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—Tercer día en este lugar. ¿Es un sueño, es verdad? Tal vez hice shifting sin querer y acabé en otro lugar en vez del Campamento Mestizo. Tal vez fue porque no hice mi guion bien. O tal vez morí y reviví. O tal vez... ¡Me cagüentó! —me había dado con la puerta en el pie, no era para nada justo. Quiero decir, ¿de dónde vergas salió la puerta?

Seguí caminando y maldiciendo la puerta hasta llegar a la cocina. Gritos y más gritos inundaron mis oídos. Nah, mentira, ni que fuesen los latinos. Lo que pasó al llegar a la cocina fue nada interesante.

—Es hora de alegrar la casa con música —esta mañana me encontré con un regalo en mi habitación, de alguno de estos tíos; era un teléfono. Por eso hay que abrir el Spotify y poner musiquita.

Empezó a sonar una canción icónica.

—Mira lo que se avecina a la vuelta de la esquina~

»Viene Diego rumbeando~

Seguí cantando mientras buscaba un cuenco, cereales y leche. Sorpresa, sorpresa, tienen leche sin lactosa. Maravilloso.

—¿Será que alguien es intolerante a la lactosa?

—Exacto.

Pegué un grito muy chillón. Dios, que vergüenza, me pilló hablando sola.

—Hola, Finlandia, ¿qué tal estás? —dije apoyándome contra la nevera intentando parecer despreocupada.

Finlandia se acercó mucho a mí, demasiado en verdad. Me puso muy nerviosa. Eso me recordó a esa escena en la que el Adrián Agreste se acercó muchísimo a Marinette, tanto que parecía que se besarían.

—¿Me dirás qué pasó en la casa de los comunistas?

Puta, que susto. Pensé que me diría otra cosa o yo que sé que mierdas.

—Oh —me alejé del finlandés y preparé mis cereales—. Pues es una historria muy diverrtida —bromeé intentando hacer el acento ruso. Finlandia se encogió de hombros—. Ejem, el caso es que casi me ligo a una chica, luego casi vomito por el vodka y casi me pongo a cantar a Anastasia delante del ruso buenorro. Pero ya sabes, una vida de 'casis' es una vida de nuncas.

Creo que Finlandia no me entendió mucho, hablé bastante rápido la verdad.

—Espera... ¿Has dicho que Rusia está guapo? —preguntó el chico mirándome con cara rara, como si no aceptase lo que acababa de decir.

—Esto... la realidad es una ilusión, el universo un holograma, compra oro, adiós.

Ay, como me encanta huir de mis problemas. Cuando iba a salir por la puerta, Finlandia se interpuso.

—Le prometí a ONU que te iba a enseñar de mi cultura, así que vente.

—Le prometí a ONU que te iba a enseñar de mi cultura, así que vente

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—Capital.

—Helsinki. Mamma mia, voy a llorar. ¿Por qué no hacen una nueva temporada? Sabes, al principio (cuando tenía unos diez años) pensaba que la Casa de Papel era una serie estadounidense. O sea, ¿cómo una serie española podría llegar a ser reconocida mundialmente?

»Ahora, después de haberme visto todos los capítulos y haber llorado con ellos, reconozco a la Casa de Papel como una serie española. Incluso compañeros míos bromean con lo fácil que sería atracar el Banco de España, pero que más da. Da igual que se burlen de mi acento. Algún día volveré con mi querida España y seré feliz otra vez.

»Sabes, quedó raro eso de "Querida España" ahora que conozco a los países con patas...

—¿Te encuentras bien? —Finlandia en verdad se encontraba preocupado por mí o por mi salud mental.

—Sí, bueno eso creo. Como ya sabes, hablo sola, pero seguro estoy bien. Y con respecto a lo de España... todo saldrá bien. Algún día volveré, aunque tenga que esperar a la mayoría de edad.

Sentí un cuerpo pegado al mío. Finlandia me estaba abrazando. No sabía cómo reaccionar, así que le di unas palmaditas en la espalda.

—Länge leve brudparet! (¡Vivan los novios!) —exclamó Suecia, que casualmente (como si me creo esa mentira) pasaba por allí.

¿Brupare? El nórdico se separó del abrazo como si yo fuera lava.

—Emme ole pari! (¡no somos novios!) —gritó Finlandia con enfado.

—Wey, calmao', tranqui, tranqui. Paz y amor, paz y amor. Y si eso no sirve... ¡Pártele la madre! Por cierto, ¿qué ha dicho?

Ahora el país de la cruz azul se veía nervioso. No me digas que...

—Oh, ya entendí. Esto me recuerda a la vez que el "gracioso" del salón —hice comillas en el aire— me dijo que mi mejor amigo me traía ganas, pero eso no era posible, ya que a mi mejor amigo le gustaba el hermano de una compañera. Pero eso no era lo peor, el hermano ya iba prácticamente en 12º, creo.

—¿Tu mejor amigo es gay?

—Nah, él es bi.

—Eres rara ja siksi pidän sinusta (y por eso me gustas).

—Tío, dejen de hablar Taka Taka —me quejé con mi modo dramática activado.

Pasamos unos minutos en silencio, sin saber qué decir.

—¿Qué signo eres? —pregunté después de andar pensando un buen rato de qué hablar.

—Sagitario, ¿y tú?

—Cáncer. ¿Fecha de nacimiento? Yo el 12 de julio.

—Eres una niña pequeña. Pensé que serías más mayor, además de que una dama no debe de andar diciendo palabrotas —me regañó en broma—. 6 de diciembre de 1917.

—Puta, sí que eres viejo —le codeé bromeando.

𝗣𝗢𝗥 𝗘𝗥𝗥𝗢𝗥 || 𝗰𝗼𝘂𝗻𝘁𝗿𝘆𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝘀 𝘆 𝘁𝘂́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora