance era tan puro que de sus orbes brotaba una chispa de dulzura y emoción por vivir juntos para toda la vida.

─Oow mi novio es tan hermoso ─expresó Jake al mirarlo en ese traje rosa con encaje floreal ajustado a su figura. SeonWoo se sorprendió de verlo en la habitación porque no deberían verse, sin embargo, Jake era tan impaciente que sin que su padre lo notase se apresuró a buscar a su chico ─. Luces tan hermoso mi amor ─dijo enamorado mientras besaba los nudillos de su chico con delicadeza, podía sentir su dulce aroma en toda la habitación dejando a su lobito a su merced.

─Bah no seas tan cursi, me empalagas. ─ Hizo un gesto de asco a pesar de que una sonrisita boba brotaba de sus labios.

─ ¿Estás listo? ─ preguntó hipnotizado por el mar en sus ojos. SeonWoo asintió con una sonrisa y tomados de la mano caminaron a la salida. Su alfa era el más guapo de todos.

Jake admiró el anillo reluciente en el dedo anular de Sunoo sin creerlo todavía, alzó la mirada con una gran sonrisa al mirar a su prometido quien con un cálido beso en la mejilla le dijo cuánto lo ama antes de contraer matrimonio.



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─ ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! Ya es hora. Ya es hora. ¡ARRIBA!

Jake se despertó por un pequeñín saltando sobre su cama con inquietud. ─ No saltes así o te puedes a caer, amor. ─ dijo tallándose los ojos. No era la primera vez que los recuerdos con SeonWoo aparecían en sus sueños.

─Papi no está bien despierto. ─ Riki hizo un pucherito y se subió sobre su padre hasta llenarle de besos. Jake rodeó a su hijo entre sus brazos y lo tumbó a su lado, abrazándolo fuerte sin que pueda moverse.

─Cinco minutos, todavía queda mucho tiempo. ─ dijo con la voz áspera al despertar, volviéndose a acurrucar con su bebé.

─Nooooo.

Jake sonrió sin abrir los ojos, Riki se quejaba intentando quitar el pesado brazo de su padre de encima.

─Vamos a dormir otro ratitoooo. ─ Jake intentó imitar la vocecita chillona de su cachorro, eso lo hizo fruncir sus cejitas.

─No quiero. ─ Volvió a forcejear para levantarse entre quejidos.

Jake restregó su moflete con el de su bebé con delicadeza y de manera inconsciente Riki soltó leves ronroneos hasta cerrar los ojitos. Su pechito se sentía tan cálido cada vez que su papá le daba besos, abrazaba o felicitaba, que por instinto se pegaba más al calor corporal de su padre. Dejándose mimar un buen rato hasta que recordó que hoy era el día en el que irían a ver la segunda película de 'Cómo cuidar a tu dragón', que volvió a insistir en levantarse de la cama, estaba tan emocionado que era imposible mantenerlo tranquilo cuando en realidad esperó mucho tiempo por ir junto su padre, la película ya llevaba días en taquilla y a pesar de tener a sus abuelos y tíos disponibles para llevarlo en el día que él quisiera, no aceptó hasta que Jake pudiera llevarlo.

El alfa estiró la mano y el niño se bajó del mullido colchón para poner de todas sus fuerzas sobre sus piecitos para ayudar a su padre, era una costumbre que tenían; a pesar de que Jake fuera quien ponía de toda su fuerza en realidad, verlo aplaudir muy contento era uno de esos pequeños momentos que le hacían sentir vivo.

Preparó el desayuno para su cachorro y lo sirvió sobre el platito favorito de su hijo mientras estaba atento a la televisión que transmitía las noticias.

Jake mejoró en la cocina poco a poco, cosa que no hubiera aprendido a desarrollar de no ser por la necesidad de alimentar a su hijo con comida saludable, ya que si fuera por él haría un platillo menos elaborado, en su momento él creía que cocinar, aunque fuera el plato más decente que se pudiera era una pérdida de tiempo, más si contaba todas las horas que gastaba en el día dado a sus múltiples actividades, él prefería comer comida instantánea y práctica. O en la mayoría de veces malpasar sus horas de almuerzo.

Sin embargo, al nacer su bebé fue como comenzó a tomar gusto por la cocina y mejorar en el cuidado de su salud, gracias a su cachorrito pudo experimentar nuevas etapas de su vida y hacer cosas que antes no se hubiera imaginado con intentar, como aprender a coser, cocinar o poner en práctica el cultivar.

Al oír los pasitos de Riki, Jake tomó ambos platos y se dirigió al comedor para sentar a su hijo sobre su silla y ayudarle a acomodar su camisa. Riki ya sabía ponerse la ropa él solito, era tan listo que con solo observar a Jake todos los días ya sabía cómo hacerlo, pero las prendas con botones son lo único complicado en donde necesitaba ayuda, para el bebé saber en qué lugar va cada botón era tan complicado que siempre termina abotonándose mal y un lado le queda más arriba o más abajo.

Con su mano pequeña tomó la cuchara y tomó el primer bocado mientras Jake acomodaba los cabellitos rebeldes de Riki antes de sentarse en la mesa, durante el desayuno Riki se la pasó contando de lo increíble que era Chimuelo, el dragón negro principal de la película y lo bastante emocionado que estaba por verlo, su padre escuchaba con atención a todo su parloteo, sin dejar de pensar en lo tierno que era.

Cuando estuvieron en sus asientos del cine Jake pidió que trajeran soda, gomitas y una crepa dulce a la mesa, Riki aplaudió contento ya que hoy sería uno de esos días en los que podía abastecerse de muchas golosinas, movió sus piecitos emocionado y acomodó a su oso de peluche en medio de su padre y él. Cuando la introducción comenzó el niño gritó emocionado y Jake sonrió mientras tomaba asiento en el sofá para estar más cómodo.

𝗥𝗲𝗯𝘂𝗶𝗹𝗱 | 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora