CAPÍTULO 10. TIEMPO PARA SANAR.

2.7K 389 31
                                    


Empezar una nueva vida lejos de todo aquello que me hizo daño fue la mejor decisión de mi vida, llevo tres semanas fuera de Bangkok y hasta el momento todo va de maravilla, conseguí un departamento en el centro, un lugar perfecto para poder transportarme a dónde sea que necesite, contrario a lo que pensé, estaba muy tranquilo, mi corazón seguía llamando a Mew a gritos pero no tenía la presión de esa relación a escondidas, podía respirar tranquilo, disfrutar de mi soledad y el silencio de la noche, está vez ese silencio que alguna vez me hizo daño, hoy está haciéndome sanar.

Sigo amando a Mew y tengo claro que jamás podré dejar de amarlo, se metió bajo mi piel y se quedó para siempre estancado en mi corazón, aún hay noches en que estoy tentado a hablarle y preguntarle si está bien, aunque ambos quedamos en un acuerdo de no buscarnos y separarnos hasta que las cosas sean claras entre nosotros, no sé si regresaré con él, en estos momentos lo único que quiero es no verlo por un buen tiempo, el quiso explicarme muchas cosas, tantas que no entendí nada de lo que decía por teléfono, todo por el llanto de ambos, lo último que nos dijimos antes de despedirnos fue un "Te amo" jamás me había dolido tanto decirle aquello.

– Estaremos bien – dijo Mew con voz quebrada.

Y espero de verdad que yo pueda encontrar el propósito de mi vida y él la valentía para afrontar la suya, lo único que me tiene intranquilo, aparte de Mew, es mi familia, mi padre dejó de trabajar y mi mamá está al frente del negocio, su enfermedad avanzó y los doctores temen que su condición empeore, si la situación de mi padre se agravia será urgente un transplante de corazón, o podría morir en un lapso de tres años, que aunque para muchos es tiempo suficiente, para mí es nada, quiero a mi papá a mi lado, junto a mi aconsejandome y enseñándome a ser mejor persona.

Me levanté y fuí a preparar algo ligero para comer, no es que tenga mucha hambre pero no he comido nada desde el almuerzo y mi estómago está reclamando alimento.

Quizá vaya a la playa al atardecer, es una rutina que tengo desde que llegué, voy una o dos horas a la playa, camino de regreso y me duermo para al otro día despertar, revisar documento, desayunar, volver a revisar, salir a pasear en bicicleta, comer fuera y regresar a avanzar en mi trabajo, pues aunque la principal razón de salir de Bangkok fue huir de Mew, Art y sus problemas, también tengo un trabajo que realizar, un proyecto que dirigir y una nueva vida que vivir, no enfocarme en problemas que no me pertenecen.

También desde hace unos cuantos días he tenido algunas molestias que el médico ha atribuido a cansancio, dijo que si no me tomaba un respiro mi salud física y mental estaría en riesgo, no pasan de dolores de cabeza y pequeños mareos, pero aún así me mantenía saludable y cuidaba aún más mi alimentación, pues de nada servía que me alejara para aclarar mis pensamientos si me iba a quedar deprimido todo el día.

– ¡Hola, hola P'Gulf! – escuché la voz de mi persona favorita del otro lado de la línea.

– Hola bebé – contesté al pequeño niño que llamaba siempre a la misma hora.

Cuando me fuí sin avisar a nadie, sin importarme absolutamente nada, recordé que había una persona muy especial que me necesitaba, una semana después el orfanato me llamo, deje mi número por cualquier cosa, me dijeron que Tharn había estado muy triste y se negaba a comer y hacer las actividades hasta que yo fuera a verlo o hablara con él, la primera llamada Tharn lloraba dramáticamente diciendo que ya no lo quería y que lo había abandonado, después de explicarle que no podría ir a verlo en un tiempo se calmó, primero lloró porque dije que no lo iría a ver, pero acepto llamarme todos los días por la tarde o por la noche, hasta que el pequeño estuviera tranquilo, la conexión con esa pequeña criatura era tal que incluso a mi me hacía bien hablar con él para sentir paz, algo que hace mucho no sentía.

SEÑORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora