CAPÍTULO 9. EFECTO.

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Maratón 5/5 +1

Comenzando con lo que sería mi eterno karma, puedo decir que me había resignado a que mi vida sería una mierda total, mi culpa por haber perdido a nuestro hijo era tan grande que me negaba a abandonar a Art, mi padre en cuanto se enteró de el aborto de Art me exigió pedirle el divorcio, pues si ya no había hijo, no había razón para seguir a su lado, a parte de que una pareja que no te puede dar hijos es despreciable e inútil, según sus palabras.

Pero no podía hacerle eso, perdió a nuestro hijo y que después yo lo abandonará así como si nada iba a ser muy cruel de mi parte, por lo que le dije a mi padre que jamás abandonaría a mi esposo, podía ser que ambos seamos personas malas, pero hasta los villanos llegamos a tener sentimientos, emociones, y puedo decir que gracias a aquello, yo logré que muchas personas se aprovecharán de mí, y a partir de ese día, decidí jamás guiarme por los sentimientos y buscar la forma de siempre ser yo el que controlé la situación, me volví una persona fría, cruel, muchas personas que trabajaban conmigo directamente me tenían miedo, y me encantaba esa sensación de poder.

Cuando me veían pasar y bajaban la cabeza, cuando procuraban cuidar sus palabras para no hacerlo enojar, que fuese conocido como el CEO más temible dentro de la sociedad tailandesa, era algo que disfrutaba, el poder, todo lo que conlleva el dinero y poder con el fin de olvidar lo mierda de persona que soy.

Años después me volví a reencontrar con Tong Traipipattanapong, fue una bendición para mí, él logró invertir algo de dinero que sirvió para levantar la empresa nuevamente a flote, pareciera que el robo de Saint jamás había sucedido, en menos de dos años ya era reconocido como un empresario de la talla de mi padre, incluso se hablaba de que lo había superado, y estoy seguro que eso dio más motivos a Erick Jongcheveevat para odiarme, al ser considerado mejor empresario lo dejaba a él en un segundo puesto, y Erick Jongcheveevat odiaba ser el segundo en todo, ser superado por un hijo que ni siquiera es suyo.

Todo iba normal, la mayoría de mis empleados eran personas que eran padres y madres solteras, personas mayores que tenían a toda su familia a cargo, y jóvenes recién egresados, pues no les daban mucha oportunidad laboral en otros lados, siempre procuraba entender y ayudar a cada uno de mis empleados, Art había tomado el trabajo de relaciones públicas, lo que lo llevaba a viajar mucho tiempo, prácticamente solo nos veíamos tres veces al año, pero era quien más se relacionaba con los trabajadores, nunca le he tomado mucha atención a su comportamiento, admiro que logrará salir adelante, pero me encerré nuevamente en mí, no mostraba emociones ni demostraba compasión a nadie.

Hasta que lo conocí.

– Tong, me alegro de verte – saludé al hombre frente a mí.

– Igualmente Mew – devolvió el saludo.

– ¿Qué te trae por aquí? – pregunté alegre, ese buen hombre era el padre que siempre quise tener.

– Pues necesito un favor – dijo sonriente.

– Dime – insistí.

– Mi hijo mayor, Gulf, está buscando trabajo para pagar la universidad, y pensé que como a tí y gusta ayudar a jóvenes que quieren trabajar le podrías ayudar – tengo que confesar que no había visto al pequeño Gulf después de ese día en el club, pero por comentarios y algunas fotos en las noticias sabía perfectamente quién era, y recuerdo fugazmente reconocerlo cuando tenía apenas quince años, en una fiesta, estaba perdido con su carita afligida, quise ayudar pero su madre logró encontrarlo antes de que yo tuviera valor de acercarme.

– Solo tengo la vacante de asistente, la última se fue por robar información de la empresa y pasarla a mi padre – dije irritado, mi papá estaba desesperado por destruirme para que regrese y dirija su empresa.

SEÑORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora