Parte 5

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“He esperado por esto”, pensó para sus adentros, mirando a su alrededor las paredes blancas opacas y los muebles negros, al igual que los trajes que todos usaban. No era exactamente como lo había imaginado: el reino de los shinigamis era como un gran edificio de oficinas, con gente trabajando en escritorios, o entrando y saliendo de las oficinas a los lados. Todos tenían una labor, y él una guadaña en sus manos.

Dos Shinigamis en Entrenamiento

Al pasar a lado de un shinigami de aspecto cadaverico sentado en un trono, movió la guadaña, pero golpeó en la cabeza a alguien más.
—Shinsou —dijo William deteniéndose—, guarda eso, o le harás lo mismo que a Grell a alguien.
—Disculpe, William-sama, pero yo no sé cómo…
—Estira tu mano no dominante y presiona el mango.
Shinsou lo hizo, y la guadaña se convirtió en una pulsera plateada. Apenas se asombraba por eso cuando se detuvieron frente a una puerta doble de hierro.
—Diste un gran salto con Ryuk…
—Monoma y yo sólo estábamos jugando.
—No me refiero a eso; para completar tu educación, quiero que leas estos libros —las puertas se abrieron mostrando una hermosa biblioteca, con cinco pasillos formados por altos libreros que parecían infinitos—, el tiempo en esa habitación es muy diferente, no te afecta, pero sigue avanzando; afuera de la biblioteca sólo pasarán tres horas.
—Es genial.
Shinsou entró y William cerró la puerta, volviendo tres horas después, encontrando a Shinsou acostado en medio de un pasillo leyendo uno de los libros de la entrada, con varios apilados a su lado.
—Eres muy lento para leer
—En realidad los terminé hace menos de un año, y tomé los libros que me parecieron más importantes y los leí de nuevo.
—Eres muy eficiente, Shinsou; ven conmigo.

***

Monoma escribía en un cuaderno robado, al que le había quitado las primeras hojas usadas. Ryuk, sentado en un tubo casi sobre él, observaba lo que escribía.
—Eres muy bueno tomando notas —dijo Ryuk.
—Es algo que aprendí en la preparatoria, me gustaba tomar notas, pero las clases me aburrían mucho, excepto las clases de educación física.
—Sí, la agilidad es lo tuyo.
Monoma se detuvo y lo miró:
—¿Los shinigamis necesitan agilidad?
—Se necesita más ser paciente.
—Shinsou no es ágil —Monoma miró sus notas—, espero que esté bien.
—Shinsou es inteligente, y William es paciente, aunque no lo parece, todo estará bien.

***

Shinsou practicó utilizando la guadaña, guardándola y haciéndola aparecer. Si bien ya era sigiloso, aprendió de William a aparecer en el lugar indicado, aunque estuviera a kilómetros de su destino. Pero avanzaban rápidamente en las lecciones que en pocos días hizo su primera práctica en campo abierto, cosechando sus primeras almas.
De vuelta al reino de los shinigamis, Shinsou pidió un permiso para visitar a Monoma, encontrándolo en la azotea de siempre.
—Neito —saludó, apareciendo detrás de él.
Monoma, sentado en la orilla, se lanzó a sus brazos.
—¡Shinsou! —gritó feliz— Te extrañé mucho… Wow, tu ropa…
Shinsou vestía un traje negro igual que William.
—¿Te gusta cómo me veo?
—Te ves tan atractivo como siempre, me gusta mucho.
—Oh, Neito, tengo tanto que contarte; en el reino hay una enorme biblioteca, y tienen oficinas, y… Ah, sí, sí, William tiene una oficina, y su guadaña es… Oh, casi lo olvido, hay…
Shinsou estaba tan emocionado que no notó la falsa alegría de Monoma, que fingió a la perfección su emoción.
—Neito, disculpa, ¿tú cómo has estado?
—Ryuk-sama me ha enseñado mucho, aprendí a desaparecer, y… La verdad es que no he aprendido mucho.
—Eres muy inteligente, Neito.
—Pero no como tú.
—Claro que no, tú tienes tu propia inteligencia, y por eso te amo.
Se miraron con una sonrisa triste.
—Jamás estaré a tu nivel, Shinsou.
—Puede ser, pero, ¿sabes que es interesante? Que tenemos una eternidad y en algún momento estaremos en el mismo lugar.
—¿Eso crees?
—Monoma, yo lo sé, y mientras tanto, yo vendré a visitarte cuántas veces pueda.
Hablaron un poco más, y luego cuando llegó el ocaso, Shinsou desapareció con los últimos rayos de sol. Monoma no disimuló su tristeza, todo lo que había escuchado de él lo hacía sentirse lejano.

Así que ese niño se ganó el ser un shinigami, ah?, dijo Grell, acercándose sigilosamente a la espalda del muchacho, Le enseñaré a ese pequeño bastardo a no meterse conmigo.

Grell, que aún tenía un poco de los poderes de shinigami, encontró su blanco a una gran distancia y tocó a Monoma, convirtiéndolo en un fuego fatuo para lanzarlo hasta un departamento, en donde golpeó contra la pared, llamado la atención de los adultos en la otra habitación. Ellos se apresuraron al baño, donde Monoma abrió los ojos, encontrándose con un hombre y una mujer mayores, con mirada de preocupación.
—¿Estás bien? —preguntó el hombre.
—Sí —respondió Monoma por costumbre, pero no escuchó su voz.
—Oh, no te esfuerces mucho, aún estás muy cansada.

¿Cansada?

—Vuelve a la cama, te llevaré un té en un rato.
Monoma se levantó con ayuda del matrimonio y se miró en el espejo.

Estaba vivo.

Estaba viva.

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