Daddy

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Inspirado en el corto de 2019, Daddy por Christian Coppola. Recomiendo de ojos cerrados que lo vean antes de leer, solo les tomará unos minutos.

No es exactamente la misma historia.

Soft*

Harry caminó por Time Square sintiendo el frío calar por sus huesos, llevaba un traje negro a la medida y una chaqueta de cuero encima de este. Había recogido su cabello en un moño, pues el viento estaba fuerte esa noche.

Harry se sentía extraño en esas ropas tan costosas y bien hechas, que nunca podría permitirse. El Señor Tomlinson las había enviado para él, irían al Hotel Plaza, por lo que Harry no podía simplemente llegar con su ropa barata.

Harry era scort, a eso se dedicaba desde hace algunos años. Era duro, era más duro de lo que cualquiera pudiese imaginar. Había algo de repulsión en el asunto, tener que entregar tu cuerpo por deber y no por placer, es una de las cosas que aún le cuestan. Pero el hecho de tener que fingir que aquello le gustaba, era lo peor de todo.

Ser sensual cuando no deseaba serlo, fingir estar excitado por una persona que no te atrae en lo más mínimo, y que en muchos casos, te desagrada. Era más duro de lo que cualquiera pudiese imaginar., pero no tenía otra forma de ganarse la vida.

Un Rolls Royce color negro, bastante discreto a pesar de todo, se detuvo a unos metros de él, en la calle principal. Harry supo que esa era su señal, y caminó a paso relajado hacia el vehículo.

La costumbre de su trabajo no implicaba que Harry no sintiese nervios respecto a ello. Sentía su pulso acelerado y un leve temblor en sus manos, que no sabía si atribuirlo al frío de New York o a su pequeño ataque de ansiedad mientras da cortos pasos, a pesar de sus largas piernas, hacia el vehículo que espera por él.

Una vez cerca, ya no podía arrepentirse. Bueno, desde que ese cheque fue entregado en sus manos por una buena suma de dinero, y lo aceptó dudoso, ya no tuvo vuelta atrás. Desde que aquellas bolsas costosas fueron entregadas en su lúgubre departamento al este de la ciudad, ya no tenía elección.

Harry trató de convencerse que aquel era un trabajo más, solo un encuentro como cualquier otro. Un hombre desesperado por compañía que tenía el dinero suficiente como para pagar por ella.

El problema de todo esto, es que no había visto nunca a el dichoso Señor Tomlinson en persona.

Un chófer bajó del lujoso auto y abrió la puerta trasera para él. Harry saludó tímido con un asentimiento de cabeza, y se adentró al auto. Se sentó en el asiento junto al que supuso sería el hombre que había contratado sus servicios, sin direigirle la mirada, sólo se sentó y secó el sudor de sus manos en ese caro pantalón.

Estaba jodidamente nervioso, sobre todo porque aquel encuentro requería de algo especial, que Harry nunca en su vida había hecho; todo el tiempo fingía, pero nunca había fingido ser otra persona.

—Hola muchacho.

Harry relamió sus labios y decidió mirar al hombre junto a él. Él esperaba un anciano decrépito o un hombre muy feo, como solían ser sus clientes. Pero para su sorpresa, era un hombre de mediana edad, al rededor de 45 años, de ojos azules y facciones filosas, pero con mirada amable y una sonrisa ligera. No era para nada feo, simplemente se veía un poco demacrado con algo de tristeza tiñendo sus facciones.

Harry tenía que ser educado, pero no sabía que decir, se había quedado totalmente sin palabras debido al nerviosismo; así que se limitó a mirarlo a los ojos y darle una ligera sonrisa sin dientes.

Harry estaba algo incomodo, pero para su suerte el Señor Tomlinson no intentó hablar más con él, y antes de lo esperado ya habían llegado al Hotel Plaza.

Our Songs - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora