Capítulo XIV

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Rita: Y bien... dices que no eres extranjero, ¿eh?

Connor: Ajá...

Nos sentamos ambos en camas separadas sin decir nada por unos minutos. Revisé mi celular para matar el tiempo.

Rita: No tenía ni idea que Ian tuviera un amigo con mucha diferencia de edad.

Connor: Pues, en sí, primero fuimos amigos y luego solo conocidos. Digo, no nos volvimos a ver por mucho tiempo pero jamás me ha dejado de agradar. ¿Y cómo lo conoces tú?

Rita: Por la música. Paul y yo escuchamos las canciones que hizo muy poco después de que llegara a su casa luego del coma y lo contactamos.

Connor: Son un buen grupo.

Sentía una tensión muy grande en el lugar... hasta me dolían las manos y el pecho. Aún recuerdo lo bien que olía su perfume... ¿debería de decir algo? Hubo de nuevo otro silencio muy pesado.

Connor: Rita.

Volteó a verme.

Connor: Lo de hace rato... era mentira.

Rita: ¿Qué?

Me reí un poco.

Connor: En realidad hueles muy bien, me gusta el perfume que usas.

La miré a los ojos. Rita solo se quedó sin qué decir.

Rita: Gracias... supongo.

De nuevo salió el silencio, me pregunto si va a decir algo más. Sobaba con mi mano mi nuca, simulando no estar nervioso.

Rita: ¿Quieres ver si aún sigo oliendo así...?

Me detuve por la sorpresa.

Connor: Está bien... creo.

Me puse de pie y me senté junto a ella, es mucho más pequeña de lo que pensaba. No podía compararla bien con Ian, ya que él es prácticamente un gigante. Todos son pequeños junto a ese sujeto.

Rita levantó de nuevo su cuello y me acerqué. Aún seguía oliendo muy bien... pero no baja el cuello. Mi corazón estaba latiendo ya muy fuerte por la excitación del momento y el silencio.

Me acerqué a su oído y le hablé bajo.

Connor: Ya no puedo con la tensión...

La tomé del cuello y le di pequeños besos en él. No sentí que me alejara o algo, parece que todo va bien...

Podía escuchar que respiraba un poco más fuerte, eso me prendía mucho.

Mi otra mano la puse en su hombro izquierdo para abrazarla. Sentí que sus dos manos elevaron mi cabeza desde el mentón, estábamos cara a cara. Se podía ver en sus ojos que ella sentía lo mismo que yo. Levantó mi cabeza aún más y ahora ella era la que besaba mi cuello mientras tenía sus manos en mi pecho. Estuvo un buen rato así, hasta que de repente se detuvo cuando puso sus manos en mi espalda.

Rita: Aguarda...

Se puso de pie y se quitó la blusa frente a mí, al igual que su pantalón y su calzado. Prácticamente solo estaba en ropa interior. Al igual que su rostro, su cuerpo también tiene varias pecas.

Caminó hasta la cama y se tapó, pero levantó la cobija y dejó un espacio libre junto a ella mientras me veía.

Me quité los tenis y calcetines y entré. Se podía escuchar la respiración pesada de ambos.

Su pierna estaba sobre la mía y estaba demasiado cerca de mi cuerpo. Metió la mano debajo de mi camiseta mientras aún besaba mi cuello. Hacía todo lo posible por mantener la respiración tranquila.

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