✰IᘔᑌKᑌ ᗰIᗪOᖇIYᗩ✰

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—Aizawa-san I just landed. Where are you?

—Te estoy esperando afuera —fue lo único que dijo antes de colgar la llamada.

Un peliverde pecoso se encontraba en esos momentos recorriendo el aeropuerto en busca de la salida y de su mánager. Hacía un tiempo no pisaba Japón, por lo que perderse era algo normal. Al cabo de unos minutos, en los que algunas personas le pidieron fotos o algún autógrafo, por fin había llegado a aquel auto negro que le pertenecía al mayor.

—¡Bonjour Aizawa-san!

—Izuku ¿Qué hablamos sobre mezclar todos los idiomas que conoces? apenas y logró entenderte.

—Lo siento...es la costumbre —rió apenado hablando por fin Japonés,

—¿Estuvo bien el vuelo? — preguntó poniendo en marcha el automóvil.

—¡SÍ! Las azafatas fueron muy amables conmigo —sonrió.

—Supongo que ya llamaste a tus padres.

—Claro... —desvío la vista.

—Izuku...

—¡Les envié un mensaje! Cuando llegue a casa los llamaré.

—Más te vale hacerlo, se preocuparan mucho si no lo haces.

—Tengo 21...no entiendo por qué me siguen tratando como un niño —refunfuñó molesto.

—Tal vez porque eres su único hijo y quieren protegerte, es la primera vez que vienes a Japón sin ellos.

—Por fin mi carrera se extendió más allá de Canadá y Estados Unidos, incluso logré cantar en algunos países de Europa. Sé cuidarme solo.

—Este mundo no es fácil chico —dijo el azabache.

Midoriya procesó esas palabras unos cuantos minutos, era verdad que ser parte del mundo de la fama traía consigo muchos beneficios pero también demasiadas desventajas. La privacidad era algo poco usual, hasta el momento no era del todo un problema para él pero claramente su vida antes de ascender al estrellato era completamente diferente, y aún así no cambiaría nada.
Veía las calles de Japón con encanto, el atardecer era algo muy bello de apreciar y la calma al sentirse en casa era igual de encantadora. Todo hasta que su teléfono comenzó a sonar. Creyó que podría ser su madre, pero no. Y no pensaban contestar.

—¿No vas a responder? —preguntó el mayor viéndolo por el retrovisor.

—No. No es nadie importante... —contestó volviendo así al silencio.

Al cabo de otro par de minutos se encontraba afuera de un gran edifico, el cual sería su hogar por los meses que durara su gira.

—Bien, tu presentación y ensayo son mañana. Vendré por ti en la mañana ¿Entendido?

—¡Si Aizawa-san!

—Que descanses —revolvió su enrulada cabellera verde y partió hacía la oficina otra vez. Él también debía organizar su propia llegada al país.

Midoriya recorrió su nuevo departamento y sonrió al sentir lo acogedor del lugar, abrió las cortinas del gran ventanal y logró ver en todo su esplendor como el sol poco a poco abandonaba su puesto para darle paso a la hermosa luna.
Tomó su teléfono y tuvo la intención de llamar a sus padres pero aquellos 20 mensajes y 10 llamadas lo distrajeron de esa tarea, haciéndolo leer los últimos mensajes con el ceño fruncido.

¿Dónde estás?  
8:34

Me enteré por la televisión que te fuiste a Japón ¿acaso no planeabas decirme nada?
12:36

✰ՏT4ᗪI✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora