El renacer de una flor marchita.

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"¿Por qué estás llorando?

Tú y yo somos los únicos aquí"



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La ultima vez que alguien vio al heredero Jiang con vida, fue tras la caída de su mismo Clan, había sido capturado por el enemigo y llevado hasta las ruinas de lo que días atrás era su hogar, fue encadenado y obligado a estar junto a los cadáveres de sus padres;

 — ¿Joven Jiang?

En una habitación oscura, se encontraban apilados los cadáveres de los lideres del Muelle de loto, junto a los cuerpos de sus discípulos principales y en medio de ellos, el cuerpo de Jiang Cheng. 

El chico de túnicas rojas se adentró a la habitación tapándose la nariz con una mano, mientras que con la otra trataba de revisar los signos vitales de aquellos cuerpos, la mayoría de ellos tenían heridas en sus zonas vitales, como el cuello, el pecho, e incluso algunos parecían haber sido golpeados hasta la muerte. 

Se arrodilló ante el cuerpo del heredero Jiang, comprobó sus signos vitales y soltó un suspiro aliviado cuando notó su pulso débil. Intentando no perder tanto tiempo, intentó cargarlo en su espalda, haciendo un gran esfuerzo en ignorar el olor putrefacto que los cuerpos largaban y las nauseas que le provocaban.

El cuerpo de Jiang Cheng se encontraba tan pálido como la nieve, su rostro tenia una dolorosa mueca, al parecer, incluso estando inconsciente sentía dolor, sus mejillas estaban ligeramente húmedas, producto de sus lagrimas, y la sangre que empapaba su cuerpo y túnicas parecían realmente ser de él.

Por días, Jiang Cheng había sido sometido a diferentes clases de torturas y maltratos psicológicos.

 — Por favor resista, lo llevaré a un lugar seguro.

Tropezando con sus propios pies, el joven logró llegar con el cuerpo hasta el muelle, aprovechando que el resto de los discípulos e incluyendo su maestro se encontraban desmayados, torpemente colocó su cuerpo sobre una barca y  pero cuando él intentó subirse, una mano se posó en su hombro, obligándolo a voltear.

— ¿Qué crees que haces?




***




Sus ojos se abrieron justo en el momento en que una mano tocaba su frente. Vio el como la persona retrocedía unos pasos asustado y hacia señas con las manos diciendo palabras que sus oídos todavía no distinguían.

La flor que renació del rencor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora