Mr Tomlinson

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Harry tocó la puerta de la casa de su novio por tercera vez, no traía su teléfono para llamarlo, por lo que tuvo que esperar allí y contenerse de no pegar un grito, pues hacía bastante frío afuera y ya estaba comenzando a nevar.

Su nariz estaba ligeramente roja y lo último que Harry deseaba era resfriarse. Alzó su mano para tocar la puerta otra vez, pero su mano se detuvo en el aire cuando alguien la abrió.

Harry abrió un poco los ojos y alzó sus cejas al toparse con unos ojos azules y una barba descuidada, sin embargo no eran las facciones de su novio.

—¿Como estás, Harry? Pasa, adelante.

Harry sonrió ligeramente y entró al caliente hogar con alivio. La puerta fue cerrada a sus espaldas y él se dió la vuelta para encarar al hombre detrás de él.

Antes de preguntar cualquier cosa, se quitó su abrigo y lo colgó en el perchero junto a la puerta.

—Es un gusto verlo Señor Tomlinson. ¿Está Luke?

El suegro de Harry le dedicó una suave sonrisa, mientras pasaba por su lado como señal de que se dirigiesen al living. Harry no estaba muy familiarizado con la casa del padre de su novio, pues hace solo dos meses que Luke se había mudado con él.

Sus padres eran divorciados y luego de muchos problemas familiares, Luke decidió vivir un tiempo con su padre. Sin duda, prefería la compañía de su madre en sus visitas a su novio, porque por lo menos su madre no se insinuaba constantemente a Harry.

—Se está duchando, pronto bajará. Siéntate.

Harry dudoso, asintió y se acomodó en el sillón frente al Señor Tomlinson.

El problema era que repetidas veces, aquel hombre frente a él, desde que lo conoció cuando su relación con Luke iba empezando hace alrededor de un año, él ha estado "coqueteando" si se le podría llamar así, con él. Y ahora aquello era mucho más intenso desde que Luke se mudó con él pues tenía que verlo cada vez que visitaba a su novio.

Es más amable de lo normal y fuerza algunas situaciones para pasar tiempo a solas con él, aquello el rizado no lo podía pasar por alto, creía que estaba loco al principio, pero las cosas se volvieron más intensas, hasta el punto donde ya es totalmente descarado y Harry sinceramente no sabe como reaccionar.

Era un hombre de treinta y tantos, con facciones filosas, cuerpo delgado pero bien definido y una mirada penetrante. Su barba descuidada lo hacía ver condenadamente sexy y su marcado acento se deslizaba de forma deliciosa por sus rosado labios. Aquel espectáculo no podía ignorarse, pero Harry tenía los pies en la tierra, y no podía permitirse aquel paraíso en su vida, pues estaba totalmente prohibido.

—¿Quieres algo de comer Harry? —ofreció el Señor Tomlinson amablemente.

Harry se lo pensó unos segundos sin saber que decir realmente, solo estaba allí pensando si era buena idea pedirle algo o sería mucho molestar. El silencio fue un poco largo, ya rayando lo incómodo, por eso el Señor Tomlindon habló de nuevo, intentando "romper el hielo" —Puedes pedirme lo que quieras.

Y ahí estaba. Harry bajó la mirada y soltó el aire en sus pulmones, evidentemente nervioso y sin palabras. Miró al piso por un largo rato y pudo formular un tembloroso: —A-agua. Por favor.

Louis sonrió de medio lado y satisfecho con la situación, se dió la vuelta para ir a la cocina por la petición de Harry.

A Louis le encantaba jugar con Harry, se le hacía un tanto gracioso como se sonrojada y se quedaba sin palabras la mayoría de las veces. Tan solo era un chico de 17 años, pero desde el primer momento generó en Louis algún tipo de necesidad carnal, que no había desaparecido con el pasar del tiempo; de hecho cada vez que ese niño visitaba su casa, era una dolorosa ereccion con la que tenía que lidiar, tan solo de verlo caminar o hablar con él.

Our Songs - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora