Calle
—Debe seguir las indicaciones al pie de la letra, señora Garzón. —Me entregó un par de hojas con mis datos junto a las indicaciones y una lista de medicamentos, alimentos y horarios. —Es importante que lo cumpla debido a la gravedad del asunto.
—Perfecto, yo me encargo de eso —Respondió Daniel como todo un pequeño adulto responsable e interesado en el bienestar de su madre. —Ya estuchaste mami, tienes que tomar tus medicinas y comer tus verduras porque si no te puedes enfelmar.
—Enfermar Dani —Corrigió Cami
—Eso. Si no te gustan ¡Puedo cantarte la tanción que nos enseñó mi amiga Mashjo mami! —Con ayuda de su hermana mayor, Dani subió a la camilla hasta sentarse a un lado mío, me sonrió mostrando esos dientecitos blancos. Lo miré con curiosidad al notar su forma de hablar, se fue a penas unas semanas y regresaba un pequeñito de cinco años hablando más correcto.
—Te escucho mi amor —Acaricié su mejilla.
—Es la tanción...Canción del brócoli. —Asentí. Mi pequeño colocó sus dos bracitos cubriendo su cabeza simulando ser un árbol, al parecer, suspiró y se decidió a cantar. —Shoy verde de un tolor brillante, y tengo propiedades, pero no me puedes meter en agua mucho tiempo —Miró a Cami.
—¿Por qué? —Le siguió ella.
—Porque se pierden mis propiedades, Calle —Respondió en un tono de voz obviando la letra de su canción al mismo tiempo que golpeaba su frente con sus dedos.
No pude evitar soltar una carcajada. Me sentía completamente enamorada de mis hijos, de mis dos angelitos. De los dos pequeños seres que me dan la seguridad de que no importa qué pase, si los tengo a ellos dos y a María José conmigo, todo lo demás queda en segundo plano. Sentí una leve caricia en mi vientre que me sacó de mis pensamientos. Dani mantenía sus dos manitas pegadas a mí tratando de formar un corazón con ellas. Sonreí tiernamente y besé su cabeza rula.
—Listo mi amor, ya estás dada de alta. —Me sonrió y besó mis labios. —Es hora de ir a casa a descansar y... —La interrumpí.
—Mi amor, yo no puedo descansar tengo mucho trabajo, aún no hay noticias de Valentina y... —Ella me interrumpió.
—Y nada, te quedas en casa con nuestros hijos y yo me encargo del resto. No puedes hacer esfuerzos. —Me sonrió. —Ahora señora comandante Calle, permítame escoltarla hasta el auto que nos espera ansioso por llevarnos a nuestro hogar.
—Te amo —No pude evitar decirle cuando me ayudó a sostenerme con sus brazos fuertes.
—Te amo —Me besó cortamente. —Cami ¿Me ayudas con el bolso de tu mami?
—Sí mamá —Esperamos a que nuestros hijos avanzaran primero tomados de la mano para seguirlos nosotras de cerca.
Caminamos por los pasillos del hospital bajo unas cuantas miradas curiosas, tal vez no les resultaba normal ver a una familia caminar sin preocupación siendo custodiada por más de dos hombres vestidos completamente de negro y semblante nada amigable. La doctora Maite se cruzó en nuestro camino, cargaba con ella una tabla llena de expedientes de sus pacientes. Noté como su mirada se mantuvo en mi esposa quien no le prestó ni una mínima de atención, María José se dedicaba a sostenerme de su brazo.
—Parecen una familia imponente —Escuché un leve susurro por parte de un enfermero dirigido hacia la mujer que fue mi doctora durante mi estadía en este hospital.
—Son los Calle Garzón —Respondió un doctor sin quitarnos la mirada de encima —Son una familia de respeto. —
Sonreí engrandeciéndome, orgullosa por mi familia y por la reputación que nos hemos ganado.
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La Princesita de Papá: Los Calle Garzón. - Calle y Poché - (SEGUNDA TEMPORADA)
FanfictionMe dirigí hacia la oficina de Cosette, entré dejando la puerta abierta y me acerqué a su escritorio. -Mira. -Me entregó un sobre color crema. -Creí que no te dejarían venir a mi oficina. - -Poché tiene muy claro que es mi esposa, no mi dueña. -La mi...