La Princesita de Papá: Los Calle Garzón. - Calle y Poché - (SEGUNDA TEMPORADA)

Capítulo 9.- Infierno.

Poché...

Deposité un beso en la frente de Daniela cuando colocó la última prenda de ropa cubriendo su cuerpo, nos sonreímos con complicidad y tomé su mano para encontrarnos con nuestra familia en la sala de reuniones.

Entramos juntas recibiendo las miradas de todos los presentes caminamos por lo largo del salón hasta llegar a nuestros lugares en la mesa, me senté en la silla mayor sin una pizca de emoción en el rostro, Valeria se acercó a mí entregándome un teléfono celular, apreté mi mandíbula disponiéndome a hablar.

—Johana Garzón ¿A qué se debe tu inesperada llamada? —

—Primita adorada ¿Cuánto tiempo? —

—Al grano, Johana. No estoy para tus estúpidos juegos.

—Tan paciente como siempre —Podía sentir su sonrisa burlista al otro lado de la bocina, suspiré. —Pero ya que insistes querida prima... como sabrás, mi gente tiene a tu hermana, la más pequeña de los Garzón Guzmán, la más indefensa —

—¿Qué quieres a cambio de mi hermana?

—¿Por qué supones que querría algo a cambio? —Preguntó haciéndose la inocente

—Porque te conozco muy bien, Johana. Dime de una vez por todas que es lo que quieres y deja de hacerme perder mi tiempo. —Respondí tajante.

—Deseo una visita. —Respondió. —Una larga y placentera visita a mis aposentos en prisión y dos firmas, una que concluya un contrato y otra que inicie uno. —Pude sentir su sonrisa llena de cinismo del otro lado de la bocina.

—Se clara, Johana

—Una visita conyugal de tu esposa, tu divorcio y mi matrimonio con ella.

—¿Qué? ¿Estás loca? —Me levanté de mi silla golpeando duramente el escritorio, las miradas de todos se posaron atentos en mí. La respiración se me aceleró junto a los latidos de mi corazón, la sangre me hervía recorriendo todo mi cuerpo, sentía un temblor recorrerme cada parte de mi ser, las ganas de matar, de golpear, la sed de venganza se apoderó por completo de mi sistema. Pude notar la risa de la perra de mi prima al otro lado del teléfono y mi rabia aumentó. —Escúchame bien porque no lo voy a repetir Johana... En tu perra vida tendrás a mi esposa en tu puta cama, tendrás que matarme antes de que eso suceda y quiero que esto te quede claro, que te grabes cada palabra que va a salir de mi boca... No me importa cuales sean las consecuencias, te voy a matar con mis propias manos, haré que te tragues cada maldita palabra que ha escupido tu estúpida boca. No me importa pasar el resto de mis días tras una celda con tal de hacerte pagar cada lagrima que haz hecho derramar a mi esposa. No me importa si me pudro en el infierno si con eso te arrastro conmigo. —Finalice la llamada sin darle la oportunidad de hablar. Aun recargada contra el mesón elevé mi mirada encontrando la de Germán Calle quien me la sostuvo con su semblante serio, luego de unos segundos asintió y ordenó a que todos los presentes lo siguieran. —Voy a acabar contigo, Johana Garzón. Aunque sea lo último que haga...

—

—Señora Calle. —Gaby entró al comedor donde mi esposa y yo compartíamos una rica merienda junto a nuestros hijos. Dani sonreía ampliamente contándonos las muchas aventuras que vivió en Los Angeles junto a su hermana, Cosette y dos amigas nuevas que conocieron. Los había extrañado con mi alma entera.

—¿Sí? —Preguntó mi esposa mientras limpiaba las mejillas de Daniel.

—Las busca una mujer en la sala. Me parece haberla visto antes, pero no quiso decir su nombre. —Miré a Calle con mi ceño fruncido.

—Por favor dile que en un momento vamos, Gaby. —Pedí amablemente a nuestra ama de llaves, asintió y regresó por donde había llegado.

—¿Tienes alguna idea de quien pueda ser? —Preguntó mi esposa levantándose de su lugar.