»El Príncipe que ama al Dragón.

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Li miraba al horizonte con anhelo, deseando encontrar algo, un indicio que le mostrara el camino a la isla del dragón, encontrar a su hermano con vida, matar a la tormentosa bestia y volver a casa.

La neblina espesa no dejaba mucho a su visión, la joven comprometida de Zhan miraba a la nada, también deseando por fin encontrar al príncipe y volver a la comodidad de su hogar pues está fastidiada de navegar por días enteros sin razón, sin una dirección. Los tripulantes de la nave comienzan a quejarse y hablar entre susurros, pero Li los ignora porque para él la esperanza aún no se agota.

Al caer la noche, el joven Meng se acerca cauteloso a su prohibido amante, le extiende una mano que el joven descendiente del matadragones toma con gratitud, el simple roce de su piel con la de su amante le da tranquilidad.

—La tripulación está cansada y mi hermana también, quieren abandonar la búsqueda —comenta Yubin abrigando a Li en sus brazos.

Li ya no le da importancia a que alguien los vea, necesita el consuelo que encuentra en Yubin, sabe que no hay nada que hacer, la única forma de hallar la isla es que Zhan envié una señal a su amada, pero evidentemente ni él ni Zi Yi se aman, no hay más que hacer.

—No me pidas que me rinda, es mi hermano menor, ¿Cómo miraré a mi padre si vuelvo sin él? —defendía Li.

Yubin suspiró entendiendo el dolor de su amante —nadie va a juzgarte por dejar de buscar, todos saben que ellos no se aman, no hay forma de encontrar a Zhan.

Li no pudo contradecir, respiró profundo y se alejó de Yubin dando pasos inestables, mirando al vacío solitario del mar, estaba por cerrar los ojos cuando la luz de un candil llamó su atención, se asomó por la proa casi hasta caer, pero Yubin lo sostuvo totalmente asustado, entonces Li reconoció una silueta entre la neblina.

—Yubin, por ahí —señalaba con la mano —¡Hola! —gritó con un tono lleno de ilusión.

—¡Por aquí! Ayuda, por favor —escuchó la voz de vuelta y el mayor de los Xiao dejó que sus lágrimas cayeran al reconocer esa voz.

—Zhan, Xiao Zhan —gritaba Li tomando de inmediato una cuerda que con ayuda de Yubin lograron lanzarla bastante lejos.

Zhan alcanzó a tomar la cuerda, la ató a la proa de su pequeño barco, Yubin y Li jalaron de la cuerda trayendo así al joven príncipe.

Los tripulantes del navío comenzaron a llegar pues fueron advertidos por los gritos del capitán Xiao, Zhan por fin llegó a la seguridad del barco, Li lo abrazó con lágrimas aún le parece demasiado imposible que Zhan está a su lado, sano y salvo.

Zi Yi llegó momentos después con una sonrisa de felicidad, pero lejos de sentir felicidad por encontrar a Zhan, ella estaba feliz porque por fin podrían regresar a Ethar, ella se encargó de atender a Zhan en lo que necesitara mientras que los demás tripulantes, junto a Yubin y Li preparaban todo para regresar cuanto antes a sus hogares.

La interminable travesía por fin llegaba a su final. El heredero del trono de Ethar estaba de vuelta, listo para tomar unos días de descanso y retomar sus obligaciones como heredero, principalmente el casarse con la joven princesa de los Meng.

Más allá de la cegadora neblina del traicionero mar se encuentra la terrible bestia humana, el dragón que ahora lleva por nombre Yibo miraba al abrumador vacío del hueso más alto de la isla, su corazón se había marchado en un pequeño barco, y está seguro de que esta sería la primera y última vez que amaría en su vida.

Y comenzó a desear que su vida terminara pronto.

•••

—¿Qué pasó con el dragón? —preguntaba el sabio Huang a Zhan.

Los abanderados del territorio se reunieron para festejar el regreso del joven descendiente de los matadragones.

Zhan suspiró —cautivo —soltó con tristeza, los abanderados jadearon con sorpresa, no entendía por qué razón el joven príncipe no había asesinado al dragón —sé que esperaba que anunciara su muerte, pero deben saber que no es el mismo dragón de hace décadas.

—Se más específico hijo —pedía el actual rey del territorio, el padre de Zhan.

Zhan asentí hacia su padre con respeto, cerró los ojos un momento y la imagen del rostro feliz de Yibo llegó a él como un efímero recuerdo.

—El antiguo dragón murió, y en su lugar dejó un hijo, pero este no puede salir de la isla sin ser llamado, la canción del ritual es la única llave para liberarlo, no pude matarlo, aceptaré sin replicar si me destituyen de mi cargo y eligen un rey diferente —fingía aflicción, el motivo de su mentira es esquivar la responsabilidad de casarse con Zi Yi, quiere verlo de nuevo, quiere estar con Yibo.

Los sabios de la junta se miraban con interrogación, murmurando cosas a las que Zhan no prestaba atención.

—No podemos decirle al pueblo que el dragón sigue vivo —decía el rey Xiao —evidentemente habrá inseguridad si les decimos eso.

—Pero podemos solo esquivar el tema diciendo que estamos a salvo, no hay que decirles con exactitud lo que pasó, y desde hoy la canción del ritual está prohibida —Seguía el sabio Huang.

—Eres la mejor opción para gobernar este pueblo —concluía el rey Xiao.

Zhan miraba a su padre con un semblante inexpresivo, su plan para evitar su boda no había funcionado, ahora solo quedaba seguir adelante y olvidar que alguna vez se enamoró de un mágico dragón.





Drakon »YiZhan«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora