La danza que el corazón florece

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Encanto a pesar de estar escondido entre montañas y palmas de cera no deja de ser un pueblo como cualquier otro, es por ello que no es de extrañar que además del día de velitas hayan otras celebraciones mucho mas propias del lugar, es por ello que como cada año en una fecha especifica se decide hacer una fiesta para todo el pueblo solo para celebrar el milagro que los unió hace ya muchos años. Esta fiesta es de mucha importancia para los Madrigal ya que como era de esperarse ellos eran prácticamente los encargados de la preparación. Esa semana todos estuvieron sumamente emocionados realizando todo tipo de decoraciones, menos y atuendos acorde a la ocasión. Todo el mundo se escuchaba hablar sobre lo que se iban a poner, de con quienes esperaban bailar o simplemente como iban a vaciar los petacos de cerveza. 

Todos estaban emocionados menos Bruno.

Aquella celebración no era particularmente de su agrado empezando por el hecho de que no le gustara las multitudes, luego estaba el hecho de que no comprendía tanta alegría por una simple reunión pero sobre todo y mas importante, nunca tenia con quien bailar.  A las fiestas se va a beber, bailar y charlar. Ninguna de las tres era del interés de Bruno.

Si, definitivamente ese día se iba a quedar en casa.

—Ni creas que vas a escapar de esta celebración, Bruno Madrigal—Lo regañaba su sobrina como si hubiera intuido la posición de Bruno.

—Pero...—Intentó renegar.

—Oh no, te necesito ahí así que quieras o no, te arrastraré junto con casita para que no te quedes aquí sin importar qué.—Sonaba totalmente decidida así que simplemente bufó y se recostó en una hamaca. No se podía ganar una discusión contra su sobrina.

—Mirabel, que te he dicho de llamar a tu tío solo por su nombre.—Julieta la regañaba por la falta de familiaridad en su llamado, eran familia por lo que Bruno merecía mas respeto.

Pero aunque ninguno de los tres lo sabia, la razón tras su reciente negativa a reconocer el parentesco con su tío no era por querer faltar el respeto, mas bien, era que entre mas pasaban tiempo juntos compartiendo todo tipo de juegos, actividades o tareas Mirabel veía mas la diferencia entre Félix y Bruno como tíos, pues para la chica Félix siempre había sido una figura influyente en su vida en cambio Bruno... se sentía mas como un amigo que como un tío.

Un amigo o... algo mas.

A Mirabel se le revolvía el estomago por el nerviosismo cada vez que esa idea alocada cruzaba por su cabeza, pero a pesar de todo, Bruno no parecía importarle tanto como aquel día en el rio, parecía mas bien avergonzando cuando ella lo nombraba por su solo nombre.

Sin importar qué, los días pasaban hasta que llegó la tan esperada noche, la gente se reunió en el centro del pueblo donde con ayuda de Luisa pudieron llevar mesas grandes para que todos se sentaran, lo músicos tocaban canciones movidas para animar el baile en todos por lo que aquella noche parecía ser tan especial. 

Los Madrigal podían escuchar el bullicio pero aun no salían de su casa, cada parte de la familia llevó ropa nueva acorde a los colores que representaban su lado, por ejemplo, Pepa y su familia llevaban colores cálidos que oscilaban entre el naranja, amarillo y beige; en cambio el lado de Julieta llevaban colores fríos entre el blanco, azul o morado. 

Bruno estaba dispuesto a llevar su ropa de siempre ya que después de todo no había como compartir esa extraña tradición que diferenciaba entre primos y sobrinos porque él mismo no tenia hijos ni conyugue, sin embargo, no esperaba que esa mañana frente a su cuarto apareciera una muda de ropa ligeramente elegante que variaban entre el granate, verde oliva y el negro azabache.

—Te ves bien, Brunito—Comentó Pepa casualmente al verlo bajar—Esos colores van con tu personalidad.

—Si, supongo—Se tomó el brazo con timidez, extrañando el compartimento lleno de sal que tenia entre sus antiguos pantalones.—Ustedes también se ven genial—Dio el cumplido de vuelta, pero al notar el numero par entre las hijas de Julieta quedó extrañado—¿Y Mirabel?—No podía abandonarlo ahora, ¡solo iba porque ella lo obligó!

¿Dónde está el árbol? | MiraBrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora