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Un rubio de cansada mirada se encontraba preparando una caliente bebida para empezar su día, unas ya levemente marcadas ojeras se podían observar bajo sus ojos, toda esta semana un único tema había rondado en su mente. Más no era momento para ello.
- Debería preparar algo especial?- Cuestionó para sí mismo, sabiendo que en aquel vació lugar no tendría respuesta alguna. Un suspiro salió de sus rosados labios para luego agitar levemente su cabeza en señal de negación y por primera vez en el día perder su mirada por unos momentos en aquel frasco que en la repisa había.
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- Si tan solo....- Comentó para si mismo mientras comía aquel azucarado cereal tomando con innecesaria fuerza el cubierto en su mano, y una expresión frustrada en su rostro. Más no era momento para ello.
Él llegaría a medio día, lo saludaría con su arrogante pero linda sonrisa y pasarían toda la tarde juntos como siempre lo solían hacer, hasta el momento en el que menor quiera irse. ¿Realmente estaba bien con ello?. Este día tenía que hacerlo diferente, eso no podía pasar, no de nuevo.
Antes de darse cuenta su mirada se volvió a la puerta, esperando a que de un momento a otro el dueño de su mente, sentimientos y vida en general apareciera por la misma.
De inconsciente manera su mirada se había perdido por bastante tiempo en aquella puerta hasta que sus curiosos ojos voltearon su vista a el reloj en la pared cuyas manecillas parecían tardar horas en moverse, en estos momentos señalando exactamente 11:58 am, el rubio movía ansiosamente su pierna al mismo momento que cierto miedo lo empezaba recorrer. ¿Qué le hace creer que esta vez sería diferente?.
Tres golpes se escucharon en la puerta.El joven de cicatriz sin dudar corrió hacia la puerta para abrir esta misma encontrando una escena que una extraña sensación le causaba.
- Inupi!- Exclamó un peli-negro recibiendo gustoso el abrazo que el mayor le daba, incluso sintiendo como una pequeña lágrima del mismo mojaba su ropa. - Estas bien?-
- Mejor que nunca - Comentó el de clara mirada, acomodando su postura con una gran sonrisa en el rostro - El tan solo verte mejora por completo mi día- No lo iba a negar, cada maldito segundo que pasó para ese momento le había sido un martirio total.