La Guerra Del Corazón- BrightWin (Historia 2)

Capitulo 7 - Win

Me senté durante la cena en un aturdimiento. Había pasado dos horas con Bright viéndolo probarse trajes, y ya estaba cansado de todas las horas que había puesto en esta maldita campaña publicitaria. Bright era tan encantador como siempre, y el trato que le estaban dando era más que el justo. Obtendría regalías de las ventas y se le ofreció un contrato. Uno lucrativo.

Parecía tan injusto. Amaba mi trabajo, y sabía que no tenía la apariencia para conseguir lo que Bright estaba consiguiendo. Era hermoso. Un adonis, un adonis de guerra, eso es. Por qué el hombre estaba obsesionado conmigo nunca lo entendería. Tal vez cuando estuviera en la misma habitación con Captain Chonlathorn, sí, ese era el nombre de ese bocado sexy que seria su compañero de campaña, la atención se desplazaría de mí hacia el otro hombre.

¿Realmente quería eso?

Una mano cayó sobre mi muslo y miré a Bright. Sonrió y apretó continuando con su parte de la conversación. Podía jurar que White Nawat estaba babeando sobre Bright.

Tan pronto como había mencionado que era ranger, prácticamente pude ver la excitación en el aire. Mi gaydar no estaba al cien por ciento, pero ahora funcionaba plenamente. Me encontré acercándome a Bright mientras los ojos de White recorrían su excepcional cuerpo en traje. Inhalé la colonia de Bright y luché contra el impulso de apretarme la pene. Oh Dios, me estaba poniendo duro.

—¿Sr. Metawin? —Mi cabeza se levantó y sonreí.

—¿Si?

—¿Cree que el trato que le hemos ofrecido es lo suficientemente lucrativo?

—Tendré que revisarlo más a fondo, pero estaremos en contacto.

—No tardes demasiado en ponerte en contacto —sonrió White señalando al camarero.

—No soñaría con eso. —Me levanté y coloqué mi servilleta en la mesa— Bueno, muchas gracias por la cena. Debería llevar a Bright a casa para su sueño de belleza.

—Oh, se ve muy bien para mí. —Los ojos de White recorrieron el rostro y físico de Bright.

Quería vomitar. Después de estrechar nuestras manos y despedirnos, arrastré a Bright fuera y llamé un taxi.

Golpeteé mi pie con impaciencia esperando que uno me viese. Bright me dio un codazo y lo fulminé con la mirada.

—Ahora, ¿por qué estás enojado? —preguntó.

—¿Has oído hablar de la entrevista en el sofá? — repliqué. Los ojos de Bright se entrecerraron.

—No crees que quiera aprovecharse de mí en un sofá, ¿verdad? —Se quebró al final.

—Eso no es divertido. Tienes el contrato en la mano llévaselo a tu madre y pídele que lo revise.

—¿Y si no quiero hacerlo? —Me giré lentamente y mi boca se abrió.

—¿Disculpa? ¡Si te retractas, Gun y yo estamos hundidos!

—¿En serio?

—¡Sí!

—Bueno, en ese caso, cena conmigo.

—¿Qué? ¡Eso es chantaje!

—Prefiero llamarlo coacción.

—Llámalo como quieras, ¡pero es chantaje!

—¿Eso es un sí?

—¡Oh Dios mío! —grité— ¡Increíble!

—Entonces mañana, ¿a las seis?

Bright extendió una mano y silbó. Un taxi se detuvo frente a nosotros y me abrió la puerta.