Parte I.

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¿Cuánto tiempo había pasado?

Jisoo se encontró haciéndose esa pregunta al bajar del bote que la llevó al pueblo donde creció. ¿Diez años? La idea de ese número provocó que se burlara del tiempo, distrayéndola de sus manos temblorosas mientras sostenía su maleta.

Solo le había dicho a una persona que volvería al pueblo a visitarla durante las vacaciones de Navidad y le hizo prometer que no lo diría a nadie, porque Jisoo sabía muy bien qué tipo de conmoción comenzaría. Especialmente con Sandara Park, la mujer que la crió y la trató como a su propia hija.

La ironía de todo era que había llegado al lugar donde había crecido y donde había sido rechazada debido a una mala ruptura. Jisoo necesitaba una familia y a la que tenía les debía una disculpa. Nunca había sido su intención enamorarse profunda y locamente de la chica con la que se crió. Cierto que había salido con mucha gente de todos los géneros pero, Roseanne Park... era la chica que siempre lograba dejarla sin aliento...

Jisoo tenía su cabello rubio recogido en un moño desordenado y cubierto con un gorro mientras que su rostro estaba cubierto con una gruesa bufanda. Hasta el momento nadie la había reconocido y gracias a dios que llevaba gafas de sol, de lo contrario, la gente la reconocería de inmediato.

Malditos sean sus ojos reconocibles...

Jisoo era muy conocida por su mirada, tenía unos ojos atrayentes, brillantes, con un aura dulce e intimidante a la vez, desde que era una niña todo aquel en el pueblo la podía reconocer fácilmente.

Le llegó una llamada y ella sacó su teléfono con la mano enguantada gimiendo frustrada. Era Bona llamando por décima vez en el día. ¿Por qué no podía entender que todo había terminado entre ellas? Lo que tenían había sido divertido y electrizante pero aquello era todo. No ganaban nada en volver y Bona la había engañado no solo uno sino dos o tres o cuatro veces... bueno, se explicó por sí mismo.

La colina donde se encontraba el pueblo estaba cubierta de nieve y eso la llevó de vuelta al presente. El crujido de la nieve la hizo sentir como si estuviera en su propio pequeño mundo donde las cosas no salían mal y el pasado nunca existió. Era agradable.

Y era como ella lo recordaba: hermoso.

Pero el paseo fue una de las cosas que no echó de menos. Todos esos Ubers y demás hicieron que su resistencia cayera un poco ya que dependía de ellos. Los primeros meses ansiaba caminar millas, pero ahora, solo pensar en ir a la tienda de comestibles frente a su apartamento la hacía gemir en negación.

Bueno, habían pasado diez años desde que era una adolescente.

La parte del pueblo con tiendas estaba llena de adornos navideños. Montón de Santas al lado de las puertas, luces en cada ventana, muérdagos, calcetines coloridos, renos moviéndose electrónicamente en el cielo y música. Era como si el tiempo se detuviera y le doliera el corazón. Recordó cuánto extrañaba este lugar.

Ella no podía esperar a ver todo de nuevo por la noche. Era mágico.

Jisoo se detuvo cuando vio la panadería que pertenecía a su familia: SnowPark Bakery. Miró desde lejos, pero no se quedó mucho tiempo porque sabía quién aparecería y haría que su corazón latiera de nuevo. Era mejor si primero hablara con Jiyong y Sandara a solas.

Al llegar al final, donde estaban las casas, observó a Sana de pie y esperándola junto a su pequeño automóvil. Jisoo le había pedido que la encontrara en el muelle, pero su amiga le había dicho: "Nop. Caminas y luego te llevaré al otro lado de la ciudad. Castigo por no visitar." Bueno, Jisoo no podía discutir ante aquello ya que lo que había hecho desde un principio fue básicamente huir.

Culpa | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora