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New York, también conocida como la ciudad que nunca duerme

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New York, también conocida como la ciudad que nunca duerme. Una de las ciudades más grandes y conocidas en el mundo, con gran número de habitantes en ella. Cede de un gran número de museos, galerías de arte y fotografía, centros bancarios, sin fin de tiendas lujosas o de empresas multimillonarias.

Siendo tan joven, Jotaro ya debía cargar con responsabilidades tan grandes como lo son una empresa. El estrés era lo que lo acompañaba día con día, desde que despertaba por la mañana hasta cuando se iba a dormir; juraba que este paso le saldría canas a temprana edad o tal vez padecería de alguna enfermedad; sin embargo, nunca demostró ante los demás ningún signo de este estrés, ante los ojos de todos él era la personificación de la palabra "perfección"

Una vez más se encontraba en su oficina como solía estarlo todos los días a temprana hora, leyendo un sin fin de papeles, firmándolos o simplemente dejándolos de lado, escribiendo en la computadora su escritorio o en ocasiones se daba pequeñas pautas de descanso en los que solo se recargaba sobre el respaldo de la silla mientras fumaba otro cigarrillo; la nicotina lo relajaba por momentos. En eso se resumía su día a día, su agenda se encontraba tan llena que los únicos lugares al que iba eran solo por cuestión de trabajo.

- Yare yare daze - suspiro al pensar la carga de trabajo que le seguía y le seguiría esperando, apagando el cigarro sobre el cenicero para posteriormente sobar un poco su cuello para disminuir una la tensión de sus músculos.

Se levanto de la silla para caminar hasta el enorme ventanal que iluminaba el lugar, con una mano metida en el bolsillo de su pantalón y la otra aflojando un poco el nudo de su corbata; observo la enorme ciudad que lo rodeaba, durante todo el día no había notado el espléndido clima que había: soleado y con un cielo pulcramente azul, perfecto como para pasarlo afuera. Sabía que no podría darse ese lujo.

- ¡Bonjour, mi malhumorado amigo! - un peliplateado abrió las puertas del lugar sin previo aviso, siendo azotadas por la fuerza ejercida - Ay...ups -

- ¡Oiga ya le dije que no puede pasar! Discúlpeme mucho, señor Kujo. Le dije que no se encontraba, así como usted me ordeno y aun así se atrevió a pasar, discúlpeme mucho las molestias - se escuchó la voz de una mujer detrás del intruso, era la secretaria notablemente nerviosa por lo sucedido - ¿Llamo a seguridad? - El francés ofendido volteo a verla

- No es necesario. Puedes retirarte - ordeno el pelinegro sin despegar la mirada del ventanal

Haciendo caso a lo dicho anteriormente, la mujer hizo una leve reverencia y salió de la oficina cerrando las puertas detrás de ella, dejando al par de hombre solos.

- Eres un buen mentiroso, pero te conozco. Sabía que estabas aquí de todos modos -

- Polnareff, aun si ordenara no ver a nadie serias capaz de saltarte toda seguridad - volteo finalmente a verlo, caminando de nueva manera hacia su escritorio para seguir con el trabajo.

~Sweet Cherry~ [JotaKak] (HAITUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora