Capítulo 24.

1.4K 146 109
                                    

Pansy dejó su varita en el escritorio junto a los pergaminos y el tintero. Sonrió con amor a la niña de cinco años. Era muy bonita. Su cabello era rubio y tenía ojos marrones.

— ¿Duele mucho si toco?—. Preguntó presionando con cuidado el brazo de la pequeña.

— No. — Nego. Pansy asintió.

— ¿Está roto?—. Hanna Longbottom está preocupada por su hija.

— Solo está lastimado. La caída del árbol fue algo fuerte pero no lo suficiente para romperse. Le daré un par de pociones para el dolor además de otro par para fortalecer sus huesos. Estarás bien, Katherine.— La pelinegra le dio un toque en la pequeña nariz haciendo reír levemente a la niña.

— Muchas gracias, señorita Parkinson.— Su sonrisa mostraba dientes faltantes.

— Por nada. — Le tendió el pergamino con las pociones que serían necesarias. Ambas se despidieron con alegría antes de retirarse. La pelinegra giro en su silla mirando hacia las afueras del mundo mágico. Era un día nublado con bastante frío de noviembre. Estaba cerca de terminar su turno en consultas. La investigación iba demasiado bien así que podía permitirse relajarse un poco.

Un pequeño destello apareció a su costado, dejando caer levemente un pergamino perfectamente enrollado con el listón del Ministerio. Frunció su ceño antes de tomarlo, retirando el listón dorado.

"Buenas tardes, Pansy. ¿Cómo estás?. No quiero importunarte solo queria saber si querías salir a comer esta tarde (en treinta minutos, lamento no enviarlo antes). Tu y yo juntas. No te preocupes por los medios ya que solicite el restaurante solo para las dos. Si no quieres asistir esta bien solo enviame un pergamino de cancelación, si no recibo nada tomaré eso como una aceptación.

Sigue teniendo un buen día.

-Hermione Granger."

Sonrió un poco antes de dejarlo de lado. Si no se equivocaba, sería la primera vez que estaría a solas con ella desde hace mucho tiempo. Sus hijas o sus padres no estarían de por medio como normalmente lo hacían. Si aceptaba sería extraño pero sentía que hacía falta.

Contempló las opciones, decidiendo asistir. Se levantó de su silla, acomodándola en su lugar, retirando su túnica blanca y dejándola en su gancho determinado. Aliso su vestido negro, acomodo su cabello en el espejo que tenia antes. Tomo su bolso, su varita y su abrigo negro antes de salir fuera de su consultorio. Despidió a su secretaria con una sonrisa caminando por un largo pasillo blanco.

Al final un hombre recargado en la pared con aspecto semi formal y ese cabello pelirrojo inconfundible la hizo detenerse un momento antes de volver a caminar segura de sí misma.

— Parkinson.— Llamo Ron parándose frente a ella.

— Weasley, hola.— Retrocedió un poco, cruzando sus brazos ante la mirada firme del hombre.— ¿Que te trae por aquí?—.

— No te hagas la que no sabes, Parkinson. Sabes muy bien que estoy aquí por Hermione.— Pansy alza la ceja mientras estira sus labios con una sonrisa.

— No entiendo qué tiene que ver mi ex esposa en tu visita. — Finge confundirse. Sabe que es por el artículo.

— Te vas cerca de un año y vuelves con dos hijas. ¿Ese es tu plan? ¿Amarrarla con supuestos hijos?—. Los ojos de Ron demuestran la molestia almacenada.

— Solo volví por unos meses por mi trabajo. Mis hijas son mías y jamás las utilizaría para amarrar a un hombre o una mujer. Soy independiente y no necesito de ella para salir adelante, Weasley.— Pansy intenta caminar a su costado.

Un matrimonio interrumpido- PansmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora