-Dime algo que sea más mágico que esto -Dijo el chileno en suspiros.
-La verdad, no hay nada más mágico que esto -Respondió tranquilo México.
Estaban en el pequeño cerro que estaba dentro de la escuela, era su tiempo de descanso y decidieron con una simple mirada pasarla juntos.
La brisa de otoño les daba y les revolvía el cabello, sus espalda posaban en el tronco de aquel árbol de cerezo, y simplemente estaban ahí. Disfrutando de la compañía del otro.
-Chile - le llamó.
-Mm-.
-¿Cómo te gustaría tu futuro? -Preguntó acariciando algunos mechones rebeldes de la cabellera del menor.
-Mm-, supongo que me haría una casa en las montañas, lejos de gente y del ruido de la ciudad- Respondió posando su cabeza en hombro del mayor.
-Oh, ¿cómo sería esa casita?- Dijo bajando la voz.
-Sería una casita pequeña, no muy grande pero si con un gran jardín repleto de flores y copihues- Bajo su tono a un susurro, le pesaban los párpados. -¿Y sabes algo más?
-¿Qué, Chilito?
-Te llevaré conmigo, y será nuestro santuario -Dijo para quedarse dormido.
Mientras México de su rostro adornaba una sonrisa dulce como el azúcar, y sus ojitos que se achinaron al sonreír brillaban como luciérnagas, sus mejillas teñidas de carmesí. Se encontraba feliz, y deseaba quedarse así por siempre.
(…)
Era hora de la salida y el chileno estaba de puntitas para observar el interior del salón y busca del mexicano, este estaba guardando sus cosas pero fue interrumpido la voz del argentino. Sonrió.
-Vaya, no me creerás quién te espera afuera - Dijo emocionado.
-Déjame adivinar, ¿Luis Miguel? -Dijo con burla.
-¿Serás pelotudo?, ¿o te caíste al nacer?
-Auch -Posicionó una mano en su pecho de forma dramática.
-En fin -Dijo quitándole importancia a la escena del mexicano, - Está Chile, y creo que te está esperando.
El corazón del mexicano dió un vuelco, sus mejillas se tornaron de carmesí, y sonrió mirando a cualquier lado.
¿Así se siente estar enamorado?
-Oye pelotudo, te lo dije para que vayas con él y no te quedes como idiota aquí parado, ¡anda por tú hombre! -Exclamó emocionado.
-¡Apoyo a la causa! -Dijo Perú que estaba entré los otros dos.
-E-Eh, c-claro, voy, yo puedo hacerlo, ¿y que voy hacer?, no sé, ay creo que entre en pánico, ayuda -Dijo todo de corrido.
-Este lo parió un teletubi -Susurro frotándose la sien.
-Es que está chiquito, hay que cuidarlo -Dijo Perú.
Y en un momento México observó aquello, sus dos amigos de alguna manera lo ayudaban a calmarse, sonrió dulcemente, y los abrazo por los hombros. Los otros dos quedaron confundidos.
-Gracias -Susurro, se alejó y agarró su mochila. -Luego les cuento el chisme -Dijo para luego irse y era verdad, Chile le esperaba, solo a él.