CAPÍTULO 16. PUEDO ESPERAR

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Sacar a Gulf de la sala de cuidados intensivos en donde tenían a Tong, fue una de las cosas más desgarradoras y difíciles para mí, pues no solo sentía que mi corazón se rompía por ver a Gulf sufrir, también sufría por la perdida de una de las figuras paternas que alguna vez tuve, jamás olvidaré que él fue mi único amigo cuando perdí todo, era completamente irreal imaginar que un hombre tan admirable como Tong Traipipattanapong ya no esté con nosotros.

Gulf estaba destrozado, mi bello ángel no se había despegado de mi desde que llegamos a su casa, estábamos en la sala tratando de que comiera algo, o por lo menos tomará el té que Up le había preparado con tanto cariño, la madre de Gulf fue la que se encargaría de el funeral, admiraba la fuerza con la que su madre, aún después de perder a su gran amor, siguiera de pié, todo por sus hijos.

- No quiero nada - murmuró bajito y con la voz quebrada, ambos asentimos y solo nos quedamos en silencio, Up fue a hacer una llamada, seguro para avisarle a su esposo la terrible noticia, Win por lo que supe estaba en la habitación de sus padres, ambos hermanos estaban mal, pero podía jurar que Gulf es el más afectado.

- Si quieres llorar, aquí voy a estar para ti mi ángel - dije en su oído, poco después sentí como su pequeño cuerpo se llenaba de espasmos y sus manos apretaban mi sudadera, que ahora estaba en sus hombros, no dude ni un segundo en besar su cabeza.

Entendía muy bien lo que era perder a alguien que amas, memorias de mi pequeño hijo volvían a mí he inconsistente solté un par de lágrimas, las cuales retiré rápidamente, mi última conversación con Tong llegó a mis recuerdos, fue antes de nombrar a Gulf como director general, y antes de la compra de sus acciones, no sabía que aquellas palabras fueran a cumplirse tan pronto.

- Mew, necesito hablar muy seriamente contigo - dijo sentándose a mi lado.

- Si, claro ¿Pasa algo malo? - pregunté preocupado.

- ¿Estás enamorado de mi hijo? - preguntó directamente, mis ojos se agrandaron y mi garganta se secó.

- Yo...- no supe ni que responder.

- Seré directo Mew, he visto como tratas a mi hijo, se que no es como a cualquier empleado y estoy seguro que él siente lo mismo - dijo haciendo una cara de aprobación.

- No está equivocado señor, Gulf él es...- quise decir algo pero ni perfecto se acercaba a la descripción.

- Aún así sabes que antes quisiera que estuvieras completamente divorciado de Art para hacer cualquier cosa - dijo y yo asentí con una sonrisa.

- En una semana más nos entregan los papeles oficiales - dije en un suspiro.

- Estoy satisfecho, se que una persona como tú podrá cuidar muy bien a mi hijo, hazlo feliz, te va a necesitar para cuándo yo ya no esté - dijo con una mirada triste.

Siempre pensé que sus palabras se harían realidad hasta dentro de muchos años, claramente me había equivocado, pero pensaba cumplir ese último deseo de ver feliz a Gulf, aunque no fuera conmigo, yo mismo me encargaría de que la sonrisa de Gulf volviera, fuese o no yo la causa.

Tome su carita entre mis manos y le sequé las últimas lágrimas que caían por sus mejillas, él me miró con ojos cansados, sin decir nada le ayude a levantarse y fuimos a la que era su habitación, fue fácil deducir cuál era, pues la mayoría de las puertas estaban señaladas con los nombres de la familia, algo muy típico de la familia Traipipattanapong.

Entramos en silencio, se sentó en la cama y yo le quite la sudadera de sus hombros, luego fuí a su armario y busqué algo de ropa cómoda para que se cambiara, su mirada estaba perdida, odiaba verlo así, pero comprendía que necesitaba su espacio, estaba muy frágil y yo me encargaría de que volviera a ser el chico fuerte que conozco.

SEÑORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora