Capítulo 1

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Año 2022:

- Al fin, libre... - dijo Alicia mientras miraba la enorme ciudad que tenía delante de sus ojos. No pudo evitar que se le escapara una lágrima al darse cuenta de que después de 10 años encerrada en la cárcel al fin podría caminar tranquilamente entre las personas.

Pero no todo eran buenas noticias, ella ahora tendría que enfrentar lo que quizás era el reto más difícil de su vida: recuperar a su hija.

Con tan solo una pequeña maleta en la mano, Alicia se fue caminando hacia la dirección que le había dado Fedora, otra reclusa que se había hecho su amiga y que había dejado el reclusorio hace unos meses, no sin antes decirle a Alicia que cuando le tocara salir, la buscara en una pensión donde estaría viviendo, porque sabía que Alicia no tenía a nadie más en la vida.

...

- Qué bueno que estás aquí, ¡amiga! – dijo Fedora abrazándola.

- Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí, creo que nunca podré agradecerte lo suficiente. – respondió con lágrimas en los ojos al ver que iba a tener una habitación sencilla, pero solo para ella, y con una cama mucho más cómoda que la que había tenido en los últimos 10 años.

Fedora le explicó que trabajaba de mesera en un restaurante donde tenían un programa de empleo para personas como ellas, y que le había conseguido una entrevista con el dueño del lugar, pero que tenía que apresurarse, porque ya casi era la hora indicada.

Así que Alicia se bañó y trató de arreglarse para verse mínimamente presentable, no quisiera que el dueño le tuviera lástima. Cuando llegó al lugar, se dio cuenta de que ni siquiera le había preguntado a Fedora el nombre de la persona a quién debería buscar.

- Hola, soy Alicia Montiel, y vengo por... - vaciló - el programa de empleo para recién salidos de la cárcel. - le dijo a la chica que trabajaba en el cajero del restaurante. – Tengo una cita con... con el dueño, creo... - expresó algo apenada.

Eran las 5 de la tarde y a esa hora solo estaban los empleados del turno de noche, que aún no empezaba, así que no había ningún cliente por ahí.

- Un momento, voy a ver si el señor puede recibirte. – dijo la chica, mirándola de mala gana.

...

- Señor, acaba de llegar otra de las reclusas que vienen a buscar trabajo, dice que tiene una cita con usted. – habló después de tocar la puerta.

- Claro, dígale que pase. – respondió el hombre.

Aunque muchos lo criticaban, a él le gustaba creer en la bondad de las personas, por eso había creado ese programa que les daba oportunidad a muchos hombres y mujeres de tener un trabajo digno y así poder empezar otra vez sus vidas.

Después de la muerte de su esposa, las únicas cosas que le importaban a ese hombre eran su hija y su trabajo, y sentía que ayudando a los demás su vida casi solitaria cobraba sentido, además le estaba dejando un buen ejemplo a su niña, la luz de su existencia.

Pero cuando se dio cuenta de quien era la mujer que estaba delante de sus ojos, pudo jurar que su corazón dejó de latir por un segundo.

- M-Martín? – Alicia apenas pudo decir.

Habían pasado muchos años, pero por más que lo intentó, ella jamás pudo olvidarse de aquel chico de ojos azules y sonrisa preciosa que, casi sin proponérselo, le había enseñado que el amor puro y sincero existía.

Trampas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora