Es innegable pensar que cada cabeza es un mundo. Cada ser humano puede compartir un espacio y tiempo en común, pero es a partir de la información que unos poseen y otros no, que una misma situación o espacio se convierte en algo totalmente distinto para cada quien que lo habita. Esto se aplica para el caso de Mirabel y Bruno, quienes a pesar del ambiente de alegría y emoción por la boda de Dolores, no pueden llegar a compartir el mismo grado de emoción.
Nadie lo ve porque no saben, pero en el ambiente se encuentra una extensa nube de sentimientos sin resolver que van desde el anhelo, la decepción y el dolor.
Mucho, mucho dolor.
¿Cómo puede algo emocional sentirse tan físicamente? Se pregunta Mirabel, quien a pesar de haber sentido durante muchos años ese desplazamiento silencioso de su familia el desamor no se le compara para nada.
Sonrisas vacías, afirmaciones mentirosas y ojos esquivos había sido la regla para ambos durante toda esa semana. Mirabel intentó a toda costa acercarse a su tío, pero él simplemente se alejaba como si ella fuera la manifestación de todos los males del mundo, dolía tanto ese rechazo que se estaba empezando a manifestar en su garganta cada vez que hacia un esfuerzo enorme por no llorar. Aquella noche estaba dispuesta a esconder sus sentimientos por el resto de su vida hasta que por casuales de la vida lo escuchó, su corazón quería estallar, su pecho era cálido, sus piernas dejaron de funcionar y el aire de sus pulmones parecía haberse extinguido.
Él quería que ella fuera su esposa.
Las emociones más lindas que había sentido en su vida fueron como un florecer sobre su vientre, ver que esos labios la deseaban tanto como los de ella a él simplemente fue como la explosión de un sueño cumplido.
Pero de pronto, se extinguió.
Se quedó ahí, iluminaba solo por la vela abandonada, tardó un tiempo en volver pues aún guardaba una pequeña esperanza en que volviera y se abalanzara a ella para besarla hasta que sus labios se agrietaran, pero eso nunca ocurrió, desde entonces, lo único que ha obtenido es una indiferencia que ardía en todo su cuerpo como si el infierno mismo se instalara en su piel.
Pero el mundo sigue, la vida sigue y aunque ella se encontrara en un punto de su vida donde no sabía hacia donde correr debía hacer su mayor esfuerzo por hacer que la ocasión fuera perfecta, incluso se le regaló a Dolores unos tapones de oídos especiales para que su audición fuera la del promedio y así no tuviera que preocuparse por más que por verse lo más hermosa posible para su futuro marido.
—Mirabel, ¿estas escuchando? —Preguntó su abuela con enojo, sacándola de sus pensamientos.
—Ah, sí. —Dijo con simpleza mientras jugaba con almuerzo.
—Bien, me alegro que estés de dispuesta a tener una cita con Alejandro—Mirabel miró a la mujer con horror, ¿de qué se había perdido? —Siento que si le das una oportunidad podrían hacer una excelente pareja. —Alma lo meditó un momento—Claro, si eso es lo que deseas.
Mirabel miró de reojo a Bruno, quien se limitaba a ver su plato, como si estuviera ajeno a la conversación, pero ella sabía que estaba escuchando atentamente.
Ahora lo sabía.
—Si, claro—Se dio una palmada en el rostro mentalmente pues esa no era la respuesta que quería dar, pero una pequeña parte vengativa y maliciosa quería hacer sentir a su tío un poco del rechazo que le estaba ofreciendo.
—Ya estoy lleno—Comentó el hombre levantándose abruptamente de la mesa, todos lo miraron atentos al salir, pero nadie se atrevió a comentar respecto a que había dejado prácticamente toda la comida.
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¿Dónde está el árbol? | MiraBruno
FanficLA IMAGEN USADA EN LA PORTADA PERTENECE A @Litel27 en Twitter. Aquella mañana no hubo buñuelos, ajiacos ni mucho menos arepas en la cocina, el tinto no estaba hecho y el característico olor a leña era lo menos importante en ese momento. Aquella mañ...