🍒 La mañana siguiente

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Su cuerpo se removió entre las calientitas mantas, disfrutando el roce de su piel al desnudo con la calidez de la tale; se deslizó hasta voltear su cuerpo, quedando su torso y pecho pegado a la cama

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Su cuerpo se removió entre las calientitas mantas, disfrutando el roce de su piel al desnudo con la calidez de la tale; se deslizó hasta voltear su cuerpo, quedando su torso y pecho pegado a la cama. Se tomo su tiempo para estirarse, suspirando al volver a relajar sus músculos; poco a poco fue despertando, asimilando un poco más la suavidad y la comodidad de su lecho. Volvió a esconder su cabeza entre las almohadas para tratar de volver a su mundo de los sueños, aun no despertaba por completo o por lo menos no quería hacerlo.

Como era costumbre, o más bien lo que llamaría un mal hábito, busco con el brazo su celular sobre la superficie, encontrándose solo con más extensión de esa cama. No recordaba que su cama fuera tan grande

Con la duda, no tuvo de otra más que levantarse, al instante que separo su cabeza de las almohadas una jaqueca le golpeo, alentando aún más el proceso de razonamiento de su cabeza. La luz le incomodo, aumentando su jaqueca; la brisa fresca de las mañanas le dio la bienvenida, erizándole la piel al instante; queriendo volver entre las cobijas, pero su acción se vio interrumpida por un dolor agudo que le recorrió desde su espalda baja hasta el otro extremo de su columna.

Soltó un quejido, tratando de reprimirlo entre sus labios; detuvo cualquier movimiento para evitar ese molesto dolor. ¿Qué carajos había hecho por la noche? Parecía haber sido arrollado por un camión.

Se sorprendió al darse cuenta del lugar donde estaba. Los ventanales permitían la entrada la luz del sol al amanecer, iluminaban con rayos rosas y anaranjados la habitación. Ese lugar era bastante amplio, decorado tan fino y elegante que le desconcertaba como había ido a dar justamente ahí. El no encajaba en ese ambiente como para haber llegado hasta ahí.

Pese a la jaqueca, los engranajes dentro de su cabeza empezaban a funcionar; recordando un poco sobre lo del día anterior. Las sábanas se deslizaron un poco, dejando aún más al descubierto su cuerpo; se miró así mismo para finalmente caer en cuenta que estaba totalmente desnudo. Su mirada viajo esta vez por toda la habitación en busca de su ropa, encontrándola esparcida por varias partes, sobre la cama, en el piso, incluso sobre uno de los sillones que decoraban el cuarto.

Su rostro se tornó de un fuerte color rojo, así como los tomates. Empezaba a unir las piezas, teniendo la respuesta a su duda: había tenido sexo.

Con cuidado, se levantó de la cama, aun cuando el dolor de en sus caderas hizo torpes sus movimientos. Del vestidor tomo una bata blanca para cubrirse en lo que reunía todas sus prendas; al estar frente al espejo del vestidor pudo contemplarse mejor. Algunas partes de su cuerpo se encontraban con pequeñas marcar rojas, su cuello y pecho eran las zonas con más presencia de estas marcas. Lo que más le alarmo, fueron aquellas marcas con un leve tono morado sobre sus caderas, tenían similar a los dedos. Suspiro una vez más, al parecer no había sido el activo durante el sexo; eso explicaba el dudoso dolor de sus caderas.

Ya no sabía que esperar de esa aquella noche.

Salió de la habitación principal para ir a explorar el lugar; no perdió la oportunidad de poder admirar la elegante decoración y la preciosa vista que tenia de la ciudad desde ese cuarto. Ese lugar debía costar bastante, ni siquiera con el sueldo de un año podría permitirse esos lujos.

~Sweet Cherry~ [JotaKak] (HAITUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora