»El hijo del Dragón.

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Zhan sale del mar y se arrastra a la orilla de la gran isla, el golpe de la caída fue tan fuerte que al tocar el suelo el dragón rebotó soltando al joven guerrero que terminó por caer en el mar.

Sube más al centro de la isla y mira el cuerpo inconsciente del dragón de fuego, este comienza a desaparecer poco a poco, como si se quemara en una llama lenta, se recuesta sobre las rocas totalmente agotado, al menos ya no está en un foso sin salida.

Escucha el lamento de la criatura felina que conoció apenas llegó a la isla y se levanta para mirar cómo el cuerpo humano de Yibo es arrastrado por las furiosas olas del mar, el felino llora tratando de rescatar al dragón, pero es inútil, Zhan lo mira pensando en salvarlo o no.

—Él me secuestró, si se muere no es mi problema —se dice segundos antes de acercarse a Yibo y tomarlo del brazo para subirlo de nuevo más allá de la orilla. —Bastante pesado —se queja.

La criatura felina gruñe y se va por unos minutos, Zhan mira a lo alto de la isla seguro de que será el peor trabajo de su vida regresar a la cueva del dragón.

Escucha un gruñido a su espalda y mira a la bestia felina, está tiene en su boca una manta gruesa, como si fuera una alfombra, Zhan rápido entendió que el felino quería facilitar su trabajo.

Así fue como el descendiente del matadragones pasó la noche completa, arrastrando el cuerpo desnudo del dragón sobre la alfombra por todo el camino de vuelta a la cueva, cuando el sol ya se mostraba en plenitud, el joven príncipe por fin llegaba a lo más alto de la isla, el hogar del dragón, pero no se detuvo hasta que ambos estuvieron dentro, sin peligro de caer de nuevo.

—Si que eres pesado —se queja Zhan cuando por fin pudo descansar.

Se permitió hurgar un poco en la cueva, buscando más que nada algo con que vestir al dragón puesto que la poca ropa que tenía la noche pasada se quemó en su transformación.

Cuando por fin encontró algo se apresuró a desenvolver el cuerpo del dragón de la alfombra, rápido y sin mirar de más logró vestir al dragón solo de la parte baja.

El día seguía su curso sin detenerse ni un segundo por su hambre, no conoce nada de la isla más que el foso dónde estuvo al llegar, no tiene idea de dónde podría haber algo que pueda comer.

Entre ratos miraba el cuerpo inconsciente del dragón, mantenía su distancia, pero se vio obligado a acercarse al notar que el dragón temblaba.

Tocó su frente y su mano ardió.

—¿Cómo es que a un dragón de fuego le da fiebre? —refunfuñaba mientras buscaba más trapos o mantas para abrigar al dragón.

Regresó cubriendo a Yibo completo, su fiebre parecía aumentar.

—Vete… —murmuraba Yibo —no dejes que el dragón te atrapé —siguió diciendo en su alucinación.

Zhan lo miraba con ternura, es claro que Yibo y su dragón no se llevan bien.

Entonces Zhan entendió que tal vez Yibo no controla al dragón.

La noche cayó entre susurros y la fiebre del dragón, el cielo no fue piadoso con el joven príncipe pues se desató una tormenta.

Zhan tuvo que arrastrar al dragón a un lugar más seco, se vio corriendo por todos lados buscando algo con que armar una tienda donde mantenerse a salvó de la lluvia.
Cerca de la madrugada la lluvia parecía cesar, el joven matadragones terminó su pequeña tienda donde se refugiaba junto a Yibo y el felino. El frío era tan penetrante que se vio obligado a buscar el cuerpo caliente del dragón, apenas tocó su piel la calidez comenzó a abrigarlo, se acurrucó a su lado logrando caer dormido.

Drakon »YiZhan«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora